Si soy tu bebé, por favor, TÓCAME. Necesito de tu caricia de una manera que tal vez nunca sepas.
Tu cariño transmite seguridad y amor.
Si soy tu niño, por favor, TÓCAME. Aunque yo me resista. Insiste, demostrando un modo de atender mis necesidades.
Si soy tu adolescente, por favor, TÓCAME. No pienses que por estar crecido no necesito de tus abrazos cariñosos, de una voz tierna. Cuando la vida se hace difícil, el niño que hay en mí te vuelve a necesitar.
Si soy tu amigo, por favor, TÓCAME. Nada como un abrazo afectuoso para saber que yo te importo. Un gesto de cariño cuando estoy deprimido me garantiza que soy querido, y me reafirma que no estoy solo. Tu gesto de consuelo tal vez sea lo único que yo consiga.
Si soy tu pareja, por favor, TÓCAME. Tal vez pienses que tu pasión basta, pero son tus brazos los que detienen mis temores. Necesito de tu toque tierno, para recordar que soy amado apenas porque yo soy yo.
Si soy tu hijo adulto, por favor, TÓCAME. Aunque tenga mi propia familia para abrazar, todavía necesito tus brazos cuando me lastimo. NO TENGAS MIEDO, SIMPLEMENTE TÓCAME...
Si soy tu padre, ya mayor, Por favor, TÓCAME. Del mismo modo que me tocaban cuando yo era pequeño y da calor a mi cuerpo cansado con tu proximidad. Mi piel, ahora marcada, necesita ser acariciada. NO TENGAS MIEDO… SIMPLEMENTE TÓCAME.
Si soy muy anciano, te lo pido TÓCAME; no sabes lo que añoro saber que no soy un estorbo y que quiero sentir que me quieren como antes...
HAZLO, SIMPLEMENTE HAZLO...¡TÓCAME !
Toca, ahora para que puedas sentir la vida… Mientras puedas… ¡Tócame!