Las relaciones de amistad que se generan en la infancia suelen ser las más duraderas. Probablemente, no recuerdes lo que comiste hace un par de días pero, seguramente, recuerdes muy bien esos años y esos amigos con los que compartías las experiencias que la vida te iba poniendo delante. Entonces, formar parte de un grupo era algo necesario para sobrevivir en un mundo que desconocíamos y que se iba desvelando a base de relacionarte con el entorno apoyándote en la fuerza del grupo. Ahí se generaban amistades que, en muchos casos, duraban toda la vida.
Luego, a medida que se va creciendo y evolucionando, se conocen a otras muchas personas con las que compartes épocas más o menos largas, compañeros de trabajo, de la “mili”… aunque, normalmente, a esas personas se las suele catalogar como “conocidos” y que, generalmente, desaparecen de tu vida en cuanto se acaban algunas de las razones por las que un día se conocieron. No obstante, he de reconocer que algunos de esos “conocidos” pasan a tener el rango de amigos si se dan las circunstancias adecuadas.
Realmente, es muy difícil encontrar amigos de verdad, de esos por los que podrías poner la mano en el fuego; y es difícil porque el círculo de personas que cumplen esos requisitos es tan pequeño que dentro de él cabe poca gente y, curiosamente, la vida o el destino ha dispuesto que en él tiene que estar la persona de la que te enamorarás y con la que quizás compartirás tu vida ¿20, 30, 40, 50 personas componen ese círculo? Me refiero a relaciones cercanas, no a personas que van de paso. Y de ese pequeño conjunto de personas, la élite la compondrán seguramente muy pocos amigos de verdad, aparte de la familia, claro está.
Luego, a medida que se va creciendo y evolucionando, se conocen a otras muchas personas con las que compartes épocas más o menos largas, compañeros de trabajo, de la “mili”… aunque, normalmente, a esas personas se las suele catalogar como “conocidos” y que, generalmente, desaparecen de tu vida en cuanto se acaban algunas de las razones por las que un día se conocieron. No obstante, he de reconocer que algunos de esos “conocidos” pasan a tener el rango de amigos si se dan las circunstancias adecuadas.
Realmente, es muy difícil encontrar amigos de verdad, de esos por los que podrías poner la mano en el fuego; y es difícil porque el círculo de personas que cumplen esos requisitos es tan pequeño que dentro de él cabe poca gente y, curiosamente, la vida o el destino ha dispuesto que en él tiene que estar la persona de la que te enamorarás y con la que quizás compartirás tu vida ¿20, 30, 40, 50 personas componen ese círculo? Me refiero a relaciones cercanas, no a personas que van de paso. Y de ese pequeño conjunto de personas, la élite la compondrán seguramente muy pocos amigos de verdad, aparte de la familia, claro está.
Mantener el contacto es fundamental
El tiempo, las circunstancias de la vida, hacen que muchos de esos amigos se distancien físicamente, aunque no por ello se rompa el vínculo energético de amor y confianza que les unió. Cuestiones como la política, la religión, las ciencias o la economía pueden provocar distanciamientos, pero solo aquellos que dan más importancia a la guarnición (léase cuestiones sociales como las descritas) en lugar del ingrediente principal (léase confianza plena, por ejemplo), demostrarán que no han sabido encontrar el verdadero sentido de la palabra “amistad”.
Así pues, tendríamos que valorar en su justa medida las relaciones de amistad que hemos ido generando, porque son esas relaciones las que en un momento determinado te pueden sacar de un apuro del tipo que sea. Nosotros somos quienes generamos esas relaciones y lo hacemos en función de la resonancia que se produce entre nosotros y aquellos con quienes forman nuestro entorno. Un ejemplo de esto son las relaciones de apoyo y complicidad que se da entre jugadores de un mismo equipo, sea de fútbol o de cualquier otro deporte. Ellos saben que su éxito depende del grupo y que, para alcanzar los objetivos comunes, no hay otra forma que la unión y la amistad.
¿Tienes muchos amigos/amigas íntimos? ¿Eres una persona tan sociable y abierta, tan entregada, que puedes contar con los dedos de las dos manos los amigos especiales o íntimos que tienes? Si es así, enhorabuena, eres una persona afortunada. El común de los mortales no tiene tanta suerte y se tiene que conformar con uno o dos. En realidad, yo me puedo considerar un ser muy afortunado, ¿y tú?.
Así pues, tendríamos que valorar en su justa medida las relaciones de amistad que hemos ido generando, porque son esas relaciones las que en un momento determinado te pueden sacar de un apuro del tipo que sea. Nosotros somos quienes generamos esas relaciones y lo hacemos en función de la resonancia que se produce entre nosotros y aquellos con quienes forman nuestro entorno. Un ejemplo de esto son las relaciones de apoyo y complicidad que se da entre jugadores de un mismo equipo, sea de fútbol o de cualquier otro deporte. Ellos saben que su éxito depende del grupo y que, para alcanzar los objetivos comunes, no hay otra forma que la unión y la amistad.
¿Tienes muchos amigos/amigas íntimos? ¿Eres una persona tan sociable y abierta, tan entregada, que puedes contar con los dedos de las dos manos los amigos especiales o íntimos que tienes? Si es así, enhorabuena, eres una persona afortunada. El común de los mortales no tiene tanta suerte y se tiene que conformar con uno o dos. En realidad, yo me puedo considerar un ser muy afortunado, ¿y tú?.