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Podríamos decir, en consecuencia, que el cerebro es como una emisora de radio que puede emitir y recibir en tres frecuencias diferentes: la del consciente (onda media), la del inconsciente (onda corta) y la del subconsciente (frecuencia modulada). Así pues, está comprobado que todos los seres humanos emitimos ondas cerebrales de forma constante y que las mismas tienen una longitud y una frecuencia determinadas, por lo que no se interfieren. Es decir, es como si tuvieran su propio canal, al igual que sucede con las ondas de radio.
¿Y de qué depende que una persona tenga una u otra longitud de onda? Pues de la conformación o interconexión de los cuerpos mentales de cada persona. Podríamos decir que los mensajes se desplazan a través del éter, de forma similar a como un pez se desplaza por el agua o un gas se desplaza a través del aire.
¿Y de qué depende que una persona tenga una u otra longitud de onda? Pues de la conformación o interconexión de los cuerpos mentales de cada persona. Podríamos decir que los mensajes se desplazan a través del éter, de forma similar a como un pez se desplaza por el agua o un gas se desplaza a través del aire.
¿Cómo es el proceso de transmisión telepática?
El proceso es el siguiente: todo pensamiento emitido parte del consciente de una persona, lo que activa su capa quinta del cuerpo energético o astral (reguladora de los procesos mentales) de forma que el pensamiento se desplaza a través de la substancia universal o éter que impregna todo el Cosmos.
Una vez emitidos, los pensamientos se mantienen concretos en el éter durante unos segundos y después desaparecen, como las ondas que se producen en la superficie de un lago al arrojar una piedra. Y así, el pensamiento emitido puede ser captado por otra persona durante un pequeño intervalo de tiempo, dependiendo de la intensidad del pensamiento o de la potencia del receptor; y, por supuesto, podrá ser captado incluso a grandes distancias ya que el éter lo invade todo.
Desde un punto de vista, digamos “físico”, el pensamiento del emisor penetra por las fontanelas, situadas en el centro de la bóveda craneana del receptor, excitando su glándula pineal, puente de comunicación entre el consciente y el subconsciente.
Así pues, cuando una persona transmite un pensamiento en una comunicación telepática, el cerebro envía la onda –junto con una carga energética- que activa las glándulas pineal y pituitaria del receptor. Ambas glándulas tienen un papel fundamental y son las encargadas de emitir y recibir los mensajes en una comunicación telepática.
En cuanto a la carga energética que la acompaña, tiene por misión movilizar el sistema nervioso de forma que el subconsciente del receptor reciba la orden de traducir el mensaje utilizando la voz, la escritura, o cualquier otro medio, sin que, por ello, pueda haber interferencia consciente.
Cada ser humano posee una onda mental propia que le es característica, podríamos decir que es algo parecido a las huellas dactilares.
Para que exista comunicación telepática hace falta siempre un emisor y un receptor; y si el emisor es poco potente, se necesitará un receptor potente; y viceversa. Ahora bien, para poder establecer la comunicación tiene que haber armonía en ambas partes, o algún tipo de conexión afectiva.
Una vez emitidos, los pensamientos se mantienen concretos en el éter durante unos segundos y después desaparecen, como las ondas que se producen en la superficie de un lago al arrojar una piedra. Y así, el pensamiento emitido puede ser captado por otra persona durante un pequeño intervalo de tiempo, dependiendo de la intensidad del pensamiento o de la potencia del receptor; y, por supuesto, podrá ser captado incluso a grandes distancias ya que el éter lo invade todo.
Desde un punto de vista, digamos “físico”, el pensamiento del emisor penetra por las fontanelas, situadas en el centro de la bóveda craneana del receptor, excitando su glándula pineal, puente de comunicación entre el consciente y el subconsciente.
Así pues, cuando una persona transmite un pensamiento en una comunicación telepática, el cerebro envía la onda –junto con una carga energética- que activa las glándulas pineal y pituitaria del receptor. Ambas glándulas tienen un papel fundamental y son las encargadas de emitir y recibir los mensajes en una comunicación telepática.
En cuanto a la carga energética que la acompaña, tiene por misión movilizar el sistema nervioso de forma que el subconsciente del receptor reciba la orden de traducir el mensaje utilizando la voz, la escritura, o cualquier otro medio, sin que, por ello, pueda haber interferencia consciente.
Cada ser humano posee una onda mental propia que le es característica, podríamos decir que es algo parecido a las huellas dactilares.
Para que exista comunicación telepática hace falta siempre un emisor y un receptor; y si el emisor es poco potente, se necesitará un receptor potente; y viceversa. Ahora bien, para poder establecer la comunicación tiene que haber armonía en ambas partes, o algún tipo de conexión afectiva.
La velocidad del pensamiento
La velocidad de la luz no es la máxima alcanzable, hay energías más sutiles que los fotones y que les preceden en su desplazamiento, llegando más lejos en el mismo tiempo.
En cuanto a la existencia de la telepatía, es cierto que, en el estadio de desarrollo de la mente humana, ésta suele manifestarse de forma inconsciente. ¿Quién no ha tenido experiencias de ese tipo? y resulta difícil practicarla de forma consciente y a voluntad. Pero su realidad está fuera de toda duda.
Las ondas del pensamiento podríamos decir que están formadas por energía electromagnética sublimada. No se ha podido medir la velocidad del pensamiento.
La comunicación telepática es un concepto que describe la transmisión de pensamientos, emociones, imágenes, ideas o información entre dos o más mentes sin el uso de medios físicos, como el habla, el lenguaje corporal o dispositivos tecnológicos. Aunque la telepatía ha sido un tema central en la ciencia ficción, las tradiciones espirituales y las teorías paranormales, su existencia no ha sido confirmada de manera concluyente por la ciencia.
