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- “Aquí hay una carta para todo el mundo. Ábrela. Dice; “vive”.
Debemos vivir la vida en su máxima plenitud y aprovechar cada segundo que nos regale.
- “Estos dolores que sientes son mensajeros. Escúchalos”.
Cuando algo nos aporta tristeza o desasosiego debemos dejarlo ir, no nos está haciendo ningún bien.
- Vacíate de la preocupación. ¿Por qué te quedas en prisión cuando la puerta es tan amplia? Muévete fuera de la maraña del miedo.
Muchas veces somos nosotros mismos quienes con nuestros pensamientos nos autoboicoteamos, debemos confiar en nuestras capacidades.
- Ayer era inteligente, por lo que quería cambiar el mundo. Hoy soy sabio, por lo que me quiero cambiar a mí mismo.
Para poder cambiar nuestra vida, lo primero que debemos cambiar somos nosotros mismos, nuestros pensamientos y preocupaciones.
- Tu tarea no es buscar el amor, sino buscar y encontrar las barreras dentro de ti mismo que has construido contra él.
Somos nosotros mismos nuestros mayores enemigos y quienes más nos perjudicamos día a día.
- Siembra el amor de los santos dentro de tu espíritu; no entregues tu corazón a nada, salvo al amor de aquellos de corazones alegres.
Debemos amar a aquellos que nos aportan más felicidad a nuestra vida, aquellos que suman positivamente con su propio amor hacia nosotros.
- Más allá de las ideas del bien y del mal existe un campo. Allí nos encontraremos. Cuando el alma se acuesta en esa hierba, el mundo está demasiado lleno para hablar.
Si existe un más allá, algún día todos nos encontraremos en él. Rumi creía firmemente en su existencia.
- Deja de actuar tan pequeño. Tu eres el universo en movimiento estático.
Podemos ser todo lo grandes que queramos ser, nuestros actos y pensamientos nos lo permitirán.
- Nacemos del amor; El amor es nuestra madre.
El amor es una de las fuerzas por las cuales se mueve la sociedad, sin él nuestras vidas se tornan mucho más insatisfactorias.
- Cuando los labios están en silencio, el corazón tiene cien lenguas.
El amor se demuestra con nuestros actos, no con nuestras palabras, con un acto podemos demostrarlo a cualquier persona, incluso aunque nos hable en otra lengua.
