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Los héroes silenciosos



Licerio Moreno (www.heliocentro.org)

26/03/2018

Me revelo y me decepciono cuando medio país se para para celebrar un premio o condecoración a un “Padre de la Constitución” o al “Politiquillo de turno”. Luego existen los héroes mediáticos. En la TV o cine una persona puede llegar a alcanzar una fama inusitada, sencillamente por ser una persona descarada, guapa o desvergonzada. Luego aparecen los héroes deportivos por los cuales y en plena crisis y con más de seis millones de parados, se paga por un futbolista hasta 100 millones de euros.



Los héroes silenciosos
Hallado muerto a tiros en Brasil un activista ambiental español
El asesinato del ecologista español en Brasil era una “tragedia anunciada”
El biólogo santanderino Gonzalo Alonso Hernández perseguía y fotografiaba a los cazadores furtivos y a los pirómanos
 
 
Me revelo y me decepciono cuando medio país se para para celebrar un premio o condecoración a un “Padre de la Constitución” o al “Politiquillo de turno”. Luego existen los héroes mediáticos. En la TV o cine una persona puede llegar a alcanzar una fama inusitada, sencillamente por ser una persona descarada, guapa o desvergonzada. Luego aparecen los héroes deportivos por los cuales y en plena crisis y con más de seis millones de parados, se paga por un futbolista hasta 100 millones de euros. 
 
Pero el renunciar a la vida de la ciudad, retirándose a una región inhóspita para salvar un árbol o proteger una especie en extinción, no solo no se considera un acto heroico, sino una chaladura o una manía de una persona desintegrada de un sistema de vida que se considera normal.
 
El sistema está podrido y los intereses económicos no reparan en asesinar para conseguir construir edificios donde antes había un árbol milenario.  Los valores éticos no solo se han perdido, sino que estamos atentado contra nuestra propia subsistencia y sostenibilidad como especie.
 
Se adora al dinero, al consumo y al despilfarro. La vida en todas sus expresiones no vale nada. Y no hay que ir a Brasil para vivir estos episodios degenerativos.
 
Vivo en un medio rural protegido por no sé que Ley, inventada por un señor que con corbata y en un escritorio de tal o cual ministerio se le ocurrió promulgar y que otros tantos iluminados votaron en el Parlamento por diputados que desgraciadamente muchos de Vds. han votado por la inercia del deber democrático. Desgraciadamente estos señores no han  cogido jamás una pala o una azada para cavar la tierra o no conocen el ciclo de las cosechas y la dureza de la vida rural en todo su conjunto.
 
El otro día fui al Ayuntamiento de mi pueblo a pedir permiso para hacer un aljibe bajo tierra. Se trataba de aprovechar las aguas de lluvia del tejado y meterlas en un agujero bajo el suelo, sobre el que se pone una cubierta y se siembra encima como si no existiera nada bajo el terreno. El arquitecto municipal muy solemne me dijo que no se podía hacer puesto que era un terreno protegido. Me quedé perplejo pues con la sequía que tenemos dejar perder la lluvia del invierno para luego regar en el verano me parecía un delito. El funcionario simplemente se encogió de hombros y con una maligna sonrisa de poder me mandó a “freír espárragos”.  Cuando salía del Ayuntamiento me puse a pensar, que gracia le haría a dicho arquitecto, al alcalde y al diputado de turno, si en su mesa no hubiera lechuga, fruta y pan para comer mañana, debido al absurdo de sus leyes. 
 
En el Ayuntamiento me conocen por “El ecologista maníaco” Pero yo sigo luchando por recuperar otras formas de vida más naturales en las que la explotación y la manipulación desaparezcan del campo.
 
En otra ocasión reclame poner una pequeña casa de madera en mi parcela de terreno para guardar las herramientas. Pero como siempre el Arquitecto me dijo que por supuesto “Está prohibido por las Leyes”.  Yo les cité el modelo canadiense con sus casas de madera que duran más de cien años y que albergan una forma de vida de alta calidad e integradas en el medio rural sin alterar el ecosistema. Pero en España la cosa no es tan fácil. Retorné en otra ocasión para solicitar poner paneles solares y otras tantas prohibiciones cayeron sobre mí como si de un delincuente se tratara. Podríamos decir que en el medio rural está absolutamente casi todo prohibido. Incluso cortar unas hierbas para una tisana puede ser motivo de sanción grave si no se informan previamente por si están prohibidas o están protegidas.
 
