Hoy hemos tenido que cortar cuatro ramas de nuestro tronco de Brasil, una enorme planta que ya hace meses que llegó al techo… lleva con nosotros cuarenta años y se ha convertido en un verdadero árbol.  

Querido lector, piensa en cuántas cosas ocurren en tu día a día que tienen que ver con la ética, los valores y el respeto. Seguramente, te vendrán a la mente unas cuantas, sobre todo relacionadas con la política, la medicina, la economía o la religión.  

Tengo que reconocer que soy afortunado. De entrada estoy vivo y razonablemente sano, al menos de cabeza. No tengo mucho dinero pero me da para ir al cine de vez en cuando. Hay gente que me quiere, unos más y otros menos, y yo quiero a mucha gente, a unos más y a otros menos, en función de la cercanía, del roce, de compartir objetivos y gustos... En fin, que no me puedo quejar, que me siento afortunado.  

FELIZ NAVIDAD, así suele empezar cualquier felicitación navideña. Así sin más, Feliz Navidad, y ¿qué pasa cuando la navidad no es feliz?, ¿qué pasa cuando no te gustan estas fechas?, ¿qué pasa si estás en un momento complejo a nivel personal, de salud o de la índole que sea?, ¿qué pasa si echas de menos mucho a una persona que ya no está?, ¿qué pasa si sientes algún tipo de rechazo en juntarte con ciertos familiares?, ¿qué pasa si sientes que las navidades tienen que ser de una manera diferente a como las vives cada año?  

“Agradece lo bueno del pasado, agradece también lo malo del pasado que te permitió aprender… y agradece lo que está por venir.
Con la gratitud lo malo se esfuma, lo bueno se queda y viene lo mejor”.  

Cuando escribo estas líneas falta menos de un mes para acabar el año y llevo unos días dándole vueltas acerca de las decisiones que voy a tomar para el año que viene. Aparte de la de siempre, adelgazar, quiero estar muy atento a lo que suceda a mi alrededor; sí, porque tengo la impresión de que se van a mover muchas cosas, tanto a nivel personal como social y no me las quiero perder por estar distraído con otras, ésas que se empeñan en llamar nuestra atención cuando sabemos de sobra que no sirven para nada, salvo para hacernos perder el tiempo y de eso todos sabemos mucho.  

No insistan por favor. No paso hambre, ni necesidad. Frío lo justo. No tengo más piel para más ropa, ni más armario para más objetos. No necesito más cosas. Necesito más calma, más comprensión, más compasión..., pero el Black Friday no me coloca al alcance nada de ello. No quiero más cosas; quiero más cimas, más bosques, más amaneceres… pero el delirio del consumismo no considera nada de ello.  

El sentido del humor es un estado de ánimo que capacita al individuo para que pueda relativizar críticamente toda clase de experiencias afectivas, ya sea hacia situaciones eufóricas o bien depresivas. Estamos hablando, pues, de una manera de enfocar y de tomarse la vida, de un estado de ánimo que afecta a todo el mundo y que necesita un cierto punto de madurez personal.  

Paseaba Sócrates por un mercadillo como los de ahora y se le ocurrió esta frase: «Cuántas cosas venden en este mercado que no necesito». Esa frase la he repetido en algunas ocasiones cuando he entrado en un centro comercial de estos de estilo americano que han proliferado por todo el país. Tiendas de ropa, restaurantes, hipermercados, tiendas de electrónica... En fin, ¡compre, compre, compre!