Vivimos una época de tremendos cambios en los que el miedo y la inseguridad hacen presa fácil en millones de personas que se ven invadidas por cantidades ingentes de información. Información que en lugar de proporcionarles referencias que les permitan “posicionarse” mejor en su vida cotidiana les mantienen perdidos, sumidos en la duda y con una creciente sensación de incertidumbre frente a las teorías contradictorias, las ideas incoherentes o la dificultad para separar lo verdadero de lo falso en la información que les llega a través de los grandes medios de comunicación de masas. Unos medios que parecen haber olvidado sus tres premisas fundamentales; Informar, formar y entretener.
Ahora las noticias son tratadas como sucesos y gran parte de la información que nos llega es tendenciosa y sesgada y está al servicio de otros intereses ocultos. Los medios se han agrupado en grandes corporaciones editoriales que “dictan” a los periódicos, revistas, radio o televisión las noticias que deben divulgar, pero sobre todo el “tono” que deben seguir, a quien defender o contra quien ir.
Las redes de comunicación como Internet y las sub-redes sociales, que están proliferando de forma imparable, nos plantean una distribución de la información de forma global, abierta y libre, pero día a día comprobamos que ésa es una más de las muchas fantasías en las que nos movemos. La red se está convirtiendo en una herramienta de manipulación del pensamiento, las grandes corporaciones compran datos de los usuarios, no sólo su dirección, también sus fotos, sus aficiones, sus debilidades… su “perfil”, que ha sido “colgado” en la red de forma inocente, sin sospechar siquiera lo que alguien puede hacer con esa información que está circulando por los circuitos de todo el mundo.
Por todas partes se oye que el ser humano se enfrenta a una crisis global sin precedentes, que los sistemas se pueden colapsar en cualquier momento, que la ecología, el clima, la economía, la tecnología, las comunicaciones, etc. han alcanzado tal grado de complejidad que no tenemos forma de poder responder con garantías a ese posible colapso, es decir, que el futuro en todos los órdenes es totalmente imprevisible.
Para responder a todos esos frentes no sirve la experiencia anterior porque los elementos que intervienen son nuevos y están interrelacionados y en continua interacción.
Este panorama no deja de ser una gran oportunidad para que los seres humanos desarrollemos una capacidad que está poco explotada: tener criterio. Estoy segura de que con el tiempo aprenderemos a discernir, a valorar, a apreciar lo que es válido y a desterrar lo que es falso, maduraremos, en definitiva…, pero hasta que ese “sexto sentido” se nos desarrolle nos quedan aún tiempos de incertidumbre y de nadar en aguas revueltas.
Ahora las noticias son tratadas como sucesos y gran parte de la información que nos llega es tendenciosa y sesgada y está al servicio de otros intereses ocultos. Los medios se han agrupado en grandes corporaciones editoriales que “dictan” a los periódicos, revistas, radio o televisión las noticias que deben divulgar, pero sobre todo el “tono” que deben seguir, a quien defender o contra quien ir.
Las redes de comunicación como Internet y las sub-redes sociales, que están proliferando de forma imparable, nos plantean una distribución de la información de forma global, abierta y libre, pero día a día comprobamos que ésa es una más de las muchas fantasías en las que nos movemos. La red se está convirtiendo en una herramienta de manipulación del pensamiento, las grandes corporaciones compran datos de los usuarios, no sólo su dirección, también sus fotos, sus aficiones, sus debilidades… su “perfil”, que ha sido “colgado” en la red de forma inocente, sin sospechar siquiera lo que alguien puede hacer con esa información que está circulando por los circuitos de todo el mundo.
Por todas partes se oye que el ser humano se enfrenta a una crisis global sin precedentes, que los sistemas se pueden colapsar en cualquier momento, que la ecología, el clima, la economía, la tecnología, las comunicaciones, etc. han alcanzado tal grado de complejidad que no tenemos forma de poder responder con garantías a ese posible colapso, es decir, que el futuro en todos los órdenes es totalmente imprevisible.
Para responder a todos esos frentes no sirve la experiencia anterior porque los elementos que intervienen son nuevos y están interrelacionados y en continua interacción.
Este panorama no deja de ser una gran oportunidad para que los seres humanos desarrollemos una capacidad que está poco explotada: tener criterio. Estoy segura de que con el tiempo aprenderemos a discernir, a valorar, a apreciar lo que es válido y a desterrar lo que es falso, maduraremos, en definitiva…, pero hasta que ese “sexto sentido” se nos desarrolle nos quedan aún tiempos de incertidumbre y de nadar en aguas revueltas.
La información nos hace libres
Todos hemos oído esa afirmación e incluso la hemos repetido en ocasiones. Efectivamente, tener información nos da la posibilidad de tener más parámetros para tomar mejores decisiones, nos permite dar pasos más seguros hacia los objetivos que nos marcamos, nos ayuda a ser más objetivos… Sin embargo, cuando la información está sesgada, obedece a intereses ocultos, lleva una carga importante de manipulación.
No hace mucho tuve la oportunidad de descubrir como una misma noticia era tratada de muy diferentes maneras en los informativos de tres cadenas de televisión… Me quedé impactada, se veía claramente el “color” político que teñía a una misma noticia. En otras palabras, hacía buena la frase: “Todo depende del color del cristal con que se mira”.
El pensamiento crítico es un proceso cognitivo que hay que desarrollar, practicar y educar si queremos tomar decisiones que nos proporcionen confianza y seguridad. Cualquier noticia que nos llegue, aunque venga “avalada” por alguien de “reconocido prestigio” o venga “respaldada” por una supuesta libertad de prensa debería ser cuestionada y seguir una serie de pasos que nos hagan actuar con coherencia y sentido.
Para ello podemos seguir los siguientes pasos:
No hace mucho tuve la oportunidad de descubrir como una misma noticia era tratada de muy diferentes maneras en los informativos de tres cadenas de televisión… Me quedé impactada, se veía claramente el “color” político que teñía a una misma noticia. En otras palabras, hacía buena la frase: “Todo depende del color del cristal con que se mira”.
El pensamiento crítico es un proceso cognitivo que hay que desarrollar, practicar y educar si queremos tomar decisiones que nos proporcionen confianza y seguridad. Cualquier noticia que nos llegue, aunque venga “avalada” por alguien de “reconocido prestigio” o venga “respaldada” por una supuesta libertad de prensa debería ser cuestionada y seguir una serie de pasos que nos hagan actuar con coherencia y sentido.
Para ello podemos seguir los siguientes pasos:
- Recoger el tema, la noticia, los datos, los hechos, etc.
- Buscar información, opiniones, etc. en diferentes ámbitos.
- Contrastar la información proveniente de diferentes fuentes
- Analizar de forma objetiva y crítica la consistencia de lo que nos llega.
- Asociar ideas, contrastar con la propia experiencia, aportar nuestro conocimiento e incluso escuchar nuestra intuición, recurrir a la sabiduría interior.
- Fijar los puntos de apoyo que vemos y generar los argumentos que los sostienen.
- Tomar la decisión basándonos en nuestro propio criterio… es decir: adoptar la postura, tomar el compromiso, pasar a la acción, etc.
Si poco a poco vamos desarrollando nuestro propio criterio ganaremos en seguridad, en autoestima, venceremos miedos y frenos que nos coartan, gestionaremos mejor nuestro mundo emocional y seremos capaces de responder mejor a los desafíos que nos presenta la vida.