La evolución humana y sus realidades complejas - PARTE III

Entendiendo a la cuadrada como aquella que su razonamiento es guiado por la lógica, de manera deductiva o inductiva; reconoce como verdades solo aquello que pueda verificar o contrastar con sus propios referentes. Mientras que las mentalidades circulares, se distinguen por generar su reflexión a partir de reconocer el “todo” de una manera orgánica, holística, emocional, sentimental e incluso espiritual; no requieren de la verificación para reconocer las verdades en esencia. Mientras que las mentalidades integradas han logrado un razonamiento más equilibrado, reconociendo la lógica, las estructuras, al igual que las implicaciones del “todo” de una manera holística, emocional, sentimental, espiritual, logrando así sus propios equilibrios en los diferentes planos.
 
Por otro lado, nos encontramos en el plano irracional, el más evolucionado, en el que los sujetos desarrollan una mentalidad en espiral, representada por ser sensoriales, con enormes dotes espirituales; hacen uso de todas sus inteligencias, y lo más sobresaliente las pueden encauzar a partir de su propia sabiduría, o de la sabiduría milenaria —la cual la pueden leer con fluidez—, pueden identificar las verdades en esencia; no tienen límites, se dinamizan, crecen, se reinventan conforme a su propio andar en la vida; pueden mimetizarse con el medio y las personas; logran asimilar las virtudes y fortalezas de los otros.
 
Se podría decir que los de mentalidad espiral o sensoriales son los más fuertes de todos, aclarando que dicha mentalidad, no es una cuestión de edad, o de formación académica, o de nacionalidad, o de grupo étnico, o posición económica, o de capricho, o accidente o mutación de la naturaleza, simplemente es parte de la propia existencia. De hecho, todos los seres humanos podemos llegar a esos niveles, la cuestión es entender ese plan divino, ese orden del Universo; lograr el máximo equilibrio entre el cuerpo-mente-espíritu y el Universo del que forman parte, y dar el salto a un despertar de consciencia irracional.

Pero aquí está la preocupación: cada vez se están dando más esas mentalidades espirales, en todas las edades incluso en poblaciones infantiles, que están detonando versiones de consciencia, dependiendo los estilos, las condiciones, las realidades de vida que les toca transitar. Si los ambientes (educativos, sociales, culturales, políticos e institucionales de cualquier índole estructural) y las personas que los rodean (familia, amigos, figuras de autoridad y de referencia) son positivos resulta muy clara la posible inclinación. Sin embargo, si son negativos esos ambientes, y están rodeados de personas nocivas, que, en vez de fortalecerles el espíritu, los corrompen, los lastiman, los dañan de manera permanente en sus estados físicos, emocionales y espirituales… sería entendible su sed de venganza, su resentimiento hacia los demás, y, por ende, su odio hacia una sociedad que los vapuleó, y que al final del día los olvidó a su destino. Detonando así una consciencia negativa, lastimada y con el único propósito de ver y hacer lo que recibieron en su plano terrenal.
 
Pero en otro extremo, podríamos identificar que las mentalidades espirales, también pueden tomar la decisión de ser inconscientes, es decir, desarrollar una falta de sentimientos, que los llenan con cosas superficiales; son indiferentes ante el mundo, y se dejan manipular por cualquier estimulo que les de placer momentáneo; son arquitectos de sus propias miserias; son artesanos de sus propios pretextos para no involucrarse en ningún plano; se vuelven sequito de conscientes negativos, o mercenarios del mejor postor.

Es precisamente ahí el reto, de cómo equilibrar la balanza, de cómo sumar más sanadores sociales, mas guerreros de luz, de sumar más propósitos de vida positivos para no lastimar más a nuestro planeta y universo. Reflexiono que un consciente negativo es muy claro en su posición y ha encontrado los mecanismos e instrumentos perversos para la destrucción y la corrupción (las sectas, los cultos, la manipulación política y de las instituciones de todo tipo que pueden ir desde las económicas, así como las de beneficencia social a todos los niveles), al igual que un consciente positivo, ha hecho lo que su propia congruencia le ha dictado.
 
