La sabiduría consiste en poner en práctica lo que sabes, poner en funcionamiento lo que llevas incorporado en tu cerebro, si no lo haces es como una bombilla que nunca se enciende. Sabio es el que es capaz de arriesgarse a sacar fuera sus conocimientos teóricos y comprobar hasta qué punto son acertados. Sabio es el que una vez que ha comprobado por propia experiencia la certeza o la falsedad de sus convicciones, humildemente corrige sus errores y posteriormente pone a disposición de los demás sus conclusiones.
Lamentablemente, hay muchos «sabios teóricos» que después de muchos estudios han llegado a determinadas conclusiones que nunca ponen en práctica por miedo a que no sean totalmente ciertas y todo su esfuerzo haya sido en balde.
En la vida cotidiana todos tenemos opinión sobre los más variados temas: política, economía, medicina, religión... y no nos «duelen prendas» en decir con rotundidad nuestra opinión tan solo por el mero hecho de creernos lo que hemos leído en un periódico, escuchado en la radio, en la televisión o por provenir de alguien que nos merece crédito... sin contrastarla por nosotros mismos, con nuestra experiencia vital. Así se crean los estados de opinión, de lo cual son muy expertos los medios de comunicación.
Pensamos y creemos lo que nos dicen hasta que llega un momento en que surgen las contradicciones entre lo que nos dice la mente y lo que siente nuestro corazón. La contradicción es la respuesta de nuestro corazón, que «sí sabe», frente a la creencia basada en lo que han dicho otros. Y aunque es necesario tener formada una opinión sobre las cosas que nos atañen en el día a día, sería más necesario aún pasar esa opinión por el filtro del corazón, de esa manera la limpiaremos de la toxicidad que la acompaña en forma de miedo.
Conozco a una persona que tiene un nivel de estrés alto porque le tocaron unos miles de euros a la lotería y desde ese día el miedo se apoderó de ella al pensar que podrían robarla o que podría caer enferma y no poder disfrutar entonces del dinero. Sus creencias están basadas en las noticias que recibe cada día a través de la televisión donde no paran de hablar de sucesos y enfermedades. En este caso, está claro que la influencia de los medios de comunicación y la importancia que le da a todo cuanto nos cuentan, le ha hecho perder la perspectiva de la verdadera utilidad del dinero y de la felicidad o desgracia que le puede acompañar.
Tener criterio sobre las cosas que suceden en nuestro entorno cercano o en la sociedad de la que formamos parte, no solo nos da un cierto grado de seguridad sino que también nos permite relacionarnos con los demás para, de esa forma, aumentar nuestro nivel de conocimiento sobre los más variados temas.
Lamentablemente, hay muchos «sabios teóricos» que después de muchos estudios han llegado a determinadas conclusiones que nunca ponen en práctica por miedo a que no sean totalmente ciertas y todo su esfuerzo haya sido en balde.
En la vida cotidiana todos tenemos opinión sobre los más variados temas: política, economía, medicina, religión... y no nos «duelen prendas» en decir con rotundidad nuestra opinión tan solo por el mero hecho de creernos lo que hemos leído en un periódico, escuchado en la radio, en la televisión o por provenir de alguien que nos merece crédito... sin contrastarla por nosotros mismos, con nuestra experiencia vital. Así se crean los estados de opinión, de lo cual son muy expertos los medios de comunicación.
Pensamos y creemos lo que nos dicen hasta que llega un momento en que surgen las contradicciones entre lo que nos dice la mente y lo que siente nuestro corazón. La contradicción es la respuesta de nuestro corazón, que «sí sabe», frente a la creencia basada en lo que han dicho otros. Y aunque es necesario tener formada una opinión sobre las cosas que nos atañen en el día a día, sería más necesario aún pasar esa opinión por el filtro del corazón, de esa manera la limpiaremos de la toxicidad que la acompaña en forma de miedo.
Conozco a una persona que tiene un nivel de estrés alto porque le tocaron unos miles de euros a la lotería y desde ese día el miedo se apoderó de ella al pensar que podrían robarla o que podría caer enferma y no poder disfrutar entonces del dinero. Sus creencias están basadas en las noticias que recibe cada día a través de la televisión donde no paran de hablar de sucesos y enfermedades. En este caso, está claro que la influencia de los medios de comunicación y la importancia que le da a todo cuanto nos cuentan, le ha hecho perder la perspectiva de la verdadera utilidad del dinero y de la felicidad o desgracia que le puede acompañar.
Tener criterio sobre las cosas que suceden en nuestro entorno cercano o en la sociedad de la que formamos parte, no solo nos da un cierto grado de seguridad sino que también nos permite relacionarnos con los demás para, de esa forma, aumentar nuestro nivel de conocimiento sobre los más variados temas.
Siempre hay segundas oportunidades
La vida siempre nos da la oportunidad de hacer las cosas bien, aunque muchas veces las hagamos regular y otras pocas las hagamos mal, según nuestras propias opiniones y valoraciones de lo que es correcto y de lo que no lo es. Vivir de acuerdo a las convicciones personales es algo que nos permitirá avanzar en nuestro camino evolutivo, siempre y cuando seamos capaces de revisar periódicamente esas convicciones, porque sabemos que nada es inmutable, que todo cambia, evoluciona y se transforma, en primer lugar los seres humanos.
Filtrar las creencias y las opiniones por el filtro del corazón que tiene sus propias estructuras basadas en la sabiduría acumulada por la humanidad, es la mejor manera de encontrar la paz y la felicidad en este mundo, tan bombardeado por noticias emitidas por quienes no quieren que nada ni nadie se mueva.
Filtrar las creencias y las opiniones por el filtro del corazón que tiene sus propias estructuras basadas en la sabiduría acumulada por la humanidad, es la mejor manera de encontrar la paz y la felicidad en este mundo, tan bombardeado por noticias emitidas por quienes no quieren que nada ni nadie se mueva.