Sin embargo, en diferentes culturas y tradiciones espirituales, la telepatía se considera una habilidad innata de la mente o el espíritu, que podría desarrollarse a través de la meditación, el desarrollo personal, la visualización creativa, o el acceso a estados alterados de conciencia.
En este contexto, la telepatía a menudo se asocia con una empatía profunda que consiste en sentir los pensamientos o emociones de los demás. Según parece los estados emocionales son los primeros “impactos” en llegar y ser captados por el receptor. También una cierta conexión espiritual, entre almas que han compartido experiencias o incluso con seres superiores.
En el ámbito de la neurociencia y la tecnología, se están desarrollando dispositivos que permiten la comunicación cerebro a cerebro mediante interfaces cerebro-computadora (BCI, Brain computer interface), es una tecnología que permite la comunicación directa entre el cerebro humano, o animal y un dispositivo externo, generalmente una computadora o una máquina. Aunque esto no es telepatía en el sentido clásico, se acerca a la idea de transmitir pensamientos entre personas a través de la tecnología.
En cuanto a la existencia de la telepatía, es cierto que, en el estadio de desarrollo de la mente humana, ésta suele manifestarse de forma inconsciente. ¿Quién no ha tenido experiencias de ese tipo? y resulta difícil practicarla de forma consciente y a voluntad. Pero su realidad está fuera de toda duda.
Las ondas del pensamiento podríamos decir que están formadas por energía electromagnética sublimada. No se ha podido medir la velocidad del pensamiento.
La comunicación telepática es un concepto que describe la transmisión de pensamientos, emociones, imágenes, ideas o información entre dos o más mentes sin el uso de medios físicos, como el habla, el lenguaje corporal o dispositivos tecnológicos. Aunque la telepatía ha sido un tema central en la ciencia ficción, las tradiciones espirituales y las teorías paranormales, su existencia no ha sido confirmada de manera concluyente por la ciencia.
Sin embargo, en diferentes culturas y tradiciones espirituales, la telepatía se considera una habilidad innata de la mente o el espíritu, que podría desarrollarse a través de la meditación, el desarrollo personal, la visualización creativa, o el acceso a estados alterados de conciencia.
En este contexto, la telepatía a menudo se asocia con una empatía profunda que consiste en sentir los pensamientos o emociones de los demás. Según parece los estados emocionales son los primeros “impactos” en llegar y ser captados por el receptor. También una cierta conexión espiritual, entre almas que han compartido experiencias o incluso con seres superiores.
En el ámbito de la neurociencia y la tecnología, se están desarrollando dispositivos que permiten la comunicación cerebro a cerebro mediante interfaces cerebro-computadora (BCI, Brain computer interface), es una tecnología que permite la comunicación directa entre el cerebro humano, o animal y un dispositivo externo, generalmente una computadora o una máquina. Aunque esto no es telepatía en el sentido clásico, se acerca a la idea de transmitir pensamientos entre personas a través de la tecnología.
Tipos de Telepatía
Telepatía Emocional: Transmisión de sentimientos o estados emocionales. Algunos creen que esta forma de telepatía ocurre de manera natural entre personas con vínculos cercanos, como gemelos o parejas muy unidas.
Telepatía Mental o Cognitiva: Comunicación de pensamientos específicos, palabras o conceptos abstractos directamente de una mente a otra.
Telepatía Visual: Transmisión de imágenes, símbolos o visualizaciones mentales.
Telepatía Mental o Cognitiva: Comunicación de pensamientos específicos, palabras o conceptos abstractos directamente de una mente a otra.
Telepatía Visual: Transmisión de imágenes, símbolos o visualizaciones mentales.
Estudios y Perspectiva Científica
La telepatía ha sido objeto de estudio en el campo de la parapsicología, aunque no se considera una ciencia convencional. Algunos experimentos clásicos incluyen:
Cartas Zener: Utilizadas para evaluar la capacidad de percibir información sin medios sensoriales. Implican el intento de adivinar símbolos específicos. Se trata de dibujos geométricos y simbólicos muy sencillos.
Experimentos de Ganzfeld: Diseñados para crear un ambiente sensorialmente reducido y evaluar si las personas pueden recibir información de manera extrasensorial.
Hasta la fecha, no hay evidencia científica sólida que demuestre la existencia de la telepatía, ya que los resultados a menudo no son replicables en condiciones controladas.
En definitiva, la telepatía sigue siendo un tema fascinante, aunque controvertido. Para algunos, es una habilidad potencial no descubierta, mientras que, para otros, es una ilusión o un mito sin base científica. Sin embargo, su exploración continúa inspirando avances tecnológicos y estudios sobre las capacidades de la mente humana.
Cartas Zener: Utilizadas para evaluar la capacidad de percibir información sin medios sensoriales. Implican el intento de adivinar símbolos específicos. Se trata de dibujos geométricos y simbólicos muy sencillos.
Experimentos de Ganzfeld: Diseñados para crear un ambiente sensorialmente reducido y evaluar si las personas pueden recibir información de manera extrasensorial.
Hasta la fecha, no hay evidencia científica sólida que demuestre la existencia de la telepatía, ya que los resultados a menudo no son replicables en condiciones controladas.
En definitiva, la telepatía sigue siendo un tema fascinante, aunque controvertido. Para algunos, es una habilidad potencial no descubierta, mientras que, para otros, es una ilusión o un mito sin base científica. Sin embargo, su exploración continúa inspirando avances tecnológicos y estudios sobre las capacidades de la mente humana.
