Las emociones tanto positivas como negativas pueden ser de Alta Excitación, pero Corta Duración o por el contrario de Baja Excitación, pero Larga Duración.
Las emociones positivas se relacionan con sentimientos agradables, que entienden la situación como beneficiosa y se mantienen en un espacio de tiempo corto. Ejemplos de emociones positivas son la felicidad o la alegría, entre otras. Las emociones positivas ayudan a aumentar la atención, la memoria, la conciencia, la retención de información y nos permiten poder mantener varios conceptos al mismo tiempo y como estos se relacionan los unos con los otros. Frente a ello, cabe destacar que las emociones positivas son movilizadoras, es decir, cuando las experimentamos tenemos más ganas de hacer cosas y nos desempeñamos mejor.
Las emociones negativas estimulan sentimientos desagradables y consideran la situación que se presenta como dañina, lo cual permite que la persona active sus recursos de afrontamiento. Las emociones negativas nos advierten de las determinadas circunstancias consideradas una amenaza o un desafío. Ejemplos de emociones negativas son el miedo, la ira o la tristeza, entre otras. Las emociones negativas aumentan nuestra consciencia ayudándonos a focalizar la atención en el problema que se nos presenta, siendo también movilizadoras.
Ambos tipos de emociones son normales y necesarios. No obstante, el predominio de emociones positivas conlleva a una vida más sana y feliz, mientras que la presencia de más emociones negativas que positivas, conlleva al estrés y al agobio, lo cual puede generar que los problemas se intensifiquen.
Las emociones negativas producen alteraciones en la frecuencia cardiaca generando ondas caóticas, desincronización y desorden que afecta a todos los sistemas biológicos (sistema nervioso central, sistema inmune, sistema circulatorio, etc.), y además esa energía se transmite al exterior.
Se han estudiado los efectos de tres emociones positivas y tres negativas y se han determinado seis patrones de frecuencia cardiaca asociados a estados emocionales psicofisiológicos.
Por ejemplo: La felicidad provoca en el individuo euforia. El amor provoca aprecio. La alegría provoca serenidad.
En cambio: La ira provoca en el individuo ansiedad. La frustración provoca resentimiento. La apatía provoca tristeza.
Las emociones positivas se relacionan con sentimientos agradables, que entienden la situación como beneficiosa y se mantienen en un espacio de tiempo corto. Ejemplos de emociones positivas son la felicidad o la alegría, entre otras. Las emociones positivas ayudan a aumentar la atención, la memoria, la conciencia, la retención de información y nos permiten poder mantener varios conceptos al mismo tiempo y como estos se relacionan los unos con los otros. Frente a ello, cabe destacar que las emociones positivas son movilizadoras, es decir, cuando las experimentamos tenemos más ganas de hacer cosas y nos desempeñamos mejor.
Las emociones negativas estimulan sentimientos desagradables y consideran la situación que se presenta como dañina, lo cual permite que la persona active sus recursos de afrontamiento. Las emociones negativas nos advierten de las determinadas circunstancias consideradas una amenaza o un desafío. Ejemplos de emociones negativas son el miedo, la ira o la tristeza, entre otras. Las emociones negativas aumentan nuestra consciencia ayudándonos a focalizar la atención en el problema que se nos presenta, siendo también movilizadoras.
Ambos tipos de emociones son normales y necesarios. No obstante, el predominio de emociones positivas conlleva a una vida más sana y feliz, mientras que la presencia de más emociones negativas que positivas, conlleva al estrés y al agobio, lo cual puede generar que los problemas se intensifiquen.
Las emociones negativas producen alteraciones en la frecuencia cardiaca generando ondas caóticas, desincronización y desorden que afecta a todos los sistemas biológicos (sistema nervioso central, sistema inmune, sistema circulatorio, etc.), y además esa energía se transmite al exterior.
Se han estudiado los efectos de tres emociones positivas y tres negativas y se han determinado seis patrones de frecuencia cardiaca asociados a estados emocionales psicofisiológicos.
Por ejemplo: La felicidad provoca en el individuo euforia. El amor provoca aprecio. La alegría provoca serenidad.
En cambio: La ira provoca en el individuo ansiedad. La frustración provoca resentimiento. La apatía provoca tristeza.
Pautas para superar el momento actual
Dada la complejidad del momento que vivimos a nivel global se hace fundamental observar algunas sencillas prácticas para mantenernos centrados y en coherencia:
- Aprender a discernir entre ideas y creencias. Habría que preguntarse ¿Lo que estoy pensando es fruto de mi conocimiento o son creencias que he ido adoptando a lo largo de mi vida y que se mantienen?
- Sustituir las creencias por un sistema de valores, de tal manera que mi motivación interior no sean las creencias (emociones viscerales) sino los valores (sentimientos que crean estados de conciencia superior y surgen del corazón).
