Cuando uno está un poco harto de seguir instrucciones ajenas, reglas incomprensibles, dictadas a dedo sin venir a cuento... caminar por el campo es la mejor terapia, si es que dejamos algo de naturaleza por donde caminar.
¿Caminar por un territorio antes abierto y ahora quemado como terapia? El dolor producido por tantos incendios como están ocurriendo, no solo en España sino también en otros muchos países, unos producidos directamente por la mano de desalmados y otros generados por las circunstancias climatológicas, estas últimas también producidas de alguna manera por los seres humanos con su desidia a la hora de hacer efectivos los acuerdos a los que llegan los dirigentes mundiales para atajar el cambio climático y que con tanta euforia exponen a la sociedad… Como decía, ese dolor solo es comparable al de la pérdida de un ser querido. Una colilla mal apagada, una barbacoa que se nos va de las manos, un monte sin limpiar por falta de recursos y de personal… son solo algunas de las causas que generan el horror que estamos viviendo este verano.
Las constantes olas de calor que estamos sufriendo, las inundaciones, la desaparición de los hielos en los polos, los volcanes, los huracanes… tienen toda la apariencia de ser avisos de la Madre Naturaleza ya que, aunque siempre han existido estos fenómenos, no es menos cierto que últimamente están siendo exagerados.
Deberíamos pedir perdón por todo el daño que como humanidad estamos produciendo, por la muerte indiscriminada de animales y vegetales, por la desaparición de miles de especies de este planeta, por la contaminación de nuestros ríos y mares que llevan a la muerte a millones de animales marinos, por las masacres que unos seres llamados “civilizados” estamos generando a delfines y ballenas con la excusa de alimentarnos de ellos. Y no hablo ya de las corridas de toros, de los safaris que acaban con elefantes, con leones y otros animales que viven en libertad sin hacer daño a nadie, por el puro placer de matar. Eso se llama asesinato con premeditación y alevosía, que no le llamen deporte, por favor.
¿Caminar por un territorio antes abierto y ahora quemado como terapia? El dolor producido por tantos incendios como están ocurriendo, no solo en España sino también en otros muchos países, unos producidos directamente por la mano de desalmados y otros generados por las circunstancias climatológicas, estas últimas también producidas de alguna manera por los seres humanos con su desidia a la hora de hacer efectivos los acuerdos a los que llegan los dirigentes mundiales para atajar el cambio climático y que con tanta euforia exponen a la sociedad… Como decía, ese dolor solo es comparable al de la pérdida de un ser querido. Una colilla mal apagada, una barbacoa que se nos va de las manos, un monte sin limpiar por falta de recursos y de personal… son solo algunas de las causas que generan el horror que estamos viviendo este verano.
Las constantes olas de calor que estamos sufriendo, las inundaciones, la desaparición de los hielos en los polos, los volcanes, los huracanes… tienen toda la apariencia de ser avisos de la Madre Naturaleza ya que, aunque siempre han existido estos fenómenos, no es menos cierto que últimamente están siendo exagerados.
Deberíamos pedir perdón por todo el daño que como humanidad estamos produciendo, por la muerte indiscriminada de animales y vegetales, por la desaparición de miles de especies de este planeta, por la contaminación de nuestros ríos y mares que llevan a la muerte a millones de animales marinos, por las masacres que unos seres llamados “civilizados” estamos generando a delfines y ballenas con la excusa de alimentarnos de ellos. Y no hablo ya de las corridas de toros, de los safaris que acaban con elefantes, con leones y otros animales que viven en libertad sin hacer daño a nadie, por el puro placer de matar. Eso se llama asesinato con premeditación y alevosía, que no le llamen deporte, por favor.
¿Ficción o realidad?
Seguramente, todos habréis visto películas en las que un perturbado o un megalómano quieren hacerse dueños del mundo sin importarles cuántos seres humanos mueren en ese proceso. Lo que parece pertenecer al mundo de la ficción se está produciendo en la realidad con pequeñas variaciones, y no es solo un perturbado el que provoca las guerras y las amenazas nucleares para conseguir proclamarse utópicamente el “rey del mundo”, es que la humanidad genera este tipo de personajes cainitas desde los tiempos de Adán y Eva, tan solo tenemos que mirar la historia para reconocer a estos protagonistas de nuestros peores sueños. El deseo de matar a otros seres vivos no es patrimonio solo de los megalómanos sino que parece estar incluido en nuestros genes, si no no tiene sentido todo lo que está ocurriendo hoy en día.
La matanza de los inocentes
Por el contrario, fíjate en los árboles, su tronco, sus ramas, sus hojas... y comprueba cómo te susurran los buenos días, ellos no se mueven de su sitio pero seguro que con su mente viajan por todo el planeta recogiendo vivencias. Los seres vegetales tienen capacidades de percepción muy desarrolladas y saben muy bien lo que está ocurriendo con sus semejantes, su miedo a morir se percibe en el ambiente y se transmite con cada soplo de aire de un país a otro, de un continente a otro. En el mundo ha habido y hay muchos Herodes que deciden la matanza de inocentes para conseguir sus propósitos, como hace dos mil años. Los seres vivos, independientemente de su especie, sean humanos, animales o vegetales, somos seres inocentes en manos de unos cuantos Herodes sin escrúpulos, así de claro.
Los árboles son amigos, por eso es incomprensible que alguien quiera quemarlos con sabe Dios qué intenciones. Así pues, si puedes pídeles perdón por los desalmados que generan los incendios, por quienes no toman precauciones a la hora de hacer fuego, por quienes no les están protegiendo... Y pide perdón a la Madre Naturaleza por toda la Vida que se extingue sin ninguna razón.
Los árboles son amigos, por eso es incomprensible que alguien quiera quemarlos con sabe Dios qué intenciones. Así pues, si puedes pídeles perdón por los desalmados que generan los incendios, por quienes no toman precauciones a la hora de hacer fuego, por quienes no les están protegiendo... Y pide perdón a la Madre Naturaleza por toda la Vida que se extingue sin ninguna razón.