Luego investigando bien el tema esta prohibición tiene su fundamento, por supuesto económico, que no medio-ambiental.
 
Una casa de madera para albergar una familia con todos los elementos necesarios para la vida es diez veces más barata que una construida con ladrillos.  Una simple grúa viene a tu parcela y unas horas te la instala en el lugar que hayas designado para ello. Tan solo tienes que hacer un pozo séptico. Además si pones paneles solares fotovoltaicos y reciclado y aprovechamiento de aguas pluviales, puedes ser autónomo del sistema. En este caso tan solo habría que observar una Ley férrea y es que el constructor de la casa tiene que sembrar tres árboles por uno que haya cortado.
 
Pero si se pone en marcha esta casa. No cobra la central eléctrica, ni el colegio de Arquitectos,  ni se pagan las cuotas del ayuntamiento ni un sinfín de aparato gestor de leyes, papeleos y burocracia.
 
Pero el sistema reacciona inmediatamente con las leyes diciéndote:
 
-          Prohibido poner casas de madera
 
-          Prohibido recoger las aguas pues hay que cumplir unas normas de salud.
 
-          Prohibido poner energía fotovoltaica por atentar contra el impacto visual o ambiental.
 
-          Prohibido hacer accesos sin que el sistema lo controle
 
-          Prohibido sembrar y cosechar por contaminar o por cualquier otra legalidad que se han sacado de la manga.
 
-          Paga una cuota por cada cerdo, cada gallina y cada árbol
 
-          Paga recogida de basuras por el IBI, por…etc.etc.
 
Por otra parte comprar una vivienda en la ciudad te puede costar 100.000., 200.000 ó 500.000 euros, para vivir en un medio insano polucionado hasta el máximo, sobresaturado de gente. Con delincuencia, droga y otras tantas lindezas ciudadanas. Pero ¡claro está! … de 30.000 euros que puede costar una casa de madera a los precios de las viviendas ciudadanas existe un margen del que se alimentan un montón de intermediarios, gestores, políticos.et. etc.
 
Está todo prohibido. No existe la libertad. Somos como borregos que tenemos que entrar por un sistema donde hay que pagar por todo.
 
Es fácil acabar con tanto parado si los seis millones de desocupados colonizan el campo con sus casas de madera a un coste bajísimo, siembran su huerta y se ayudan solidariamente para atender a servicios comunes de salud y tecnología compartida.  Basta con dejar un tercio del terreno para habitabilidad, un tercio salvaje para el medio ambiental y un tercio para sembrar. Y todo fluiría felizmente, conservando a su vez la naturaleza.
 
Si se hiciera este modelo de vida, los gestores, los políticos y los intermediarios no tendrían cabida en la sociedad y esto no  lo van a consentir.
 
Solo hay que dejar pasar el tiempo, para constatar que finalmente será Gaia; la Inteligencia de la Tierra, la que ganará la batalla final. Desgraciadamente con un alto coste de vidas humanas.
 
Ayer fue fukushima con más de 20.000 muertos o incluso Chernobyl, y otras tantas catástrofes las que nos alertaron de que el rumbo de la Humanidad no es correcto, pero la vida humana y la dignidad de los valores éticos naturales no importan a nadie y en una alocada carrera de muerte y de consumo estamos llegando poco a poco a la aniquilación de la especie, sin que nadie reaccione.
 
Cuando nos ponemos a ver un partido de futbol por la Tv, estamos contribuyendo a que mañana se pague 100 millones de euros por la ficha de un ser humano que tiene como mérito dar patadas a un balón. Cundo pagamos un dineral por un  pantalón o un vestido, en vez de hacérnoslo nosotros como lo hacía Gandhi, contribuimos al sistema. Cuando votamos en las próximas elecciones, perpetuamos un sistema equivocado de partidos políticos sectarios y corruptos. Cuando confiamos nuestro contacto con Dios a un sacerdote, un Imán musulmán o un intermediario divino nos alejamos del dios interno que vive y palpita en nuestro corazón. Cuando dejamos que eduquen a nuestros hijos en modelos éticos depravados, sin moral y sin principios, la droga llega a nuestras casas irremediablemente. Cuando nos alejamos del modelo solidario y del poder que el hombre y el pueblo genera, nos vemos zarandeados por especuladores, Bancos y poderes absolutos que nos tiranizan en nombre de la mal llamada libertad.
 
