Programación Neurolingüística
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Existe la siguiente presuposición en PNL: “Los recursos que una persona necesita para efectuar un cambio, se encuentran ya dentro de ella”.
Quiero tratar de explicar de una manera fácil y didáctica el uso de la técnica de los anclajes dentro de la programación neurolingüística. Todos tenemos anclajes en nuestra vida, aunque no les hayamos dado la importancia debida: cuando suena determinada canción me transporta siempre a una determinada época y a un estado concreto placentero, cuando paso por un horno de pan el olor me lleva a mi infancia…..y así podríamos seguir y descubriríamos la cantidad de anclajes que se pueden despertar, porque a lo largo de la vida, todos hemos adquirido, en ocasiones sin saberlo, diferentes anclas, unas positivas que te permiten acceder a estados emocionales placenteros (refuerzan autoconfianza, creatividad, amor, alegría, serenidad, paz…) y otras negativas que nos traen recuerdos desagradables (miedos, limitaciones, baja autoestima, frustración,…).
Si queremos buscar los orígenes de este proceso nos iríamos a las investigaciones de Pávlov sobre los perros y sus respuestas condicionadas en torno a la comida, lecciones que nos contaban de niños en el colegio.
En nuestra mente se encuentra el recuerdo de experiencias que pueden aportarnos los recursos para resolver cualquier situación conflictiva en nuestra vida. La cuestión está en ¿cómo acceder a esos recursos cuando los necesitamos?. Los anclajes nos permiten acceder a esos recursos cuando nos apetezca.
¿Qué es un anclaje?
Se trata de una técnica básica en PNL que consiste en asociar un estímulo a un estado emocional.
Y llamamos “ancla” a ese estímulo que dispara el estado al que lo hemos asociado.
¿Para qué sirven los anclajes?
· En la comunicación: Para inducir un estado en mí mismo/a o en otra persona.
· Para despertar una conducta deseada.
· Generar un estado de recursos: autoconfianza, seguridad para hablar en público, en un examen, en una entrevista de trabajo, etc.
· Cambiar un ancla negativa por otra positiva.
· Cambiar la historia personal ante algún suceso traumático.
· Generar un comportamiento más adecuado ante una situación de bloqueo.
CLAVES DE LOS ANCLAJES
1. Elección del estado emocional que queremos anclar (recursos).
2. Elección del estímulo para el anclaje (VAK): Visual, auditivo o kinestésico. Las sensaciones táctiles suelen ser las anclas más utilizadas. El estímulo debe ser específico y no habitual.
3. El acceso al estado: Profundizar en la experiencia hasta encontrar el estado emocional deseado y asociarse a él: mira lo que mirabas, escucha lo que escuchabas y siente lo que sentías como si estuvieras ahí.
4. El momento adecuado para instalar el anclaje es cuando mayor intensidad hay en la emoción.
5. La comprobación de que se ha efectuado correctamente se hace disparando el anclaje y observando si aparece el estado deseado.
Tipos de anclajes:
a) Anclaje de un recurso aislado.
b) Apilamiento de anclajes: Conectan distintos estados de recurso a la misma ancla obteniendo un ancla poderosísima, con muchos recursos incorporados.
c) Encadenamiento de anclas
Las anclas pueden encadenarse de forma que una lleve a otra. Cada ancla forma un eslabón en la cadena que conduce al siguiente, de la misma manera que el impulso eléctrico pasa de un nervio a otro en el cuerpo.
Se van anclando recursos en una parte distinta de la mano, por ejemplo, de forma cinestésica. Luego se va a la experiencia desagradable, y tan pronto como tenga las señales desagradables, se ponen en acción una a una las anclas y se establece una cadena nerviosa de asociaciones que cambia fácilmente de un estado a otro, llegando a conseguir los recursos deseados.
d) Colapso de anclas
Para colapsar las anclas, se debe anclar, en principio, un estado no deseado, negativo, y otro estado positivo y disparar ambas anclas al mismo tiempo. Tras un corto periodo de confusión, el estado negativo cambia y aparece un estado nuevo y distinto.