- El despertar de la conciencia nos lleva a un estado nuevo de la mente; nos permite recuperar el poder y la libertad personal (avanzando en la inteligencia intrapersonal o autoconocimiento) para después empezar a crear la nueva red de inteligencia interactiva (o inteligencia interpersonal, aplicable a las relaciones con los demás).
- Recuperar la dimensión espiritual dentro de la evolución cognitiva del ser humano, lo que nos impulsa a la unión, la cooperación, generar sentimientos de pertenencia, de unicidad, etc. Considerar la dimensión espiritual de la que dimanan los otros planos de manifestación (mental, emocional, energético y material) nos permitirá unirnos a los seres humanos y a todos los seres sintientes de modo indisoluble a través de un sistema reticular del campo mórfico investigado por Rupert Sheldrake. La dimensión espiritual generará nuevos modelos de inter-relación e inter-dependencia.
- La nueva conciencia requiere la plena integración de la inteligencia del corazón, del sentir que se halla más allá de las creencias, de la visión intuitiva que nos aportan los aspectos simbólicos, metafóricos, mágicos y míticos que como humanidad habíamos despreciado y dejado atrás y que ahora necesitan situarse de nuevo en primer plano.
- Solo hay un camino de regreso: Se trata de recuperar la ética y aplicar conciencia. Una conciencia que debe alinearse con esa voluntad de reconocernos en el otro desde la igualdad.
- A lo largo de la historia de la humanidad el lenguaje humano perdió la conexión entre semántica y fonética (hemisferios lateralizados) y al hacerlo dejamos de actuar desde una mente holística común. Es por eso que los seres humanos dejamos de entendernos.
- Ser consciente de que el cambio empieza por uno mismo, es el momento de que cada uno aporte su parte dentro del contexto que le ha tocado vivir.
- Mantener la calma, evitar las confrontaciones, no entrar en discusiones, no pretender convencer a nadie de lo que yo pienso.
- No difundir información sin contrastar, “no entrar en el juego”. Tanto los medios de comunicación de masas como las redes sociales nos inundan con cantidades ingentes de información que la mayoría de las personas reenvían a sus contactos a través de la tecnología.
- No permitir que las noticias distorsionen mi energía: mantener alta nuestra vibración, utilizando técnicas de relajación, meditación, autoobservación, respiración consciente, contacto con la naturaleza, etc.
- Enfocarnos en la armonía, la paz, la salud, la conciencia, la alegría y el amor.
Comprometernos a cumplir nuestro Proyecto de Vida, a llevar a cabo el Propósito Fundamental de mi existencia en el que debo contar con los demás. Recuperar el Nos-otros (yo y los otros).
Co-crear una nueva manera de habitar el mundo
Nos encontramos en un momento en el que se hace necesario crear nuevas estructuras de pensamiento (contando con el “pequeño cerebro del corazón”), creando nuevas formas de comunicación de manera que el lenguaje surja del interior, generando nuevas formas de relación en tres frentes: con uno mismo, con los demás y con el entorno del que formamos parte.
- El movimiento coherente debe ir de dentro hacia fuera, de tal manera que manifestemos al exterior lo que hay en nuestro interior; y, de abajo hacia arriba abarcando desde lo local hasta lo global.
- La invisibilidad individual se hace visible en el propósito colectivo. La unión de mentes y corazones individuales avanzando decididas hacia un objetivo común como humanidad.
- La inteligencia colectiva, la experiencia acumulada representa un bien común, pero ahora es el momento de buscar un sentir común. Sentir común es el que nace del corazón, no hablamos de la lógica que hemos llamado sentido-común.
- Sembramos conciencia de modo suave con creatividad y alegría. Buscando nuevos cauces, nuevos diseños, aceptando retos que nos permitan avanzar por caminos no hollados y basados en la cooperación y las sinergias que irán surgiendo.
- Nos mueve la compasión y la pasión por la vida. Llevando a la práctica nuestros más elevados ideales de convivencia y de armonía.
- Sabemos que disponemos del poder que trasciende la fuerza. El ser humano a lo largo de la historia ha sido capaz de conectar con su Fuerza Interior y sacar lo mejor de sí en las situaciones más adversas.
- El amor es la clave para la nueva unión de seres humanos, lo que creará una filosofía de vida compartida que ayudará a diseñar los nuevos paradigmas dentro del marco de la ética y los valores.
- Tú formas parte activa del proceso. Seamos iniciadores-inspiradores de esta nueva transformación.
Maria Pinar Merino
Instituto HeartMath y Notas recogidas de la conferencia de la filóloga y escritora Carme Huertas, “Ingeniería lingüística en el discurso público”.