Los expertos hablan, por ejemplo, de enjabonarse en la ducha con la mano izquierda si eres diestro, con ir a trabajar por otro camino del habitual, con ponerte esa ropa que ya nunca te ponías... Eso parece que mantiene las conexiones neuronales de tu cerebro activas y te permite estar en contacto con el mundo de una manera más consciente. Además, si haces crucigramas o sudokus, tu cerebro estará conectando sus redes neuronales de una manera muy satisfactoria para facilitarte la toma de decisiones a lo largo del día.
Ahora bien, hay que tener también en cuenta que el corazón cuenta con un número de entre 40.000 y 60.000 neuronas, por tanto, también podrían ser susceptibles de funcionar como un cerebro y de hecho lo hacen.
Ahora bien, hay que tener también en cuenta que el corazón cuenta con un número de entre 40.000 y 60.000 neuronas, por tanto, también podrían ser susceptibles de funcionar como un cerebro y de hecho lo hacen.
¿Y cómo lo hacen?
Pues no creyendo que todo ya está hecho, que las relaciones de pareja ya están consolidadas y que no necesitan reactivarse, que la vida ya te ha ofrecido todo lo que te puede ofrecer y que no merece la pena arriesgarse a vivir emociones nuevas cuando la vida te las pone delante… Esa “forma de pensar” se comunica permanentemente a los trillones de células que nos componen, sobre todo a las neuronas cerebrales, para que no se vuelvan rutinarias y estén alerta a las nuevas posibilidades que la vida nos plantea cada día. Me refiero a aprender cosas nuevas que se puedan practicar, como música, pintura, etc. que son expresiones del alma y nunca tenemos tiempo para ellas.
El corazón es el gran director que regula a todas y cada una de las partes que nos componen, desde el cerebro hasta la uña del dedo gordo del pie izquierdo, pero es que, además, es el lugar donde guardamos el guion de la obra de teatro que estamos interpretando en esta vida, así que si queremos saber a qué hemos venido a este mundo, si queremos saber cuál es el proyecto vital que tenemos que interpretar, no tenemos más remedio que preguntárselo a nuestro corazón, él tiene un código muy sencillo que está conectado con eso que llamamos «voz de la conciencia» y nos hace saber cuándo estamos siguiendo el camino correcto y cuando no. Si haces algo en favor de tu Plan de Vida, te surge la necesidad de respirar profundamente y hasta sonreír pero si haces algo en contra de ese Plan, te dolerá el estómago o tendrás una incómoda presión en el pecho.
Cuando te encuentres desorientado, sin saber qué camino tomar, qué decisión adoptar, párate y siéntate simbólicamente al borde del camino, cierra los ojos y pide ayuda a tu corazón que es tu maestro, él te dará la claridad mental que necesitas.
En último extremo, coloca tu mano izquierda sobre tu corazón y la derecha sobre las fontanelas y di esta frase: «¿Cómo haría mi corazón en estas circunstancias...?» Y el corazón te mandará su respuesta, una respuesta emocional no racional, que te llevará por el camino correcto.
Hay una norma infalible: Si eres feliz vas bien, si no, vas mal, así de sencillo.
El corazón es el gran director que regula a todas y cada una de las partes que nos componen, desde el cerebro hasta la uña del dedo gordo del pie izquierdo, pero es que, además, es el lugar donde guardamos el guion de la obra de teatro que estamos interpretando en esta vida, así que si queremos saber a qué hemos venido a este mundo, si queremos saber cuál es el proyecto vital que tenemos que interpretar, no tenemos más remedio que preguntárselo a nuestro corazón, él tiene un código muy sencillo que está conectado con eso que llamamos «voz de la conciencia» y nos hace saber cuándo estamos siguiendo el camino correcto y cuando no. Si haces algo en favor de tu Plan de Vida, te surge la necesidad de respirar profundamente y hasta sonreír pero si haces algo en contra de ese Plan, te dolerá el estómago o tendrás una incómoda presión en el pecho.
Cuando te encuentres desorientado, sin saber qué camino tomar, qué decisión adoptar, párate y siéntate simbólicamente al borde del camino, cierra los ojos y pide ayuda a tu corazón que es tu maestro, él te dará la claridad mental que necesitas.
En último extremo, coloca tu mano izquierda sobre tu corazón y la derecha sobre las fontanelas y di esta frase: «¿Cómo haría mi corazón en estas circunstancias...?» Y el corazón te mandará su respuesta, una respuesta emocional no racional, que te llevará por el camino correcto.
Hay una norma infalible: Si eres feliz vas bien, si no, vas mal, así de sencillo.