Pero qué pasa con los de mentalidad espiral que no se han definido y que solo siguen como se dice “la carreta”, esos sensoriales que están en su inconsciencia, que están perdidos o distraídos en la gratificación de sus egos, en las falsas causas de ayuda, o en la filantropía de revistas de espectáculos “solo para la foto y la popularidad”. Lo destacable es que, si hiciéramos un ejercicio censal, me atrevería a expresar que un 90% de la población mundial podríamos estar situada en esa posición, donde se tiene todo el potencial sensorial para llegar al punto más elevado de la evolución, pero es posible que nos encontremos en el limbo, en la apatía, en el solo deseo del día a día, sin mirar más allá. Lo preocupante es que en este grueso de la población en la cual nos podríamos encontrar, somos los más susceptibles a los conscientes negativos, quienes nos estarían usando y manipulando para sus fines perversos.
 
Bajo dicho orden de ideas reflexiono, que, al reconocer la evolución humana, así como sus realidades complejas, y nuestras propias geografías del pensamiento, tendríamos al menos algunos elementos básicos, para tomar decisiones sobre nuestra propia versión de consciencia, y que en el mejor de los casos fuera positiva. Pasando de una inconsciencia que solo nos vuelve marionetas de otros, del sistema, de las estructuras asfixiantes y castrantes, de los condicionamientos operantes, o los estímulos basados en el miedo, en el terror, en las culpas y remordimientos, en todos aquellos demonios creados para regular, civilizar, y adoctrinar nuestras conductas. Aquí lo importante es liberarnos, aprovechar nuestra propia evolución para llegar a los niveles más altos, a los niveles sensoriales que contribuyan a sanarnos, y a la vez, sanar a nuestro mundo, lo cual estaremos más cerca de hacer, al momento que demos el salto a un plano más irracional.

Entrar al mundo irracional, representa un despertar de la consciencia, la pregunta es ¿qué tipo de consciencia se ha despertado? Dentro del mundo irracional encontramos todo tipo de personas, y en la mayoría de las ocasiones nos encontramos a los inconscientes. Sujetos que se encuentran en limbo de las verdades, e instrumentan y operan cualquier tipo de acción que le genere placer, o beneficios momentáneos.
 
De igual manera reconozco la existencia de los conscientes negativos, aunque son los más difíciles de encontrar, porque son los maestros del engaño, los artesanos de la destrucción, los arquitectos del mal, los amos de la manipulación, y para verlos e identificarlos tendría que estar en su opuesto, en un plano consciente positivo, para poder trascender la mirada hasta ellos, y no quedarte solo en apreciar la superficialidad de sus manipulaciones. De igual manera, tendría que evolucionar mi pensamiento a una mentalidad espiral en donde reconozca mi propia irracionalidad; ese mundo donde está el poder de las emociones y sentimientos; el mundo de las conexiones en los niveles físico, mental, espiritual y ambiental.
 
Para entender ese mundo irracional, en principio se debe de aceptar que existe, pero no desde la mirada de lo racional, o desde el supuesto, que es lo contrario a la cordura, a la razón; y mucho menos pensar que es una parte de la locura humana, vista desde la salud mental o del mundo funcional estructuralista, donde todo tiene un porque, como si fuera una pieza de LEGO. Simplemente la irracionalidad representa una manera de ver la vida, sencilla y basada en una versión de congruencia; en premisas importantes como el amor y la libertad, o, mejor dicho, la libertad de pensar con amor; ese pensamiento que te lleve a liberarte y a liberar a los otros, o dicho, en una palabra, a tu propio estado de consciencia.
 
Sabiendo que, para llegar a un estado de consciencia puede haber diversos caminos, tanto positivos, como negativos, lo relevante es que uno tome esa decisión, y que no sean otros los que la tomen por uno. Recordemos que el mundo irracional es el transitar más allá de la razón, más allá de las normas, de las reglas científicas, del sentido común, de lo tangible, y más allá de lo que el ojo humano percibe, es decir, la parte más irracional del ser humano, de su corazón y de su espíritu.
 
Ser irracional, es reconocerse y aceptarse tal cual somos, pero sobre todo es buscar mejorar en cada aspecto de la vida; simplemente es entrar a ese mundo donde todo pasa, y donde todo es importante, y a la vez, nada es relevante, pero de gran significado. Ser irracional, puede ser todo aquello que no te signifique mucho, pero a la vez, te permita la trascendencia por muy simple o básico que parezca. La irracionalidad te permite explorar áreas de tu cerebro que no sabías que tenías, vivir y sentir experiencias que te conecten contigo mismo, y que te lleven a ser un ser consciente, que en el mejor de los casos despiertes una consciencia positiva.