Un año “se apuntó” al viaje a la Palma y se enamoró de la isla y de sus gentes. Con firmeza dijo: “Cuando me jubile me vendré a vivir aquí”. Y así lo hizo, encontró su lugar en Tazacorte, una pequeña villa marinera en el Oeste. Cada año nos recibía con entusiasmo y mientras su salud se lo permitió nos acompañaba en los recorridos que hacíamos para conocer lugares recónditos y mágicos; participaba en nuestras actividades y se comunicaba perfectamente con los “peninsulares” que cada año llegaban a esas tierras.
El año 2020 fue especialmente difícil para Elizabeth por cuestiones de salud, situaciones que, no obstante, ella llevaba con el ánimo, la fortaleza y el sentido del humor que la caracterizaban. Nos envió algunas colaboraciones entrañables y sentidas compartiendo el proceso que estaba viviendo.
https://www.revistaconcienciaglobal.com/Para-los-Caminantes-del-Corazon-El-canto-de-las-celulas_a524.html
https://www.revistaconcienciaglobal.com/El-canto-de-las-celulas-II_a536.html
El día 31 de diciembre por la mañana hablé con ella para decirle que iba a publicar un escrito que estaba pendiente, porque ella así nos lo pidió en la primavera, cuando lo escribió. Ella llevaba algunos días ingresada en el Hospital, en cuidados paliativos.
Bromeó sobre el escaso interés que ella pensaba que tenían sus reflexiones, pero me dijo que adelante. Lo publicamos ese mismo día. Recordamos algunas vivencias entrañables compartidas en la Isla Bonita y me dijo que había sido la mejor época de su vida. Me contó los sueños intensos que tenía desde hacía varios días y lo bien atendida y cuidada que se sentía, decía que no parecía un hospital, que hasta la comida estaba rica.
Mi experiencia en esos procesos me hizo sospechar que esos “sueños intensos” eran fruto de la morfina y cuando, tras un largo rato de charla, me dijo: “María tengo que marcharme”, tuve un escalofrío porque aquellas palabras me sonaron a despedida.
Aquí está ese último artículo publicado:
https://www.revistaconcienciaglobal.com/Escribir-mis-memorias_a609.html
A partir de ese momento no conseguí conectar con ella: “El teléfono está apagado o fuera de cobertura”, repetía insistente la voz. Empecé a intentar tener noticias a través del hospital (no podían dar información), llamando a amigos comunes… pero sin éxito. Y sus últimas palabras volvían a mi recuerdo una y otra vez, mientras iba creciendo en mí la convicción de que realmente Elizabeth había emprendido el regreso al verdadero Hogar.
Esta mañana, conseguí localizar a un amigo suyo alemán, que mencionaba en el artículo: Erich, quien, efectivamente, confirmó mi presentimiento. Se había ido al otro plano hacía tres días. Erich y su mujer Bárbara iban a plantar un arbolito esta tarde para honrar su recuerdo.
Inmediatamente, he encendido mi velita por ella (“para que nunca nos falte la luz”, como siempre hemos dicho ambas). Siento tristeza por su marcha, pero sé que lo ha hecho de forma consciente y lúcida. Le agradezco todos los buenos momentos que hemos compartido, su cariño, su amistad y su apoyo incondicional. Había llegado su momento y estaba preparada… ahora tenemos una estrellita más en el cielo para alumbrar nuestras noches.
He encontrado un poema inédito que me envió este verano y quiero compartirlo con todos vosotros. Sus palabras aportan luz, algo que ante el futuro incierto necesitamos.
Gracias Elizabeth por abrir tu mente y tu corazón.
El año 2020 fue especialmente difícil para Elizabeth por cuestiones de salud, situaciones que, no obstante, ella llevaba con el ánimo, la fortaleza y el sentido del humor que la caracterizaban. Nos envió algunas colaboraciones entrañables y sentidas compartiendo el proceso que estaba viviendo.
https://www.revistaconcienciaglobal.com/Para-los-Caminantes-del-Corazon-El-canto-de-las-celulas_a524.html
https://www.revistaconcienciaglobal.com/El-canto-de-las-celulas-II_a536.html
El día 31 de diciembre por la mañana hablé con ella para decirle que iba a publicar un escrito que estaba pendiente, porque ella así nos lo pidió en la primavera, cuando lo escribió. Ella llevaba algunos días ingresada en el Hospital, en cuidados paliativos.
Bromeó sobre el escaso interés que ella pensaba que tenían sus reflexiones, pero me dijo que adelante. Lo publicamos ese mismo día. Recordamos algunas vivencias entrañables compartidas en la Isla Bonita y me dijo que había sido la mejor época de su vida. Me contó los sueños intensos que tenía desde hacía varios días y lo bien atendida y cuidada que se sentía, decía que no parecía un hospital, que hasta la comida estaba rica.
Mi experiencia en esos procesos me hizo sospechar que esos “sueños intensos” eran fruto de la morfina y cuando, tras un largo rato de charla, me dijo: “María tengo que marcharme”, tuve un escalofrío porque aquellas palabras me sonaron a despedida.
Aquí está ese último artículo publicado:
https://www.revistaconcienciaglobal.com/Escribir-mis-memorias_a609.html
A partir de ese momento no conseguí conectar con ella: “El teléfono está apagado o fuera de cobertura”, repetía insistente la voz. Empecé a intentar tener noticias a través del hospital (no podían dar información), llamando a amigos comunes… pero sin éxito. Y sus últimas palabras volvían a mi recuerdo una y otra vez, mientras iba creciendo en mí la convicción de que realmente Elizabeth había emprendido el regreso al verdadero Hogar.