Quiero tratar de explicar de una manera fácil y didáctica el uso de la técnica de los anclajes dentro de la programación neurolingüística. Todos tenemos anclajes en nuestra vida, aunque no les hayamos dado la importancia debida: cuando suena determinada canción me transporta siempre a una determinada época y a un estado concreto placentero, cuando paso por un horno de pan el olor me lleva a mi infancia…..y así podríamos seguir y descubriríamos la cantidad de anclajes que se pueden despertar, porque a lo largo de la vida, todos hemos adquirido, en ocasiones sin saberlo, diferentes anclas, unas positivas que te permiten acceder a estados emocionales placenteros (refuerzan autoconfianza, creatividad, amor, alegría, serenidad, paz…) y otras negativas que nos traen recuerdos desagradables (miedos, limitaciones, baja autoestima, frustración,…).
Si queremos buscar los orígenes de este proceso nos iríamos a las investigaciones de Pávlov sobre los perros y sus respuestas condicionadas en torno a la comida, lecciones que nos contaban de niños en el colegio.
En nuestra mente se encuentra el recuerdo de experiencias que pueden aportarnos los recursos para resolver cualquier situación conflictiva en nuestra vida. La cuestión está en ¿cómo acceder a esos recursos cuando los necesitamos?. Los anclajes nos permiten acceder a esos recursos cuando nos apetezca.
¿Qué es un anclaje?
Se trata de una técnica básica en PNL que consiste en asociar un estímulo a un estado emocional.
Y llamamos “ancla” a ese estímulo que dispara el estado al que lo hemos asociado.
¿Para qué sirven los anclajes?
· En la comunicación: Para inducir un estado en mí mismo/a o en otra persona.
· Para despertar una conducta deseada.
· Generar un estado de recursos: autoconfianza, seguridad para hablar en público, en un examen, en una entrevista de trabajo, etc.
· Cambiar un ancla negativa por otra positiva.
· Cambiar la historia personal ante algún suceso traumático.
· Generar un comportamiento más adecuado ante una situación de bloqueo.
CLAVES DE LOS ANCLAJES
1. Elección del estado emocional que queremos anclar (recursos).
2. Elección del estímulo para el anclaje (VAK): Visual, auditivo o kinestésico. Las sensaciones táctiles suelen ser las anclas más utilizadas. El estímulo debe ser específico y no habitual.
3. El acceso al estado: Profundizar en la experiencia hasta encontrar el estado emocional deseado y asociarse a él: mira lo que mirabas, escucha lo que escuchabas y siente lo que sentías como si estuvieras ahí.
4. El momento adecuado para instalar el anclaje es cuando mayor intensidad hay en la emoción.
5. La comprobación de que se ha efectuado correctamente se hace disparando el anclaje y observando si aparece el estado deseado.
Tipos de anclajes:
a) Anclaje de un recurso aislado.
b) Apilamiento de anclajes: Conectan distintos estados de recurso a la misma ancla obteniendo un ancla poderosísima, con muchos recursos incorporados.
c) Encadenamiento de anclas
Las anclas pueden encadenarse de forma que una lleve a otra. Cada ancla forma un eslabón en la cadena que conduce al siguiente, de la misma manera que el impulso eléctrico pasa de un nervio a otro en el cuerpo.
Se van anclando recursos en una parte distinta de la mano, por ejemplo, de forma cinestésica. Luego se va a la experiencia desagradable, y tan pronto como tenga las señales desagradables, se ponen en acción una a una las anclas y se establece una cadena nerviosa de asociaciones que cambia fácilmente de un estado a otro, llegando a conseguir los recursos deseados.
d) Colapso de anclas
Para colapsar las anclas, se debe anclar, en principio, un estado no deseado, negativo, y otro estado positivo y disparar ambas anclas al mismo tiempo. Tras un corto periodo de confusión, el estado negativo cambia y aparece un estado nuevo y distinto.
CONCLUSIÓN
El anclaje es un medio para garantizar el acceso constante a nuestros mejores recursos; es la seguridad de tener siempre lo que necesitamos.
Anclar y emplear los estados de plenitud de recursos es una habilidad y, como todas las habilidades, se hace más sencilla y efectiva cuando más se usa.
El anclaje es un modo de asegurar la permanencia de una experiencia determinada. Podemos cambiar nuestras representaciones internas o nuestra fisiología en un momento para generar nuevos resultados, y esos cambios requieren un pensamiento consciente. Ahora bien, por medio del anclaje se crea un mecanismo de funcionamiento seguro, que se dispara automáticamente para crear el estado que uno desee en cualquier situación, sin necesidad de pensarlo.
Cuando algo está anclado con eficacia suficiente, lo tienes a mano siempre que lo necesites.