Y si por alguna razón, alguno de Vds, se les ocurre comprarse una caravana e irse a vivir al campo. Tengan en cuenta que esta también prohibido.  Y si ponen una tienda de campaña, pues en igual medida está prohibido, por no sé qué ordenanza municipal sobre salubridad.
 
Tengan Vds, la seguridad de que cualquier acto de expresión de su naturaleza humana, está regulada por las leyes. Tan solo soñar, y por el momento, no está controlado por nadie.
 
He repetido muchas veces que el mejor modelo de vida, desde el punto de vista sociológico, ya se ha dado con éxito en la Historia. Basta con leer a Flavio Josefo para ver que hace más de 2000 años, una casta llamada “Los esenios” vivieron más de 600 años en paz, desarrollando unas facultades autorealizativas extraordinarias. Los esenios vivían hasta 100 años, tenían el don de profecía, de curación y de videncia. Eran sanadores y practicaban la caridad entre el pueblo.
 
Su modelo de vida era sencillo. La mitad del día atendían el huerto y la otra mitad se reunían y recogían para el culto sagrado y el estudio de las escrituras. En su sociedad no había intermediarios, ni políticos, ni gestores ni funcionarios. Si no atendías el huerto o si zanganeabas, simplemente te echaban fuera del grupo. Era tal su disciplina que los soldados romanos les despellejaron vivos para obtener sus secretos y les invitaron a blasfemar y ninguno cedió. Otros tantos se tiraron por la montaña abajo enrollados en los papiros sagrados antes de traicionar su valores.
 
Ha habido guerras, invasiones y catástrofes humanas, pero el convento de clausura que se construyó hace siglos aún sigue en pie albergando una generación de monjes que además de trabajar el huerto, entierran a sus muertos en silencio y se cultivan en el estudio y en la meditación.
 
Está claro que este modelo no es deseable para aplicarlo al conjunto social, pero si ciertas pautas que son ineludibles y que hay que contemplar adaptándolas a nuestro tiempo:
 
-          Es imprescindible concienciar que el acto más sagrado del ser humano es concebir un hijo y que el número de hijos no lo da la voluntad de la pareja sino la capacidad que tienen el territorio o la nación de criar, cuidar y dotar de medio al pequeño para que su vida sea digna. El control de la natalidad consciente es sagrado y obligado por cualquier valor ético social.
 
-          Si la industria de un país se distribuye proporcionalmente entre todo el territorio. Se evitaran los hacinamientos de las grandes ciudades y la persona no tiene que dejar su casa y su familia para emigrar en condiciones indignas a lugares inadecuados. Este ciudadano puede trabajar la huerta por la mañana (basta con 1/2hora diaria) y atender a sus animales, para luego a una distancia razonable acudir a la fábrica, a la consulta o a su lugar de trabajo ejercitándose en su aportación social y en la realización de su oficio.
 
-          Cada individuo o clan familiar debe atender su huerto o su autosuficiencia personal e higiénica para luego realizarse en el plano social. Incluido el presidente de una nación, el político de turno o el funcionario. Ningún animal de la creación deja de cazar o de buscar comida delegando esta función a otro. Salvo los parásitos y los patógenos que se acoplan a otros para chuparles la sangre.
 
-          Un país con políticos permanentes y estructuras sectarias como los partidos políticos es un país en ruina y sin futuro. Las naciones deben estar dirigidas por sabios mayores, elegidos en asambleas y no deben repetir mandato.
 
-          Ninguna organización que quiera sobrevivir puede crear clase funcionarial, pues esta clase laboral crea una fractura social donde el acomodo, la insensibilidad y la prepotencia hunden la Nación, como en el caso de España que para el aparato administrativo y estatal se gasta más de 45% del presupuesto. Los puestos funcionariales deben rotar y repartirse por periodos cortos entre todos los ciudadanos. Hay que recordar la utopía comunista de la URSS donde los comisarios y la clase funcionarial y el poder policial y del ejército terminaron por aniquilar el sueño de Marx y de Lenin.
 
-          El ser humano debe vivir unido en cuerpo y alma al medio natural y en solidaridad perpetua con su vecino. Las ciudades con millones de habitantes es una forma loca de vivir, donde se perpetúa la especulación, el vicio, la mala alimentación, la delincuencia y las enfermedades derivadas de la forma insana y antinatural de vivir.
 
-          Ninguna nación debe tener ejército y emplear presupuestos enormes en gasto militar. Está claro que esto puede ser una utopía, pero ninguno debe dejarse llevar por la inercia y votar el sistema que tenemos en la actualidad, que nos oprime, nos explota y nos aniquila, privándonos de las libertades más elementales.
 
