A ti que crees que luchas por defender las causas justas: “¿Te has bajado alguna vez de tu camión, de tu tanque, de tu avión y le has preguntado al campesino, al anciano, a los niños, a sus madres, a todas cuantas personas están en el lugar de los hechos, si ellos quieren participar en la guerra o si por el contrario desean la paz? ¿Te has preguntado alguna vez porqué los que hacen la guerra te utilizan a ti para que hagas el trabajo sucio, mientras ellos se quedan seguros en sus mansiones y palacios celebrando sus victorias y las derrotas de otros, a la vez que se reparten las ganancias, las posesiones y las tierras?
Y después, después de la guerra, ellos mandan cartas a vuestras familias con palabras vacías y también las medallas ganadas gracias al mérito de vuestra inconsciencia, de vuestra ignorancia. Miles de familias quedan rotas para toda la vida; unos por ir a matar y otros porque se encuentran en medio sin quererlo y sin salida. Madres que se quedan sin hijos, esposas sin maridos, hijos sin padres…
¡Vaya guerra más atrevida, vaya heroicidad ir a matar a seres humanos inocentes que no te han hecho nada!... y todo por un puñado de tierra o poco más, sin que a ti te toque nada… O sí, perdona, ¡sí que te toca! Te toca después dar cuentas a tu conciencia y espero y deseo que no quieras entonces engañarte. Sé valiente enfrentándote a ella, si es que después de esto eres capaz. Reflexiona, medita antes de ir a la guerra, antes de coger un arma en tus manos y de apretar el gatillo contra un hermano tuyo… Porque todos somos hermanos e hijos del mismo Creador.
Soldado, si de verdad eres valiente, preocúpate por saber quién eres tú, a qué has venido aquí, qué sentido tiene tu vida. Pregúntate si eres capaz de respetar tu propia vida y la de tus semejantes por encima de cualquier ley terrenal; de honrarlos y amarlos en su libertad. Te aseguro que entonces y solo entonces podrás sentirte un “soldado de la verdad”.
Serás un soldado que comprende que lo que tiene que defender con su vida es su propia integridad moral, su libre albedrío, su familia y la de los demás; porque solo de nosotros mismos hemos de tener miedo puesto que constantemente nos juzgamos y agredimos. Si ya no tenemos que defendernos de nosotros mismos, a nadie ni a nada habremos de temer, de nada ni nadie tendremos que protegernos.
Soldado, ¿te has preguntado para qué te necesitan realmente? Te dicen que luches por la patria. ¿Te has preguntado en qué patria vives? ¿De qué patria te hablan? ¿Qué valores son los que priman y qué es lo que pretenden de ti
Y después, después de la guerra, ellos mandan cartas a vuestras familias con palabras vacías y también las medallas ganadas gracias al mérito de vuestra inconsciencia, de vuestra ignorancia. Miles de familias quedan rotas para toda la vida; unos por ir a matar y otros porque se encuentran en medio sin quererlo y sin salida. Madres que se quedan sin hijos, esposas sin maridos, hijos sin padres…
¡Vaya guerra más atrevida, vaya heroicidad ir a matar a seres humanos inocentes que no te han hecho nada!... y todo por un puñado de tierra o poco más, sin que a ti te toque nada… O sí, perdona, ¡sí que te toca! Te toca después dar cuentas a tu conciencia y espero y deseo que no quieras entonces engañarte. Sé valiente enfrentándote a ella, si es que después de esto eres capaz. Reflexiona, medita antes de ir a la guerra, antes de coger un arma en tus manos y de apretar el gatillo contra un hermano tuyo… Porque todos somos hermanos e hijos del mismo Creador.
Soldado, si de verdad eres valiente, preocúpate por saber quién eres tú, a qué has venido aquí, qué sentido tiene tu vida. Pregúntate si eres capaz de respetar tu propia vida y la de tus semejantes por encima de cualquier ley terrenal; de honrarlos y amarlos en su libertad. Te aseguro que entonces y solo entonces podrás sentirte un “soldado de la verdad”.
Serás un soldado que comprende que lo que tiene que defender con su vida es su propia integridad moral, su libre albedrío, su familia y la de los demás; porque solo de nosotros mismos hemos de tener miedo puesto que constantemente nos juzgamos y agredimos. Si ya no tenemos que defendernos de nosotros mismos, a nadie ni a nada habremos de temer, de nada ni nadie tendremos que protegernos.
