Yo la miraba con una sonrisa y me daba cuenta de que esta mujer unía la humildad a la compasión y que su corazón era un generador tremendo de amor.
Me dejaron impresionado los relatos que me comentaba por la forma en que ayudaba a esas personas buscándoles casa, trabajo, ropa, comida, les bañaba, les cortaba el pelo... Y eso me hizo pensar en la cantidad de veces que yo miro para otro lado cuando veo a alguien pidiendo limosna o simplemente les digo «no», argumentando internamente no sé cuántas excusas.
La verdad es que es difícil saber si con tu limosna estás ayudando o no. Sé que hay pequeñas mafias que ponen a mujeres y niños a pedir sin ningún escrúpulo y luego, de lo que reciben, solo les dan un pequeño porcentaje. Pero eso no es excusa para justificar mi negativa a aportar un pequeño donativo.
Normalmente, suelo dar comida en la puerta de los supermercados, que es donde suelen ponerse las Ong’s o las personas necesitadas, y también entrego ropa que está en muy buen estado e incluso sin estrenar, pero tengo la impresión de que debería hacer algo más, en este caso algo que no tenga que ver directamente con cosas materiales como, por ejemplo, pasar consulta de ME.DI.CA. de forma gratuita una vez al mes a personas con problemas físicos y que carezcan de recursos económicos.
Sé que de lo que das recibes mucho más y, por tanto, hay que dejarse guiar por el corazón y no por la mente. Así que voy a organizar mi tiempo a partir de ahora para ser útil en este tema de las limosnas o de otro tipo de ayuda a necesitados, para por lo menos poder dar un poco de esperanza en tema tan delicado como es el de la salud.
Me dejaron impresionado los relatos que me comentaba por la forma en que ayudaba a esas personas buscándoles casa, trabajo, ropa, comida, les bañaba, les cortaba el pelo... Y eso me hizo pensar en la cantidad de veces que yo miro para otro lado cuando veo a alguien pidiendo limosna o simplemente les digo «no», argumentando internamente no sé cuántas excusas.
La verdad es que es difícil saber si con tu limosna estás ayudando o no. Sé que hay pequeñas mafias que ponen a mujeres y niños a pedir sin ningún escrúpulo y luego, de lo que reciben, solo les dan un pequeño porcentaje. Pero eso no es excusa para justificar mi negativa a aportar un pequeño donativo.
Normalmente, suelo dar comida en la puerta de los supermercados, que es donde suelen ponerse las Ong’s o las personas necesitadas, y también entrego ropa que está en muy buen estado e incluso sin estrenar, pero tengo la impresión de que debería hacer algo más, en este caso algo que no tenga que ver directamente con cosas materiales como, por ejemplo, pasar consulta de ME.DI.CA. de forma gratuita una vez al mes a personas con problemas físicos y que carezcan de recursos económicos.
Sé que de lo que das recibes mucho más y, por tanto, hay que dejarse guiar por el corazón y no por la mente. Así que voy a organizar mi tiempo a partir de ahora para ser útil en este tema de las limosnas o de otro tipo de ayuda a necesitados, para por lo menos poder dar un poco de esperanza en tema tan delicado como es el de la salud.