-          Cada nación debe tener un tercio de su territorio dedicado al medio natural, otro tercio dedicado a la distribución proporcional y racional de sus ciudadanos, donde por ley cada clan familiar debe tener y atender su tierra y producir autosuficiencia alimentaria. Y otro tercio perfectamente ordenado  y sin polución debe dedicarse a la industria a los macro-cultivos y al desarrollo científico.
 
-          Una nación progresista debe sustituir los dogmatismos religiosos y las clases sacerdotales o (funcionarios divinos) practicando un humanismo férreo donde tu vecino sea dios vivo al que hay que amar, cuidar y proteger por encima de cualquier otro valor y junto a tu vecino, el ciervo, el árbol, el agua y el cielo.
 
Todas estas cosas son utópicas para este tiempo, pero es bueno que nos adentremos en nuevos horizontes y busquemos cada generación nuevos valores para cambiar esta locura.
 
Todavía muchos creen que en el día de mañana, todos los seres humanos nos volveremos buenísimos, nos tomaremos de la mano y en un parpadeo y a partir de una fecha, como la tan ponderada del 21/12/2012, nos haremos todos buenísimos y el Reino de Dios se implantará sobre la Tierra. Desgraciadamente estas son utopías inalcanzables. Es necesario aceptar de una vez por todas que las religiones, políticas y modelos sociales del ser humano han fracasado estrepitosamente. Y por alusiones bíblicas hay que recordar que “….Los Justos que nos precedieron y están ante el trono de Dios, están pidiendo a gritos que se derrame la ira divina sobre la Humanidad….” Es decir, están pidiendo que esto no siga adelante, pues la inercia, la dejación y la omisión de nuestros deberes han conformado una Humanidad corrompida hasta la médula.
 
No podemos cambiar nada, cuando dejamos nuestro Masseratti aparcado en la calle y nos juntamos con otros para meditar de 8 a 9, pensando que este gesto espiritual salvará la Tierra. No podemos cambiar el mundo apuntándonos a tal o cual página de internet donde se nos vende el contacto con los extraterrestres, nos hacen elegidos superiores y alimentan nuestro ego hasta el punto de pensar, que son los otros los que están equivocados y nosotros somos puros. No cambiamos las cosas denunciando minuto a minuto al corrupto de turno o al político que impunemente salta todos los valores éticos y morales. Es cierto que esto es necesario, pero también lo es nuestra actitud social, que pasa por no ver el partido de futbol, en el que sus jugadores cobran millonadas de dinero, a la vez que la miseria y el desempleo golpean a nuestros ciudadanos. El cambio pasa por pequeños gestos y compromisos silenciosos con nosotros mismos, como el no piratear una película de internet. No engordar como un loco alimentando nuestros apetitos mórbidos, en vez de practicar deporte y observar el cuidado del cuerpo y el alma. Pasa por no fumar tomar drogas y emborracharse hasta aniquilar nuestro cuerpo y nuestros sentidos. Pasa por cobrar lo justo y no especular con esos pequeños céntimos que te hacen acumular más de lo que necesitas. Pasa por no zanganear empleando tu tiempo libre en compromisos sociales y ayuda a los más necesitados. Pasa por no votar un sistema corrupto donde los políticos salen impunes de sus innumerables delitos. Pasa por no encender el televisor para ver programas “del corazón” donde tal o cual personaje pasea su desnudez, alardea de sus infidelidades y mentiras y reclama la atención en actividades, modos y manera que insultan a la inteligencia humana. Pasa por no mentir en un ejercicio social aceptado de vanidades sociales. Pasa por reciclar la basura, por ir al monte hoy y plantar un árbol y volver mañana para regarlo. Pasa por un compromiso activo y responsable en la ayuda a la ONG o actividad social que nos reclama un poco de caridad. Pasa, por no meter dinero en los Bancos, cuando constatamos que han arruinado a miles de familias con la burbuja inmobiliaria. Pasa por no comprar una prenda que viene de tal o cual país donde la explotación humana e infantil quita la dignidad humana. En definitiva, por un sinfín de actitudes silenciosas que debemos emprender individualmente en vez de reclamar a los demás lo que deben o no hacer.
 