EJERCICIO PRÁCTICO
1. Sería conveniente iniciar el ejercicio sentándose cómodamente en una silla o, si lo prefieres, permanece de pie en un lugar donde puedas considerar el proceso de forma objetiva.
Piensa en una situación específica en la que te gustaría ser diferente, sentirte diferente y/o responder y actuar de manera diferente.
2. Pregúntate a ti mismo/a qué recursos necesitas en este momento para ese cambio que deseas.
3. Luego elige un estado emocional en particular, de los distintos que has tenido a lo largo de tu vida, del que te gustaría disponer en esa situación. Puede ser cualquier estado de plenitud de recursos —seguridad, autoconfianza, humor, valor, constancia, creatividad, etc —, aquello que venga intuitivamente a la mente como lo más apropiado. Cuando estés seguro/a de qué recurso quieres, empieza a buscar una situación en tu vida (experiencia) en que sentiste ese recurso. Tómate tu tiempo, observa qué ejemplos vienen a tu mente y elije aquel que sea más claro e intenso.
4. Elige el ancla que traerá a tu mente este recurso cada vez que quieras.
Es importante que el ancla sea única y no forme parte de tu conducta habitual y que sea discreta para no llamar la atención. Las anclas también están relacionadas con los sistemas representaciones, y así hay anclas visuales, auditivas y kinestésicas o cinestésicas. Pueden usarse cada una por separado según las personas, aunque será más efectivo el anclaje si al estado emocional lo anclamos con las tres modalidades (VAK).
· El ancla cinestésica es la más fácil porque se trata de asociar alguna sensación con el recurso escogido: por ejemplo tocarse el pulgar y el índice, cerrar el puño de forma especial, tocarse la oreja o la nariz, etc.
· El ancla auditiva. Puede ser una palabra o frase que te digas a ti mismo/a y que esté a tono con el sentimiento y sea fácil de recordar.
· El ancla visual. Puedes elegir un símbolo o recordar lo que estabas viendo cuando te sentías seguro/a, fuerte o creativo/a. Mientras la imagen que elijas sea distintiva y te ayude a evocar aquella sensación, servirá.
5. El paso siguiente es revivir estos sentimientos del recurso (seguridad, protección, autoconfianza, serenidad….) recreando de manera vívida la situación a la que recurres, y asóciate a esa experiencia: Mira lo que mirabas, escucha lo que escuchabas y lo que te decías a ti mismo/a y siente lo que sentías exactamente como si estuvieras allí (estado asociado).
6. Cuando estas sensaciones hayan alcanzado el punto culminante de mayor intensidad, de plenitud del recurso deseado, entonces realiza los anclajes elegidos (cinestésico, auditivo y visual).
7. Realiza un estado de interrupción cambiando de lugar o de pensamientos. Por ejemplo son buenas preguntas sobre qué comí hoy, dónde estoy…..nos sitúan en otra escena.
8. Volver a aplicar los anclajes elegidos y comprobar si te lleva a las experiencias anteriores y a experimentar los recursos deseados. Si es así es que funciona y están bien realizados. De lo contrario, habría que volver a revivir la experiencia y conseguir efectuar el anclaje en el momento de mayor intensidad.
9. Finalmente, piensa en una situación futura en la que deseas acceder a este estado de plenitud de recursos. Dispárate el anclaje y observa cómo puede resultar esa situación futura con los recursos de que dispones ahora.
El anclaje es un medio para garantizar el acceso constante a nuestros mejores recursos; es la seguridad de tener siempre lo que necesitamos.
Anclar y emplear los estados de plenitud de recursos es una habilidad y, como todas las habilidades, se hace más sencilla y efectiva cuando más se usa.
El anclaje es un modo de asegurar la permanencia de una experiencia determinada. Podemos cambiar nuestras representaciones internas o nuestra fisiología en un momento para generar nuevos resultados, y esos cambios requieren un pensamiento consciente. Ahora bien, por medio del anclaje se crea un mecanismo de funcionamiento seguro, que se dispara automáticamente para crear el estado que uno desee en cualquier situación, sin necesidad de pensarlo.
Cuando algo está anclado con eficacia suficiente, lo tienes a mano siempre que lo necesites.
EJERCICIO PRÁCTICO
1. Sería conveniente iniciar el ejercicio sentándose cómodamente en una silla o, si lo prefieres, permanece de pie en un lugar donde puedas considerar el proceso de forma objetiva.