Soldado, ¿te has preguntado para qué te necesitan realmente? Te dicen que luches por la patria. ¿Te has preguntado en qué patria vives? ¿De qué patria te hablan? ¿Qué valores son los que priman y qué es lo que pretenden de ti
Te hablaré de mi “PATRIA”
Mi patria es nuestro maravilloso planeta azul. Mi lucha es la de conseguir que no lo destruyamos como lo estamos haciendo, ya que él nos proporciona todo lo necesario para nuestra subsistencia, sin pedirnos nada a cambio.
Mi bandera es la de la Paz y mi misión la de hablarte a ti ahora, para que abras tu corazón, para que te escuches a ti mismo y no a los demás, porque te aseguro que tu corazón es sabio y nunca te va a engañar.
Soldado, te pido que despiertes en ti al “soldado espiritual” que todos llevamos dentro; que camines conmigo; que te alistes en el ejército de la Luz para juntos poder ganar la “Guerra de la Verdad”, del “Respeto a la Vida”, del “Derecho a la Felicidad”.
Te animo para que vayamos unidos a luchar, codo con codo, uno junto a otro, con las armas del Amor, la Comprensión y la Bondad, pues nunca olvides que en esta batalla entre la oscuridad y la luz tú decides entre la mentira y la verdad, la esclavitud y la libertad. Las auténticas “guerras” que hay que librar y “sanar” son nuestros conflictos internos.
El sentimiento de Amor es el detonante que nos hará estallar en millones de fragmentos, expandiéndolo en nuestro interior y por todo el planeta y el Universo. El Amor es el arma más poderosa creada con un solo objetivo, una sola misión: poder alcanzar el Amor Incondicional, que nos habla de paz y no de guerra; de vidas ganadas y no truncadas; de fe y esperanza y no de dolor y miedo; de la ilusión necesaria para afrontar la desesperación y el caos que te confunden y arrastran a un abismo de desenfrenada lucha interna y externa.
Soldado, libra primero y gana tu batalla personal contra la inconsciencia, es la única manera de reconquistar tu paz interior para toda la eternidad y conseguir que fuera de ti no se produzcan más guerras, ya que éstas son sólo la proyección de lo que sucede en tu mundo interior, seas o no consciente de esta realidad: lo que es dentro, es fuera; lo que sucede dentro, sucede fuera.
Somos, por lo tanto, absolutamente responsables de todo lo que acontece en nuestro exterior.
Soldado, reflexiona y medita… si te sientes identificado al grito de: ¡soldado!, clarifica cuál es tu lugar en la vida, porque en algún momento de ésta tendrás que decidirte y saber en qué ejército decides alistarte, en qué bando quieres servir, en el de la luz o en el de la oscuridad. la Luz es la que nos da la vida, la que genera “ejércitos para la armonía”, la que crea senderos de unión entre pueblos, ciudades, países, naciones, continentes y universos enteros, donde no cabe distinción de razas, ideología o religión.
Es la encargada de hacer latir nuestro corazón, vibrando en el Amor que ya somos. Es sentir y vivir en la Fe, al saber que la Patria es Dios, Luz, Ilusión, Amor, Alegría... es todo, es la propia Vida.
Soldado, éstas son las “verdaderas medallas del honor”, las más grandes recompensas y condecoraciones: poder conseguir unidos una sociedad y un mundo armónicos, donde reinen la paz, el respeto, la felicidad y el amor incondicional.
El hecho de saber esto me da fuerza para formar parte del “ejército de la luz, de la verdad y de la paz”, rindiéndome ante el Amor, para así poder ir más allá, al lugar que tanto anhelo; nuestro verdadero hogar con nuestra auténtica familia espiritual. Volveremos por fin a estar todos juntos en comunión de almas, pues habremos superado y vencido la más terrorífica y depredadora de todas las batallas: la de la ignorancia, que sólo se gana con el arma del conocimiento, con la consciencia del porqué y para qué estamos aquí.
Seguiré buscando y reclutando “soldados espirituales”, porque soy consciente de que no estamos solos. Sé que la esperanza es nuestra más fiel compañera, la que nos guía y alumbra en el camino de la ilusión.
