Y aunque es cierto que cada día tenemos noticias de delitos contra las personas o las propiedades privadas, también lo es que se producen muchas acciones positivas que raramente salen en los medios de comunicación y que vienen a demostrar que el ser humano es básicamente bueno, aunque el miedo le ha hecho desconfiar de los demás seres humanos. Son muchos los voluntarios que se prestan a ayudar a quienes lo necesitan bien de forma personal o a través de organizaciones humanitarias.
¡Con cuánta frecuencia nos olvidamos de ser amables! Con lo fácil que es dar los buenos días con una sonrisa, ceder el paso a otro, tanto con el coche como al abrir una puerta, o agradecer los favores que nos hacen sin pedirnos nada a cambio. Son pequeñas cosas que nos hacen más humanos y que deberíamos tener en cuenta al salir de casa. Incluso deberíamos ser amables con los que nos llaman todos los días, a la hora de la comida, preguntándonos quien es el responsable de la telefonía…
La verdad es que estamos tan enfrascados en las tareas diarias que nos olvidamos de que los demás también existen y que hacen lo posible para sobrevivir, y que una palabra amable puede ayudar a sobrellevar las posibles frustraciones que podamos sufrir en el día a día.
Tengo un amigo italiano que está comprometido con una especie de “cadena de favores” a la que él denomina “acciones de gentileza”. La palabra gentileza la lleva a efecto, por ejemplo, dejando pagado un libro en una librería para aquella persona que no tiene dinero para pagarlo, una comida o una prenda de ropa para quien no tiene recursos, etc.. Es un movimiento que pretende que los seres humanos, de forma altruista y anónima, sean gentiles con otros seres humanos. Este amigo se llama Daniel Lumera y podéis encontrar su referencia en Internet.
¡Con cuánta frecuencia nos olvidamos de ser amables! Con lo fácil que es dar los buenos días con una sonrisa, ceder el paso a otro, tanto con el coche como al abrir una puerta, o agradecer los favores que nos hacen sin pedirnos nada a cambio. Son pequeñas cosas que nos hacen más humanos y que deberíamos tener en cuenta al salir de casa. Incluso deberíamos ser amables con los que nos llaman todos los días, a la hora de la comida, preguntándonos quien es el responsable de la telefonía…
La verdad es que estamos tan enfrascados en las tareas diarias que nos olvidamos de que los demás también existen y que hacen lo posible para sobrevivir, y que una palabra amable puede ayudar a sobrellevar las posibles frustraciones que podamos sufrir en el día a día.
Tengo un amigo italiano que está comprometido con una especie de “cadena de favores” a la que él denomina “acciones de gentileza”. La palabra gentileza la lleva a efecto, por ejemplo, dejando pagado un libro en una librería para aquella persona que no tiene dinero para pagarlo, una comida o una prenda de ropa para quien no tiene recursos, etc.. Es un movimiento que pretende que los seres humanos, de forma altruista y anónima, sean gentiles con otros seres humanos. Este amigo se llama Daniel Lumera y podéis encontrar su referencia en Internet.
¿Qué significa ser amable?
La palabra amable significa «persona con capacidad de amar» y que ejerce como tal. Por su parte, la palabra confianza es la creencia en que seremos capaces de superar las dificultades que se nos presenten en el día a día. El ser amable implica que estamos apoyados en un concepto tan manejado últimamente como es la asertividad. La asertividad se define como la habilidad que permite a las personas expresar de la manera adecuada, sin hostilidad ni agresividad, sus emociones frente a otra persona.
Es decir, que podemos ser personas amables y gentiles si somos capaces de ser asertivos, de tener confianza en nuestros criterios y valores y comprender que solo expresando amor es como los seres humanos podemos entendernos independientemente de nuestras creencias religiosas, de nuestro idioma o de nuestra situación económica y social.
Te propongo que «sólo por hoy» te dispongas a ejercer la amabilidad como una forma de relación con los demás. Te sorprenderán los resultados.
Es decir, que podemos ser personas amables y gentiles si somos capaces de ser asertivos, de tener confianza en nuestros criterios y valores y comprender que solo expresando amor es como los seres humanos podemos entendernos independientemente de nuestras creencias religiosas, de nuestro idioma o de nuestra situación económica y social.
Te propongo que «sólo por hoy» te dispongas a ejercer la amabilidad como una forma de relación con los demás. Te sorprenderán los resultados.