Existen modelos esperpénticos en nuestro tiempo que permitimos con nuestra pasividad, cuando damos el “Premio Novel de la paz” a un señor que al mismo tiempo de recibirlo emprende dos guerras invadiendo sus naciones. Aceptamos con nuestra actitud conformista e incrementamos el consumo y la riqueza de naciones que tienen miles de bombas atómicas, a la vez que en un ejercicio de cinismo esperpéntico, imponen a otra nación más débil que no tengan ninguna y a la que califican de terrorista.
 
Todos estos modelos chocan frontalmente con los comportamientos silenciosos, resignados y abnegados de personajes como la Madre Teresa de Calcuta o el Padre Vicente Ferrer y por modelos magistrales de responsabilidad consciente como la de Ghandi, que renunciando al poder y al reconocimiento mundano, optó por retirarse del mundanal ruido para hilar su propia ropa, cuidar sus cabras, practicar la meditación y emplear toda su energía en cultivar la virtud, dejando “la no violencia” para enfrentar a los poderosos y los tiranos que en cada época, nación y grupo social emerge desde el principio de la Historia. Este héroe venció al mayor Imperio de aquel tiempo, sin emplear armas o bombas atómicas. Simplemente no alimentó el sistema corrupto en el que vivía y trabajó incansablemente en la autosuficiencia personal y moral.
 
Solo cuando nuestras actitudes personales cambien en las pequeñas cosas, podremos cambiar a toda la Humanidad. Y este cambio pasa necesariamente por adoptar los valores de solidaridad con la tierra, la vida y la dignidad humana.
 
Hoy al levantarme de la cama, he sentido una voz cadenciosa y armoniosa que salía de la Tierra y me he tumbado en la huerta para escuchar a Gaia:
 
-          El ser humano en su tremenda prepotencia piensa que puede cambiar el mundo con las armas, con la tecnología y con las oraciones a tal o cual dios de cada cultura. Ha llegado el tiempo en que los cambios se darán en forma terrible. En este tiempo que viene los vivos envidiarán a los muertos que les han precedido, pues yo Gaía, la Inteligencia planetaria he tomado las riendas de mi destino para sobrevivir. He ordenado a las fuerzas primordiales de la Tierra, el Agua, el Aire y el Fuego que limpien mi casa para que próximamente albergue una nueva humanidad consciente y responsable.
 
-          No me pararé ante aquel que rece en su iglesia o su mezquita, ni ante el más poderoso de vuestros ejércitos, ni ante los modelos sociales, culturales y religiosos de vuestra civilización. Tan solo aquellos que se despojen de su prepotencia, se vuelvan como niños y vivan de acuerdo a mi dictado natural; solo aquellos que sean como el pájaro y rieguen mis desiertos, cuiden mis árboles y preserven a mis mejores hijos, serán los que protegeré y cuidaré para que sean la simiente de una nueva raza.
 
Esto fue lo que escuche y esto es lo que os traslado. Tengo la convicción profunda de que los próximos cambios en el mundo no lo darán los hombres, sino la naturaleza. Por primera vez en la Historia del hombre nos enfrentamos, no a una nación, o aun régimen de vida, sino a la Tierra, a Gaia o a la Inteligencia Planetaria y está claro que en esta ocasión vencerá el planeta.
 
He vuelto a ver la película “Avatar” y salvando algunos conceptos bélicos y culturales que expresa la película su mensaje es nítido y aplicable para lo que estoy argumentando. La conciencia planetaria puede prescindir de toda la especia humana. Le basta un hombre con millones de espermatozoides y una mujer con miles de óvulos para comenzar una nueva especie sobre la Tierra.
 
Cada vez que con nuestra inercia y omisión humana votamos y alimentamos con nuestros actos este sistema estamos formando parte del más fuerte de los absurdos existenciales: Es decir, los hombres han almacenado en forma bélica tal cantidad de artefactos atómicos, que la tierra se puede destruir a nivel polvo, más de cuarenta veces seguidas. Cada vez que, en forma irresponsables, damos rienda suelta a nuestros instintos, superpoblamos el planeta para que a su vez mueran de hambre 70.000 personas al día. Cada vez que ponemos un ladrillo en la ciudad aniquilamos en forma irreversible las selvas de nuestro planeta subiendo la temperatura media de nuestro Globo con gravísimas consecuencias para la supervivencia de las especies y del hombre.
 
En fin… Quizás sean reflexiones absurdas, pero si conseguimos que estas reflexiones muevan nuestras conciencias, ya comenzamos a dar los primeros pasos para acoplarnos al cambio que Gaia tiene programado para este tiempo.
 
 




              

Tags : reflexiones


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