Gracias soldado por estar aquí, pues tú has sido el espejo que me ha permitido verme reflejado en ti. No desfallezcas, por favor, siempre te esperaré.
Tu amiga, la añoranza de lo que ya fuimos una vez y anhelo que volvamos a ser: un mismo Espíritu.
Mi bandera es la de la Paz y mi misión la de hablarte a ti ahora, para que abras tu corazón, para que te escuches a ti mismo y no a los demás, porque te aseguro que tu corazón es sabio y nunca te va a engañar.
Soldado, te pido que despiertes en ti al “soldado espiritual” que todos llevamos dentro; que camines conmigo; que te alistes en el ejército de la Luz para juntos poder ganar la “Guerra de la Verdad”, del “Respeto a la Vida”, del “Derecho a la Felicidad”.
Te animo para que vayamos unidos a luchar, codo con codo, uno junto a otro, con las armas del Amor, la Comprensión y la Bondad, pues nunca olvides que en esta batalla entre la oscuridad y la luz tú decides entre la mentira y la verdad, la esclavitud y la libertad. Las auténticas “guerras” que hay que librar y “sanar” son nuestros conflictos internos.
El sentimiento de Amor es el detonante que nos hará estallar en millones de fragmentos, expandiéndolo en nuestro interior y por todo el planeta y el Universo. El Amor es el arma más poderosa creada con un solo objetivo, una sola misión: poder alcanzar el Amor Incondicional, que nos habla de paz y no de guerra; de vidas ganadas y no truncadas; de fe y esperanza y no de dolor y miedo; de la ilusión necesaria para afrontar la desesperación y el caos que te confunden y arrastran a un abismo de desenfrenada lucha interna y externa.
Soldado, libra primero y gana tu batalla personal contra la inconsciencia, es la única manera de reconquistar tu paz interior para toda la eternidad y conseguir que fuera de ti no se produzcan más guerras, ya que éstas son sólo la proyección de lo que sucede en tu mundo interior, seas o no consciente de esta realidad: lo que es dentro, es fuera; lo que sucede dentro, sucede fuera.
Somos, por lo tanto, absolutamente responsables de todo lo que acontece en nuestro exterior.
Soldado, reflexiona y medita… si te sientes identificado al grito de: ¡soldado!, clarifica cuál es tu lugar en la vida, porque en algún momento de ésta tendrás que decidirte y saber en qué ejército decides alistarte, en qué bando quieres servir, en el de la luz o en el de la oscuridad. la Luz es la que nos da la vida, la que genera “ejércitos para la armonía”, la que crea senderos de unión entre pueblos, ciudades, países, naciones, continentes y universos enteros, donde no cabe distinción de razas, ideología o religión.
Es la encargada de hacer latir nuestro corazón, vibrando en el Amor que ya somos. Es sentir y vivir en la Fe, al saber que la Patria es Dios, Luz, Ilusión, Amor, Alegría... es todo, es la propia Vida.
Soldado, éstas son las “verdaderas medallas del honor”, las más grandes recompensas y condecoraciones: poder conseguir unidos una sociedad y un mundo armónicos, donde reinen la paz, el respeto, la felicidad y el amor incondicional.
El hecho de saber esto me da fuerza para formar parte del “ejército de la luz, de la verdad y de la paz”, rindiéndome ante el Amor, para así poder ir más allá, al lugar que tanto anhelo; nuestro verdadero hogar con nuestra auténtica familia espiritual. Volveremos por fin a estar todos juntos en comunión de almas, pues habremos superado y vencido la más terrorífica y depredadora de todas las batallas: la de la ignorancia, que sólo se gana con el arma del conocimiento, con la consciencia del porqué y para qué estamos aquí.
Seguiré buscando y reclutando “soldados espirituales”, porque soy consciente de que no estamos solos. Sé que la esperanza es nuestra más fiel compañera, la que nos guía y alumbra en el camino de la ilusión.
Gracias soldado por estar aquí, pues tú has sido el espejo que me ha permitido verme reflejado en ti. No desfallezcas, por favor, siempre te esperaré.
Tu amiga, la añoranza de lo que ya fuimos una vez y anhelo que volvamos a ser: un mismo Espíritu.