Una vez alguien dijo eso de que los cementerios es el sitio más vacío de muertos y es que me imagino que a nadie le gusta ver como se descompone su cuerpo, sobre todo cuando hay otras formas alternativas de ver el tema, como se puede apreciar en la película «Nosso Lar» o «Más allá de los sueños», por ejemplo.
Yo, hasta que me reencarne, después de morir, no me pienso perder ni un partido de mi equipo favorito, allí al ladito de los jugadores animándoles, ni un concierto de música clásica que tanto me gusta y hasta es posible que le sople en la oreja a algún cazador justo en el momento en que va a apretar el gatillo y así falle el tiro y la mamá coneja o el jabalí o el ciervo puedan librarse de una muerte a lo tonto.
La muerte se ha mitificado mucho y desde luego es un negocio que mueve millones de euros. Se juega con el dolor para vender el mejor ataúd, la mejor corona de flores, la mejor lápida... todo alrededor de la muerte de alguien que nada más morir es recibido por sus seres queridos que ya están en el otro lado y que hasta que se entera de lo que le ha sucedido pueden pasar meses o años.
Hay muchos testimonios de gente que dice haber tenido algún tipo de contacto con quien acaba de fallecer, probablemente, porque éste aún no se ha enterado de que acaba de morir.
Recomiendo libros que tratan el tema tanto de la muerte como de la reencarnación para quitar dolor a los familiares y amigos que se quedan aquí mientras el otro ha emprendido el regreso al Hogar.
Yo, hasta que me reencarne, después de morir, no me pienso perder ni un partido de mi equipo favorito, allí al ladito de los jugadores animándoles, ni un concierto de música clásica que tanto me gusta y hasta es posible que le sople en la oreja a algún cazador justo en el momento en que va a apretar el gatillo y así falle el tiro y la mamá coneja o el jabalí o el ciervo puedan librarse de una muerte a lo tonto.
La muerte se ha mitificado mucho y desde luego es un negocio que mueve millones de euros. Se juega con el dolor para vender el mejor ataúd, la mejor corona de flores, la mejor lápida... todo alrededor de la muerte de alguien que nada más morir es recibido por sus seres queridos que ya están en el otro lado y que hasta que se entera de lo que le ha sucedido pueden pasar meses o años.
Hay muchos testimonios de gente que dice haber tenido algún tipo de contacto con quien acaba de fallecer, probablemente, porque éste aún no se ha enterado de que acaba de morir.
Recomiendo libros que tratan el tema tanto de la muerte como de la reencarnación para quitar dolor a los familiares y amigos que se quedan aquí mientras el otro ha emprendido el regreso al Hogar.
Nadie muere realmente si deja buenos recuerdos
Hace poco vi una película protagonizada por Will Smith, en la que una mujer que representa a la muerte, le dice a un enfermo de cáncer que va a morir y que lamenta abandonar a su familia: “Nadie muere realmente si deja buenos recuerdos”. A mí esa frase me emocionó profundamente...
Mueren las viejas ideas y renacen otras nuevas que llegan a ti para que las pongas en práctica. El cumplir años, por ejemplo, no te hace más viejo si uno se siente joven y con ganas de seguir haciendo cosas; en realidad te hace más sabio, porque la experiencia adquirida a lo largo de la vida, si has sabido observarla como un aprendizaje, te lleva a afinar la puntería y a ahorrar esfuerzos, además el corazón se va liberando de corazas y hasta te permites el lujo de llorar o reír sin tener que dar explicaciones a nadie; ése es el regalo de vivir cada vez con menos miedos.
Dejar buenos recuerdos cuando partes de este mundo es una forma de no diluirte en el olvido. La amistad, por ejemplo, es un buen vehículo para manifestar tu mejor versión como ser humano y dejar una impronta positiva entre las personas que han compartido tu vida. Hace poco he visto por enésima vez la película «Que bello es vivir» de los años 40 y, como siempre, me he emocionado un poco al final. Hay una frase que le escribe el ángel al protagonista en un libro y que dice algo así como: «Nadie es más rico que el que tiene amigos» y a él le dicen que es el más rico del pueblo por la cantidad de amigos que tiene. Esa frase es una gran verdad. A los amigos los eliges tú a lo largo de la vida, a la familia la eliges antes de nacer, aunque a veces no lo parezca.
La amistad es un concepto que está muy unido a los sentimientos de amor, confianza, entrega, altruismo, paciencia, tolerancia y no sé cuántas cosas más, entre ellas el sentido que se tiene de la propia vida.
