La publicidad y el marketing
Esto es producto de la convicción más absoluta de que las marcas necesitan aumentar constantemente la publicidad para mantenerse en la misma posición. David Lubars, un alto ejecutivo del grupo Omnicom, explica el principio rector de la industria con mucha franqueza: "Los consumidores son como las cucarachas, los rocías una y otra vez hasta que con el tiempo se vuelven inmunes".
Los gastos en publicidad que se barajan en este sector son asombrosos. Según trabajos realizados por la Red Internacional de Asociaciones en Solidaridad con los Trabajadores de las Maquilas, el gasto total en salarios que paga Nike en Indonesia por todos sus trabajadores no llega a los contratos millonarios que la empresa paga a los deportistas que la representan para publicitar sus productos.
Una “maquila” es una empresa que importa materiales sin pagar aranceles, su producto se comercializa en el país de origen de la materia prima. El término se originó en México, país donde el fenómeno de las maquiladoras está ampliamente extendido. El personal contratado por las maquilas mexicanas supera los dos millones de personas.
El consumo que no se basa en una valoración social y ecológica, sino que está supeditado a patrones como marca y moda no hace más que agudizar y perpetuar los problemas económicos y sociales que afectan a la población más desfavorecida del planeta.
La mayor parte de estos problemas podrían ser solventados con una actitud consciente y responsable por parte de los consumidores. Un consumo crítico de los productos que consumimos a diario nos dará la clave para aportar nuestro granito de arena al proceso de cambio necesario en el mercado mundial.
La huella ecológica
El Informe Brundtland es un informe que enfrenta y contrasta la postura de desarrollo económico actual junto con el de sostenibilidad ambiental, realizado por la ex-primera ministra noruega Gro Harlem Brundtland, con el propósito de analizar, criticar y replantear las políticas de desarrollo económico globalizador, reconociendo que el actual avance social se está llevando a cabo a un costo medioambiental alto. El informe fue elaborado por distintas naciones en 1987 para la ONU, por una comisión encabezada por la doctora sueca entonces primera ministra de Noruega. Originalmente, se llamó Nuestro Futuro Común (Our Common Future, en inglés). En este informe, se utilizó por primera vez el término desarrollo sostenible (o desarrollo sustentable), definido como aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de las futuras generaciones. Implica un cambio muy importante en cuanto a la idea de sustentabilidad, principalmente ecológica, y a un marco que da también énfasis al contexto económico y social del desarrollo.
El programa de la Naciones Unidad para el Desarrollo (PNUD) asegura que el 20% de la población mundial consumimos el 80% de los recursos disponibles ¿Es eso justo? Hoy nadie ignora que existen millones de personas sin acceso a los recursos básicos como el agua, los alimentos, la vivienda, la sanidad o la educación. Las cifras nos hablan de que hay 870 millones de personas en el mundo que pasan hambre.
Todo apunta a que es imperioso tomar medidas porque el consumo actual no es sostenible ni para las personas, ni para el medio ambiente, ni siquiera para la economía… está en juego la supervivencia de los seres humanos, de especies de fauna y flora y de la preservación de las condiciones medioambientales que necesita la vida en este planeta.
Según Intermon Oxfam “El consumo responsable es mucho más que una tendencia. Es una alternativa a las lógicas del consumo masivo que se basa en adquirir productos sostenibles y que aporten valores como la igualdad de oportunidades, la reducción de la pobreza, el trabajo digno, la solidaridad y el cuidado y la conservación del medio ambiente”.
Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos estamos consumiendo, bien sea mediante el uso de agua o electricidad o adquiriendo nuevos productos o servicios. Sin embargo, hoy deberíamos preguntarnos ¿lo hacemos de forma responsable? ¿Somos conscientes del gasto energético o alimentario que estamos generando?
Las palabras mágicas: reducir, reutilizar, reciclar y recuperar
El día 15 marzo (desde 1983 en que fue aprobado por la ONU) se celebra el Día Mundial de los Derechos del Consumidor. La medida fue tomada como reconocimiento del papel fundamental que juegan los consumidores en la economía y también en la sociedad.
Uno de las primeras voces que abordó el tema del consumo responsable fue D. José Esquinas, Doctor Ingeniero Agrónomo por la Universidad Politécnica de Madrid y Máster en Horticultura y Doctor en Genética por la Universidad de California. Su experiencia trabajando en la FAO durante más de 30 años sobre temas como los recursos genéticos, la biodiversidad agrícola, la cooperación internacional y la definición de una ética para la agricultura y la alimentación, le posicionan como una de las voces más autorizadas.
