Una buena solución es hacer “dieta de información”, filtrando en la medida de lo posible los contenidos que nos llegan. Y otra es recoger esa información y tomarse un tiempo de reflexión. Voy a compartir con vosotros lo que yo hago.
Cuando leo esos mensajes o artículos, a veces mi sentir interno está de acuerdo con el mensaje general que se transmite, pero… me doy cuenta de que en estos momentos de mi vida no estoy interesado en meterme en los pormenores y detalles de la información densa y concentrada que me llega, porque ahora, conscientemente, he decidido que no tengo intención de recorrer todas las carreteras secundarias que me lleven a entender (un proceso que realiza la mente y siempre es parcial y subjetivo), cuando puedo utilizar para avanzar la amplia y segura autopista de comprender (un proceso que tiene lugar en el corazón y que aporta una comprensión mucho más global, abierta y sentida, sobre todo).
Si simplificamos un poco, la situación general que vivimos es sencilla de describir: Por un lado, están las circunstancias externas, sobre las que en principio poco podemos modificar: y, por otro lado, está la gestión personal, es decir, cómo observamos y manejamos nuestros pensamientos, programas y creencias ante la información que recibimos.
También hemos de incluir en esa parte interna/personal, las reacciones emocionales y energéticas que nos provoca la información… algo que sí o sí, terminan manifestándose en nuestro cuerpo físico.
Así pues, cabría preguntarse: ¿Desde dónde hacemos la observación? ¿Desde dónde respondemos? ¿Desde dónde gestionamos?
Si lo hacemos desde la pequeña mente condicionada, programada, manipulada y terriblemente limitada de nuestra identidad humana pasajera, de nuestra personalidad externa, de nuestro ego… ¡Estamos perdidos!
Si lo hacemos desde nuestro Ser Interior, desde el sentir consciente de la VIDA que somos, desde la certeza de nuestra esencia conectada con la Inteligencia Superior, la divinidad o como cada uno quiera llamarlo… Si lo hacemos desde la consciencia de sentirnos “parte de” un TODO que cuida noche y día de la identidad humana desde la que experimentamos, aprendemos y evolucionamos… Si lo hacemos desde la sentida (no pensada) profundidad de nuestro CORAZON, que está en conexión directa con la ESENCIA misma del COSMOS del cual formamos parte en última instancia... ¡Entonces todo cambia!
Porque entonces, cuando hacemos el silencio de la mente podemos escuchar la voz de nuestra SABIDURÍA INTERIOR que nos habla y nos guía y se genera en nosotros una CERTEZA inexplicable que nos acompaña de forma natural, lo que nos ayuda a poder distinguir (sin complicadas fórmulas matemáticas...) la VERDAD de la mentira.
Y, por último, “la prueba del algodón” es el BIEN-ESTAR que experimentamos (o dicho de otra manera "la cantidad" de SER, que somos capaces de manifestar en nuestro formato humano y en nuestro día a día). Se trataría de alcanzar y mantener ese estado de conexión y de consciencia para hacerlo cada vez más habitual y estable en nosotros.
Es decir, si sentimos MAL-ESTAR, detengámonos unos instantes y observemos qué está pasando en nosotros. Hagámonos unas sencillas preguntas… pero no le preguntemos a “San Google” o a cualquier otro “experto”, preguntemos a nuestro corazón seguros de que recibiremos la respuesta más adecuada y acertada: “¿Cómo siento esta información?” “¿Cómo respondería mi corazón a esta situación?” “¿Cómo puedo gestionar esta situación de la mejor manera?” “¿Cómo superar este momento de incertidumbre?” …
Y esto es todo, como se dice ahora: “si te ha gustado dale un “like” y suscríbete a mi canal (ja,ja)”
Un abrazo muy fuerte
Cuando leo esos mensajes o artículos, a veces mi sentir interno está de acuerdo con el mensaje general que se transmite, pero… me doy cuenta de que en estos momentos de mi vida no estoy interesado en meterme en los pormenores y detalles de la información densa y concentrada que me llega, porque ahora, conscientemente, he decidido que no tengo intención de recorrer todas las carreteras secundarias que me lleven a entender (un proceso que realiza la mente y siempre es parcial y subjetivo), cuando puedo utilizar para avanzar la amplia y segura autopista de comprender (un proceso que tiene lugar en el corazón y que aporta una comprensión mucho más global, abierta y sentida, sobre todo).
Si simplificamos un poco, la situación general que vivimos es sencilla de describir: Por un lado, están las circunstancias externas, sobre las que en principio poco podemos modificar: y, por otro lado, está la gestión personal, es decir, cómo observamos y manejamos nuestros pensamientos, programas y creencias ante la información que recibimos.
También hemos de incluir en esa parte interna/personal, las reacciones emocionales y energéticas que nos provoca la información… algo que sí o sí, terminan manifestándose en nuestro cuerpo físico.
Así pues, cabría preguntarse: ¿Desde dónde hacemos la observación? ¿Desde dónde respondemos? ¿Desde dónde gestionamos?
Si lo hacemos desde la pequeña mente condicionada, programada, manipulada y terriblemente limitada de nuestra identidad humana pasajera, de nuestra personalidad externa, de nuestro ego… ¡Estamos perdidos!
Si lo hacemos desde nuestro Ser Interior, desde el sentir consciente de la VIDA que somos, desde la certeza de nuestra esencia conectada con la Inteligencia Superior, la divinidad o como cada uno quiera llamarlo… Si lo hacemos desde la consciencia de sentirnos “parte de” un TODO que cuida noche y día de la identidad humana desde la que experimentamos, aprendemos y evolucionamos… Si lo hacemos desde la sentida (no pensada) profundidad de nuestro CORAZON, que está en conexión directa con la ESENCIA misma del COSMOS del cual formamos parte en última instancia... ¡Entonces todo cambia!
Porque entonces, cuando hacemos el silencio de la mente podemos escuchar la voz de nuestra SABIDURÍA INTERIOR que nos habla y nos guía y se genera en nosotros una CERTEZA inexplicable que nos acompaña de forma natural, lo que nos ayuda a poder distinguir (sin complicadas fórmulas matemáticas...) la VERDAD de la mentira.
Y, por último, “la prueba del algodón” es el BIEN-ESTAR que experimentamos (o dicho de otra manera "la cantidad" de SER, que somos capaces de manifestar en nuestro formato humano y en nuestro día a día). Se trataría de alcanzar y mantener ese estado de conexión y de consciencia para hacerlo cada vez más habitual y estable en nosotros.
Es decir, si sentimos MAL-ESTAR, detengámonos unos instantes y observemos qué está pasando en nosotros. Hagámonos unas sencillas preguntas… pero no le preguntemos a “San Google” o a cualquier otro “experto”, preguntemos a nuestro corazón seguros de que recibiremos la respuesta más adecuada y acertada: “¿Cómo siento esta información?” “¿Cómo respondería mi corazón a esta situación?” “¿Cómo puedo gestionar esta situación de la mejor manera?” “¿Cómo superar este momento de incertidumbre?” …
Y esto es todo, como se dice ahora: “si te ha gustado dale un “like” y suscríbete a mi canal (ja,ja)”
Un abrazo muy fuerte
Eugenio_Manos Generosas
Caminante del Corazón