Esta mañana, conseguí localizar a un amigo suyo alemán, que mencionaba en el artículo: Erich, quien, efectivamente, confirmó mi presentimiento. Se había ido al otro plano hacía tres días. Erich y su mujer Bárbara iban a plantar un arbolito esta tarde para honrar su recuerdo.
Inmediatamente, he encendido mi velita por ella (“para que nunca nos falte la luz”, como siempre hemos dicho ambas). Siento tristeza por su marcha, pero sé que lo ha hecho de forma consciente y lúcida. Le agradezco todos los buenos momentos que hemos compartido, su cariño, su amistad y su apoyo incondicional. Había llegado su momento y estaba preparada… ahora tenemos una estrellita más en el cielo para alumbrar nuestras noches.
He encontrado un poema inédito que me envió este verano y quiero compartirlo con todos vosotros. Sus palabras aportan luz, algo que ante el futuro incierto necesitamos.
Gracias Elizabeth por abrir tu mente y tu corazón.
Poema: La Voz de mi Alma de Elizabeth Bhullmann
No creo en el pecado original porque ¡Dios es bondadoso!
nos dio el bien más preciado: el libre albedrío
y la voluntad de rectificar errores.
Todos erramos una primera vez
y muchas más.
Evolucionamos rectificando errores,
aprendiendo a conocer causas y efectos
en el transcurso de la vida, disipando nuestra ceguera
de la niebla que nos envuelve en la vida material,
hasta que nos alumbre el feliz maridaje
del sentido común con la luz del corazón.
Aquí aprendemos a ser felices agradeciendo
las bondades y aceptando los sinsabores,
sin echar culpas a nadie, ni de nuestros propios errores
¡hiciste mal!, ¡rectifica!, mas no te mortifiques
con ello no haces feliz a nadie, ni mejoras
sino que te hundes más en el error.
Dios no te pide que pagues tus deudas cuarenta mil veces,
el no conoce el rencor, eso es un invento humano.
Confía en su sabia guía, conoce las Leyes del Universo,
sé miembro de la fraternidad de los que hacen el bien
y siempre tendrás el apoyo, la mano del Padre tendida.
Somos miembros del Ejército de la Alegría,
valientes soldaditos de a pie, que avanzamos por el mundo
dando trompicones y, a veces, en altos vuelos
en pos de volver a ser lo que siempre fuimos.
Dando tumbos a ciegas, con momentos de lucidez, mas
siempre dispuestos a volver a caminar
hacia donde nos dice el Corazón, es nuestra casa,
nuestro verdadero hogar.
Allí donde residen la alegría, la
confianza y el amor.
Allí donde el Padre nos verá actuar, con consciencia y armonía,
aprovechando lo aprendido, el conocimiento universal.
Ya muchos estamos en camino hacia un mundo mejor,
en el más aquí o el más allá, ¡qué importa!
la cuestión es seguir caminando.
La bondad de Dios no tiene límites, así como su sabiduría.
Aún no sabemos discernir sus caminos inescrutables,
mas confiemos en su mano tendida, estemos dispuestos
a rectificar, a cambiar nuestros esquemas mentales caducos,
adoptando la nueva responsabilidad: La de creer en nuestra esencia,
la de querer cooperar en los altos designios del Creador
hacia una renovada humanidad.
Elisabeth Buhllmann
Mayo 2020
nos dio el bien más preciado: el libre albedrío
y la voluntad de rectificar errores.
Todos erramos una primera vez
y muchas más.
Evolucionamos rectificando errores,
aprendiendo a conocer causas y efectos
en el transcurso de la vida, disipando nuestra ceguera
de la niebla que nos envuelve en la vida material,
hasta que nos alumbre el feliz maridaje
del sentido común con la luz del corazón.
Aquí aprendemos a ser felices agradeciendo
las bondades y aceptando los sinsabores,
sin echar culpas a nadie, ni de nuestros propios errores
¡hiciste mal!, ¡rectifica!, mas no te mortifiques
con ello no haces feliz a nadie, ni mejoras
sino que te hundes más en el error.
Dios no te pide que pagues tus deudas cuarenta mil veces,
el no conoce el rencor, eso es un invento humano.
Confía en su sabia guía, conoce las Leyes del Universo,
sé miembro de la fraternidad de los que hacen el bien
y siempre tendrás el apoyo, la mano del Padre tendida.
Somos miembros del Ejército de la Alegría,
valientes soldaditos de a pie, que avanzamos por el mundo
dando trompicones y, a veces, en altos vuelos
en pos de volver a ser lo que siempre fuimos.
Dando tumbos a ciegas, con momentos de lucidez, mas
siempre dispuestos a volver a caminar
hacia donde nos dice el Corazón, es nuestra casa,
nuestro verdadero hogar.
Allí donde residen la alegría, la
confianza y el amor.
Allí donde el Padre nos verá actuar, con consciencia y armonía,
aprovechando lo aprendido, el conocimiento universal.
Ya muchos estamos en camino hacia un mundo mejor,
en el más aquí o el más allá, ¡qué importa!
la cuestión es seguir caminando.
La bondad de Dios no tiene límites, así como su sabiduría.
Aún no sabemos discernir sus caminos inescrutables,
mas confiemos en su mano tendida, estemos dispuestos
a rectificar, a cambiar nuestros esquemas mentales caducos,
adoptando la nueva responsabilidad: La de creer en nuestra esencia,
la de querer cooperar en los altos designios del Creador
hacia una renovada humanidad.
Elisabeth Buhllmann
Mayo 2020