Realmente, es muy difícil encontrar amigos de verdad, de esos por los que podrías poner la mano en el fuego; y es difícil porque el círculo de personas que cumplen esos requisitos es muy pequeño, tan pequeño que dentro de él cabe poca gente y, curiosamente, en él tiene que estar la persona con la que compartirás tu vida ¿20, 30, 40, 50 personas componen ese círculo? Me refiero a relaciones cercanas, no a personas que van de paso. Y de ese conjunto de personas, la élite la componen seguramente muy pocos amigos de verdad, aparte de la familia, claro está.
Así pues, tendríamos que valorar en su justa medida las relaciones de amistad que hemos ido generando, porque son esas relaciones las que en un momento determinado te pueden sacar de un apuro del tipo que sea. Amigos que en el momento de tu muerte sienten de verdad tu marcha y que gracias a ese amor incondicional, unido al de tus seres queridos, se ilumina un poco más el camino de vuelta al verdadero Hogar.
¿Tienes muchos amigos/amigas íntimos? ¿Eres una persona tan sociable y abierta, tan entregada, que puedes contar con los dedos de las dos manos los amigos especiales o íntimos que tienes?, ¿dejarás buenos recuerdos? Si es así, enhorabuena, eres una persona afortunada. El común de los mortales no tiene tanta suerte y se tiene que conformar con uno o dos. En realidad, yo me puedo considerar un ser muy muy afortunado, ¿y tú?.
Mueren las viejas ideas y renacen otras nuevas que llegan a ti para que las pongas en práctica. El cumplir años, por ejemplo, no te hace más viejo si uno se siente joven y con ganas de seguir haciendo cosas; en realidad te hace más sabio, porque la experiencia adquirida a lo largo de la vida, si has sabido observarla como un aprendizaje, te lleva a afinar la puntería y a ahorrar esfuerzos, además el corazón se va liberando de corazas y hasta te permites el lujo de llorar o reír sin tener que dar explicaciones a nadie; ése es el regalo de vivir cada vez con menos miedos.
Dejar buenos recuerdos cuando partes de este mundo es una forma de no diluirte en el olvido. La amistad, por ejemplo, es un buen vehículo para manifestar tu mejor versión como ser humano y dejar una impronta positiva entre las personas que han compartido tu vida. Hace poco he visto por enésima vez la película «Que bello es vivir» de los años 40 y, como siempre, me he emocionado un poco al final. Hay una frase que le escribe el ángel al protagonista en un libro y que dice algo así como: «Nadie es más rico que el que tiene amigos» y a él le dicen que es el más rico del pueblo por la cantidad de amigos que tiene. Esa frase es una gran verdad. A los amigos los eliges tú a lo largo de la vida, a la familia la eliges antes de nacer, aunque a veces no lo parezca.
La amistad es un concepto que está muy unido a los sentimientos de amor, confianza, entrega, altruismo, paciencia, tolerancia y no sé cuántas cosas más, entre ellas el sentido que se tiene de la propia vida.
Realmente, es muy difícil encontrar amigos de verdad, de esos por los que podrías poner la mano en el fuego; y es difícil porque el círculo de personas que cumplen esos requisitos es muy pequeño, tan pequeño que dentro de él cabe poca gente y, curiosamente, en él tiene que estar la persona con la que compartirás tu vida ¿20, 30, 40, 50 personas componen ese círculo? Me refiero a relaciones cercanas, no a personas que van de paso. Y de ese conjunto de personas, la élite la componen seguramente muy pocos amigos de verdad, aparte de la familia, claro está.
Así pues, tendríamos que valorar en su justa medida las relaciones de amistad que hemos ido generando, porque son esas relaciones las que en un momento determinado te pueden sacar de un apuro del tipo que sea. Amigos que en el momento de tu muerte sienten de verdad tu marcha y que gracias a ese amor incondicional, unido al de tus seres queridos, se ilumina un poco más el camino de vuelta al verdadero Hogar.
¿Tienes muchos amigos/amigas íntimos? ¿Eres una persona tan sociable y abierta, tan entregada, que puedes contar con los dedos de las dos manos los amigos especiales o íntimos que tienes?, ¿dejarás buenos recuerdos? Si es así, enhorabuena, eres una persona afortunada. El común de los mortales no tiene tanta suerte y se tiene que conformar con uno o dos. En realidad, yo me puedo considerar un ser muy muy afortunado, ¿y tú?.