Cada día me doy cuenta de lo fácil que es dispersarnos de lo realmente importante, desconectarnos de nuestra propia vida, de nuestra propia existencia.
Observo, a veces con mucho asombro, la cantidad de “entretenimientos” que se han dispuesto (y hemos permitido) para mantenernos perdidos en cuestiones poco relevantes para nuestra evolución como seres humanos.
Desde la “caja tonta” (que se ha sofisticado muchísimo desde la llegada de las plataformas) que nos nutre y recomienda películas, series, documentales…, hasta el maravilloso mundo de las redes sociales, que nos mantiene muy ocupados sugiriéndonos contenido que tal vez nos pueda interesar en base a nuestras búsquedas en internet…
Observo, a veces con mucho asombro, la cantidad de “entretenimientos” que se han dispuesto (y hemos permitido) para mantenernos perdidos en cuestiones poco relevantes para nuestra evolución como seres humanos.
Desde la “caja tonta” (que se ha sofisticado muchísimo desde la llegada de las plataformas) que nos nutre y recomienda películas, series, documentales…, hasta el maravilloso mundo de las redes sociales, que nos mantiene muy ocupados sugiriéndonos contenido que tal vez nos pueda interesar en base a nuestras búsquedas en internet…
Entretenidos pero desconectados
Y me doy cuenta de cómo estos “entretenimientos” nos desconectan de la realidad. De hecho, lo noto en primera persona, cómo estos mecanismos me sacan de la vida, anulando mi capacidad de pensar y de tomar consciencia.
Sé que estos mecanismos no son ni malos ni buenos, es demasiado dual pensar así. Lo que quiero decir es que, si no los utilizamos apropiadamente, podemos vernos atrapados en bucles infinitos de sugerencias, sin que seamos verdaderamente conscientes de ello.
A estas alturas, ya sabemos que la consciencia es información, y la información es poder. Entonces me pregunto, ¿por qué somos capaces de relegar nuestro gran don (el libre albedrío) a la inconsciencia?
Por experiencia propia, y aunque soy consciente de todo esto, a veces me gusta desenchufarme de lo real. Es curioso, ¿verdad?
Sé que estos mecanismos no son ni malos ni buenos, es demasiado dual pensar así. Lo que quiero decir es que, si no los utilizamos apropiadamente, podemos vernos atrapados en bucles infinitos de sugerencias, sin que seamos verdaderamente conscientes de ello.
A estas alturas, ya sabemos que la consciencia es información, y la información es poder. Entonces me pregunto, ¿por qué somos capaces de relegar nuestro gran don (el libre albedrío) a la inconsciencia?
Por experiencia propia, y aunque soy consciente de todo esto, a veces me gusta desenchufarme de lo real. Es curioso, ¿verdad?
La anestesia de la desconexión
Pues bien, creo que estamos anestesiados. Si alguna vez te han anestesiado, aunque solo haya sido para empastarte una muela, sabrás que, aunque tu boca siga ahí, no la sientes, es como si no fuera tuya. Esa zona de tu cuerpo se vuelve insensible tanto a lo que sucede fuera como a lo que ocurre dentro.
Además, si te aprietas o comes algo mientras estás anestesiado, corres el riesgo de hacerte daño.
Cuando nos desconectamos de esas pantallas, es como si fuéramos saliendo de esa anestesia, aunque al principio aún sintamos ciertas molestias. Y, cuando finalmente nuestra boca "despierta", puede que te des cuenta de que has pasado el día entero en casa sin haber tomado aire fresco, sin haber llamado a ese amigo del alma o habiendo procrastinado en esas tareas que sabes que te hacen sentir bien o que tienes pendientes.
Y, por si fuera poco, cuando vuelves a tu estado natural, te das cuenta de que esa muela ya no es la misma, ha cambiado. En su lugar, hay algo diferente.
Además, si te aprietas o comes algo mientras estás anestesiado, corres el riesgo de hacerte daño.
Cuando nos desconectamos de esas pantallas, es como si fuéramos saliendo de esa anestesia, aunque al principio aún sintamos ciertas molestias. Y, cuando finalmente nuestra boca "despierta", puede que te des cuenta de que has pasado el día entero en casa sin haber tomado aire fresco, sin haber llamado a ese amigo del alma o habiendo procrastinado en esas tareas que sabes que te hacen sentir bien o que tienes pendientes.
Y, por si fuera poco, cuando vuelves a tu estado natural, te das cuenta de que esa muela ya no es la misma, ha cambiado. En su lugar, hay algo diferente.
¿Quién controla tu tiempo?
Lo que quiero decir con esta metáfora es que, cuando usamos estos entretenimientos de manera compulsiva, lo que hacemos es desconectarnos de nosotros mismos, dejando el poder en manos de esos "entretenimientos" y perdiendo la oportunidad de vivir el único tiempo real que tenemos: el presente. Nos volvemos insensibles al mundo y a nosotros mismos, perdiendo la oportunidad de ser conscientes del cambio que está ocurriendo en cada instante. Este tipo de respuesta reactiva nos ayuda a evitar sentir lo que tarde o temprano sentiremos, ya sea por comprensión o por dolor.
Cuando no somos conscientes del porqué de nuestras acciones, corremos el riesgo de vivir en una especie de MATRIX: una vida anodina, sin sustancia, y lo peor de todo, una vida que no es la nuestra. Es la vida inventada por actores y actrices de una serie, o fragmentos de la vida de otras personas que quieren que veamos, pero no es la vida real.
Cuando no somos conscientes del porqué de nuestras acciones, corremos el riesgo de vivir en una especie de MATRIX: una vida anodina, sin sustancia, y lo peor de todo, una vida que no es la nuestra. Es la vida inventada por actores y actrices de una serie, o fragmentos de la vida de otras personas que quieren que veamos, pero no es la vida real.
Desenchufarnos para volver a sentir
Utilicemos estos aparatos con consciencia, para que jueguen a nuestro favor, como entretenimiento real y proactivo. Dejemos de quedar enganchados a una pantalla que no nos aporta más que miopía y frustración.
Te hago una pregunta: ¿qué cosas te encantaría hacer en esta vida? Esas cosas, ¿están vinculadas con ver la tele o estar pegado a las redes sociales? ¿O, por el contrario, estos entretenimientos te alejan de tus objetivos por la pérdida de tiempo que supone usarlos sin control?
Una última reflexión: ¿Por qué quieren entretenernos? Ahí lo dejo...
Te hago una pregunta: ¿qué cosas te encantaría hacer en esta vida? Esas cosas, ¿están vinculadas con ver la tele o estar pegado a las redes sociales? ¿O, por el contrario, estos entretenimientos te alejan de tus objetivos por la pérdida de tiempo que supone usarlos sin control?
Una última reflexión: ¿Por qué quieren entretenernos? Ahí lo dejo...
Laura Verdugo,
Terapeuta integral, coach profesional e instructora de meditación.
@estoy.mejor
Lauraverdugogarcia.com
Terapeuta integral, coach profesional e instructora de meditación.
@estoy.mejor
Lauraverdugogarcia.com