Piensa en una situación específica en la que te gustaría ser diferente, sentirte diferente y/o responder y actuar de manera diferente.
2. Pregúntate a ti mismo/a qué recursos necesitas en este momento para ese cambio que deseas.
3. Luego elige un estado emocional en particular, de los distintos que has tenido a lo largo de tu vida, del que te gustaría disponer en esa situación. Puede ser cualquier estado de plenitud de recursos —seguridad, autoconfianza, humor, valor, constancia, creatividad, etc —, aquello que venga intuitivamente a la mente como lo más apropiado. Cuando estés seguro/a de qué recurso quieres, empieza a buscar una situación en tu vida (experiencia) en que sentiste ese recurso. Tómate tu tiempo, observa qué ejemplos vienen a tu mente y elije aquel que sea más claro e intenso.
4. Elige el ancla que traerá a tu mente este recurso cada vez que quieras.
Es importante que el ancla sea única y no forme parte de tu conducta habitual y que sea discreta para no llamar la atención. Las anclas también están relacionadas con los sistemas representaciones, y así hay anclas visuales, auditivas y kinestésicas o cinestésicas. Pueden usarse cada una por separado según las personas, aunque será más efectivo el anclaje si al estado emocional lo anclamos con las tres modalidades (VAK).
· El ancla cinestésica es la más fácil porque se trata de asociar alguna sensación con el recurso escogido: por ejemplo tocarse el pulgar y el índice, cerrar el puño de forma especial, tocarse la oreja o la nariz, etc.
· El ancla auditiva. Puede ser una palabra o frase que te digas a ti mismo/a y que esté a tono con el sentimiento y sea fácil de recordar.
· El ancla visual. Puedes elegir un símbolo o recordar lo que estabas viendo cuando te sentías seguro/a, fuerte o creativo/a. Mientras la imagen que elijas sea distintiva y te ayude a evocar aquella sensación, servirá.
5. El paso siguiente es revivir estos sentimientos del recurso (seguridad, protección, autoconfianza, serenidad….) recreando de manera vívida la situación a la que recurres, y asóciate a esa experiencia: Mira lo que mirabas, escucha lo que escuchabas y lo que te decías a ti mismo/a y siente lo que sentías exactamente como si estuvieras allí (estado asociado).
6. Cuando estas sensaciones hayan alcanzado el punto culminante de mayor intensidad, de plenitud del recurso deseado, entonces realiza los anclajes elegidos (cinestésico, auditivo y visual).
7. Realiza un estado de interrupción cambiando de lugar o de pensamientos. Por ejemplo son buenas preguntas sobre qué comí hoy, dónde estoy…..nos sitúan en otra escena.
8. Volver a aplicar los anclajes elegidos y comprobar si te lleva a las experiencias anteriores y a experimentar los recursos deseados. Si es así es que funciona y están bien realizados. De lo contrario, habría que volver a revivir la experiencia y conseguir efectuar el anclaje en el momento de mayor intensidad.
9. Finalmente, piensa en una situación futura en la que deseas acceder a este estado de plenitud de recursos. Dispárate el anclaje y observa cómo puede resultar esa situación futura con los recursos de que dispones ahora.
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AUTOANCLAJE EXPRESS
Si llevas prisa y quieres aplicarte un anclaje rápido ante una situación urgente, pon atención a estos pasos y te serán igual de útiles que el ejercicio anterior.
1. Identifica el estado que deseas anclar como recurso.
2. Elige una experiencia de tu vida en la que tuviste este estado.
3. Recuerda esa experiencia de forma asociada.
4. Cuando estés sintiendo el estado deseado al máximo de intensidad, haz el anclaje.
5. Comprueba que se ha hecho correctamente y dispáralo en el momento de dificultad inminente que se te presente.
Si llevas prisa y quieres aplicarte un anclaje rápido ante una situación urgente, pon atención a estos pasos y te serán igual de útiles que el ejercicio anterior.
1. Identifica el estado que deseas anclar como recurso.
2. Elige una experiencia de tu vida en la que tuviste este estado.
3. Recuerda esa experiencia de forma asociada.
4. Cuando estés sintiendo el estado deseado al máximo de intensidad, haz el anclaje.
5. Comprueba que se ha hecho correctamente y dispáralo en el momento de dificultad inminente que se te presente.