Hemos herido a la Tierra Madre,
en el vértigo de comprar y vender,
olvidando que somos parte de ella.
Y ahora, amigos, los cuerpos y el alma del mundo andan al desabrigo, enferma la belleza.
Hemos roto el puzle de la concordia, sus distintos colores enfrentados, las piezas alejadas, sin encontrar su sitio.
Y ahora, amigos, nos urge reinventar la utopía y la palabra,
crear guaridas de afectos que nos unan.
Vienen días de incertidumbre y cambios, de amparar la alegría, encender una antorcha.
Es la hora, amigos, de abrazarnos y decirnos que hay tiempo para seguir cosechando la esperanza.
Desde ahí, de la mano, estamos convocados a trabajar en las fronteras de imaginar lo imposible y confiar en lo improbable.
¡Feliz, lúcido y esperanzado 2020!
en el vértigo de comprar y vender,
olvidando que somos parte de ella.
Y ahora, amigos, los cuerpos y el alma del mundo andan al desabrigo, enferma la belleza.
Hemos roto el puzle de la concordia, sus distintos colores enfrentados, las piezas alejadas, sin encontrar su sitio.
Y ahora, amigos, nos urge reinventar la utopía y la palabra,
crear guaridas de afectos que nos unan.
Vienen días de incertidumbre y cambios, de amparar la alegría, encender una antorcha.
Es la hora, amigos, de abrazarnos y decirnos que hay tiempo para seguir cosechando la esperanza.
Desde ahí, de la mano, estamos convocados a trabajar en las fronteras de imaginar lo imposible y confiar en lo improbable.
¡Feliz, lúcido y esperanzado 2020!