J. Esquinas dice que los consumidores tenemos en nuestras manos con el carro de la compra una herramienta de guerra, que se podría considerar un carro de combate. El consumidor con su decisión final de compra, está ejerciendo un derecho fundamental para exigir productos de calidad naturales y éticos, que sean beneficiosos para su salud, no dañen el medioambiente, y que además no vulneren los derechos de los que los fabrican. Para ello debemos ser críticos y exigentes con lo que compramos, huyendo de la publicidad engañosa, y no dejarnos avasallar por la avalancha de intereses comerciales que nos rodean.
Las grandes empresas temen las noticias que surgen en las redes sociales al margen de los medios de comunicación y que se difunden de forma rápida por todo el planeta. Saben que la noticia de que se ha descubierto que una empresa famosa de calzado deportivo tiene niños trabajando en sus instalaciones y que no respeta los derechos más básicos de sus trabajadores sometidos a unas condiciones que podrían considerarse de esclavos… puede hacer caer sus ventas en picado si los consumidores deciden hacer el boicot a esa marca.
Reducir
Consiste en evitar la compra de productos que realmente no son necesarios y que además llevan consigo elementos que en muy poco tiempo van a ser basura como por ejemplo productos con un exceso de embalaje. No solo se puede reducir en términos de consumo de bienes, también en energía optimizando, por ejemplo, el uso de las lavadoras o lavavajillas. Se trata sencillamente de reducir el problema para disminuir el impacto en el medio ambiente.
Reutilizar
Implica dar un segundo uso a aquellos productos que ya no te sirven para la tarea que lo adquiriste o bien repararlos para que puedan seguir cumpliendo con su función. Hay que intentar sacar el máximo provecho a las cosas que tenemos y cuando definitivamente no las podamos usar, regalarlas a alguien que si las pueda dar un uso. Muchas de las cosas que van a parar a la basura podrían volver a usarse como, por ejemplo, el papel de regalo. No lo tires, desenvuelve el regalo con cuidado y usa el papel para futuros regalos que tengas que hacer tú.
Reciclar
Significa hacer una selección selectiva de los residuos generados por nosotros mismos. Luego son tratados en plantas especializadas creando productos para otros usos o iguales de menor calidad. De esta manera, se evita el uso descontrolado de recursos naturales, se ahorra energía y se reducen el volumen de residuos.
Recuperar
Se relaciona con los procesos industriales y consiste en recuperar materiales o elementos que sirvan como materia prima. Por ejemplo, los plásticos se pueden recuperar mediante el proceso de pirólisis (por calentamiento) o los materiales utilizados en la fabricación de latas.
¿Lo necesito o lo deseo?
Evidentemente necesitamos comida, ropa, cosas para el cuidado personal. Existen en la red, publicadas por las ONG’s guías bastante útiles para desarrollar en las personas el criterio y la consciencia de sus actos en cuanto al consumo, pero básicamente podríamos plantearnos una serie de preguntas:
- ¿Lo necesito realmente?
- ¿Cuánto me va a durar?
- ¿Podría pedírselo prestado a alguien cercano?
- ¿De qué materia prima está hecho?
- ¿Es fácil de reparar?
- ¿Cuál es el país de origen?
- ¿Lo puedo conseguir en las tiendas de mi barrio?
- ¿Tiene información sobre la ecologia?
Existe una anécdota adjudicada a Sócrates, el filósofo griego, según parece le gustaba llevar a sus alumnos al mercado en Atenas. Contemplaba y disfrutaba del gran despliegue de joyas, telas, perfumes y otros objetos que se exponían en los diferentes puestos y siempre se iba sin comprar nada.
Un día uno de sus discípulos le preguntó: “Maestro, hemos aprendido con usted que todo sabio lleva una vida sencilla. Pero usted no tiene ni siquiera un par de zapatos”.
“Correcto” – respondió el filósofo.
“Sin embargo -continuó el discípulo- Todos los días venimos al mercado principal admirando las mercancías. Podríamos juntar algún dinero para que pueda comprarse algo”.
“Tengo todo lo que deseo -respondió Sócrates- pero me encanta ir al mercado para descubrir que sigo siendo completamente feliz sin todo ese montón de cosas”.
Fuentes: Revista la Farola, Intermón Oxfam, Fundación Vivo Sano, Econoticias, Wikipedia.