Cuando parecía que me desprendía de los “círculos míticos”, resultó que se puso de manifiesto lo que esos círculos estaban permitiéndome reconocer: los vínculos trascendentes que existían con los seres que me han acompañado y me acompañan.
Este descubrimiento permite alcanzar a entender, un poco más, las formas que adopta y el significado que tiene la manera en cómo se entreteje la tela o el tejido del Universo: todo está entrelazado y lo esencial está oculto a los ojos del cuerpo y se descubre al corazón del alma. Entonces surgen las certezas y el agradecimiento; la visión trascendente y la comprensión del sentido.
En reconocimiento, haré un listado de todos aquellas y aquellos que han posibilitado el despertar en mí esta comprensión, este refuerzo de los lazos eternos. Los que fueron conscientes de dicha realidad y en consecuencia lo propiciaron a sabiendas de lo que hacían, y los que, a pesar de su estado de sueño, colaboraron y colaboran en el sostenimiento y aceleración de mi despertar. Los humanos con sus procesos y los etéricos con su amor.
Acudir a esos vínculos supone conectar con la verdadera riqueza que nos sostiene y que nos da la oportunidad de superar retos; alimentar las fuerzas necesarias para enfrentarlos; reconocer el juego en que estamos inmersos; la grandeza del proyecto colectivo y las aportaciones que todos hacemos a éste, viviendo intensamente y con alegría la vida y cada uno de los escenarios en los que hemos de cooperar, para mostrar lo que es eterno en base a lo que, aparentemente, es transitorio: todo es esencial para expandir el universo a través de la expansión de la consciencia que se realiza en cada paso humano, individual y colectivamente dado.
Será imposible reconocer a todas y a todos los que han hecho posible este momento de consciencia, en el que percibo la profunda interacción de todo lo que se manifiesta y de lo que está oculto que lo acompaña. Vivirlo cada día constituirá un estímulo que dará sentido a todo lo que haga. Me apoyaré para ello, como siempre, en todos ellos, agradeciendo desde mi corazón lo que aportan, aunque no llegue a sopesar la trascendencia de sus aportaciones.
Ahora entiendo mejor el momento que vivo, a lo que me lleva esta determinación última de no ocuparme de ritos mágicos para resolver problemas o atraer buenas vibraciones a mi vida. Las conexiones están hechas desde siempre; los milagros se producen en cada instante. Son nuestras miradas y expectativas primarias las que nos abocan a ensayar fórmulas para atraer lo que, en realidad, ya está previsto.
Confiar en el movimiento inteligente que gobierna todo, hará posible lo que está previsto que se concrete. Para ello es necesario que colabore según se despiertan en mí las facultades necesarias y posibles, y según la consciencia que voy adquiriendo de lo que es.
Este descubrimiento permite alcanzar a entender, un poco más, las formas que adopta y el significado que tiene la manera en cómo se entreteje la tela o el tejido del Universo: todo está entrelazado y lo esencial está oculto a los ojos del cuerpo y se descubre al corazón del alma. Entonces surgen las certezas y el agradecimiento; la visión trascendente y la comprensión del sentido.
En reconocimiento, haré un listado de todos aquellas y aquellos que han posibilitado el despertar en mí esta comprensión, este refuerzo de los lazos eternos. Los que fueron conscientes de dicha realidad y en consecuencia lo propiciaron a sabiendas de lo que hacían, y los que, a pesar de su estado de sueño, colaboraron y colaboran en el sostenimiento y aceleración de mi despertar. Los humanos con sus procesos y los etéricos con su amor.
Acudir a esos vínculos supone conectar con la verdadera riqueza que nos sostiene y que nos da la oportunidad de superar retos; alimentar las fuerzas necesarias para enfrentarlos; reconocer el juego en que estamos inmersos; la grandeza del proyecto colectivo y las aportaciones que todos hacemos a éste, viviendo intensamente y con alegría la vida y cada uno de los escenarios en los que hemos de cooperar, para mostrar lo que es eterno en base a lo que, aparentemente, es transitorio: todo es esencial para expandir el universo a través de la expansión de la consciencia que se realiza en cada paso humano, individual y colectivamente dado.
Será imposible reconocer a todas y a todos los que han hecho posible este momento de consciencia, en el que percibo la profunda interacción de todo lo que se manifiesta y de lo que está oculto que lo acompaña. Vivirlo cada día constituirá un estímulo que dará sentido a todo lo que haga. Me apoyaré para ello, como siempre, en todos ellos, agradeciendo desde mi corazón lo que aportan, aunque no llegue a sopesar la trascendencia de sus aportaciones.
Ahora entiendo mejor el momento que vivo, a lo que me lleva esta determinación última de no ocuparme de ritos mágicos para resolver problemas o atraer buenas vibraciones a mi vida. Las conexiones están hechas desde siempre; los milagros se producen en cada instante. Son nuestras miradas y expectativas primarias las que nos abocan a ensayar fórmulas para atraer lo que, en realidad, ya está previsto.
Confiar en el movimiento inteligente que gobierna todo, hará posible lo que está previsto que se concrete. Para ello es necesario que colabore según se despiertan en mí las facultades necesarias y posibles, y según la consciencia que voy adquiriendo de lo que es.