Así pues, desde esos tiempos remotos los seres humanos desarrollamos nuestra capacidad de adaptación y aprendimos a agruparnos para encontrar respuesta y soluciones en grupo a los problemas que difícilmente podríamos resolver de forma individual.
Las investigaciones de diversos antropólogos (Harris 1986) corroboraron que la creación de vínculos, la interacción e interrelación, han sido elementos fundamentales para la evolución, para adaptarse al medio, evolucionar y sobrevivir. Así pues, estamos abocados a crear vínculos con nuestros semejantes, es una necesidad y también un impulso irrefrenable que se manifiesta desde los primeros años de vida: la socialización.
El desarrollo social empieza en el mismo momento del nacimiento; sin recibir influencias del entorno, el desarrollo del niño sería muy deficiente, necesita no solo atenciones para su supervivencia física, también necesita comunicación, interacción, convivencia, afecto y contacto corporal.
Las investigaciones de diversos antropólogos (Harris 1986) corroboraron que la creación de vínculos, la interacción e interrelación, han sido elementos fundamentales para la evolución, para adaptarse al medio, evolucionar y sobrevivir. Así pues, estamos abocados a crear vínculos con nuestros semejantes, es una necesidad y también un impulso irrefrenable que se manifiesta desde los primeros años de vida: la socialización.
El desarrollo social empieza en el mismo momento del nacimiento; sin recibir influencias del entorno, el desarrollo del niño sería muy deficiente, necesita no solo atenciones para su supervivencia física, también necesita comunicación, interacción, convivencia, afecto y contacto corporal.
Preguntas de reflexión y autoconocimiento
- ¿Has pensado alguna vez por qué el mundo de las relaciones entre las personas resulta en ocasiones tan complicado?
- ¿Te has planteado alguna vez la relación tan estrecha que existe entre escucharse a uno mismo, escuchar a los demás, atenderse a uno mismo y sus necesidades, o estar focalizado en atender a los demás?
- ¿Has observado lo que ocurre cuando la relación fluye y todo va bien o cuando hay desencuentros o choques y tenemos problemas?
- ¿Cómo te sientes cuando no tienes satisfechas tus necesidades y estás centrado en las necesidades de los demás?
- ¿Sabes cómo manifestar tus necesidades, sentimientos, o deseos sin necesidad de herir al otro o sin interpretar sus intenciones o su actuación?
- ¿Has reflexionado alguna vez si las relaciones sociales te agobian o te encantan? ¿Qué tipo de relaciones te satisfacen? ¿Durante cuánto tiempo? ¿Qué consideras una relación de calidad? ¿De qué nivel de intensidad o profundidad? ¿Te gusta la gente o te acaba decepcionando? ¿Estás cómodo/a con tus relaciones personales en general?
Son muchas las preguntas que podríamos hacernos para averiguar el verdadero estado de nuestras relaciones interpersonales y las respuestas nos darían la pista si estamos viviendo lo que queremos vivir o, si no es así, qué cambios deberíamos introducir para mejorar la situación.
Partimos de la base de que necesitamos la interrelación, que la comunicación y el contacto físico son imprescindibles para la buena salud. Recuerdo lo sucedido tras la segunda guerra mundial, los huérfanos fueron recogidos en orfanatos donde se les procuraba alimentación, ropa y cuidados… Sin embargo, los bebés tenían una elevada cifra de mortalidad… nadie les hablaba, ni les tocaba, ni les transmitía su apoyo o su cariño. Las relaciones personales son un elemento esencial para vivir, el ser humano las necesita.
Partimos de la base de que necesitamos la interrelación, que la comunicación y el contacto físico son imprescindibles para la buena salud. Recuerdo lo sucedido tras la segunda guerra mundial, los huérfanos fueron recogidos en orfanatos donde se les procuraba alimentación, ropa y cuidados… Sin embargo, los bebés tenían una elevada cifra de mortalidad… nadie les hablaba, ni les tocaba, ni les transmitía su apoyo o su cariño. Las relaciones personales son un elemento esencial para vivir, el ser humano las necesita.
La complejidad de las relaciones
La complicación en las relaciones interpersonales es algo que nadie pone en duda, de hecho, suelen ser la fuente de buena parte de nuestros problemas psicológicos, emocionales o afectivos. Es en la interacción con los demás donde nos vemos reflejados, es en ese terreno donde surgen las diferencias entre unos y otros. El tener unas relaciones gratificantes y satisfactorias va a depender de muchos factores, tanto personales como sociales, de personalidad, de educación, de expresión o no de las necesidades de cada uno… Todos esos factores van a determinar que una persona necesite un tipo de relación u otro, que una persona establezca unos tipos de vínculos con unas determinadas personas, exponga más o menos su intimidad, la guarde, establezca relaciones cordiales, relaciones de conflicto, proyecte en los demás su insatisfacción o atribuya cosas negativas o positivas al otro, etc.
Las relaciones sociales forman el porcentaje más elevado de nuestro éxito en la vida, y hay que saber vivir en la fina y delgada línea de la educación, el respeto, la confianza, la intimidad, los afectos, el ego, nuestro estado interno puntual, el roce y la convivencia, las responsabilidades, las necesidades, la frustración y los deseos.
Esos puntos centrales que incluyen, como puntos positivos del éxito, aspectos de generosidad, de comprensión, de cuidado, de entrega y de asertividad e inteligencia emocional, harán que una relación se convierta en un éxito.
Si, por el contrario, uno se sitúa en su propia necesidad, en el egoísmo, atribuye las causas e intenciones de su mala suerte fuera y a los otros, considera que lo que sucede es “culpa” de otro, siente continua frustración, no se siente querido, atendido, ni reconocido, etc. probablemente sus relaciones estén abocadas al fracaso.
Las relaciones sociales forman el porcentaje más elevado de nuestro éxito en la vida, y hay que saber vivir en la fina y delgada línea de la educación, el respeto, la confianza, la intimidad, los afectos, el ego, nuestro estado interno puntual, el roce y la convivencia, las responsabilidades, las necesidades, la frustración y los deseos.
Esos puntos centrales que incluyen, como puntos positivos del éxito, aspectos de generosidad, de comprensión, de cuidado, de entrega y de asertividad e inteligencia emocional, harán que una relación se convierta en un éxito.
Si, por el contrario, uno se sitúa en su propia necesidad, en el egoísmo, atribuye las causas e intenciones de su mala suerte fuera y a los otros, considera que lo que sucede es “culpa” de otro, siente continua frustración, no se siente querido, atendido, ni reconocido, etc. probablemente sus relaciones estén abocadas al fracaso.
Algunos trucos para el éxito en las relaciones
- Elige bien, quédate con aquellas personas que sientes y piensas que van a facilitarte unas relaciones satisfactorias, que son positivas para ti, que te ayudan, te hacen crecer y favorecen que saques lo mejor de ti mismo/a
- La confianza debe ser la base donde se asienten esas relaciones.
- La generosidad, el pensar qué puedes aportar tú a la relación en lugar de estar esperando a ver qué te aportan los demás.
- Desarrolla tu capacidad de empatía para que los vínculos que se establezcan sean fuertes.
- Aceptar que en toda relación surgen crisis que pueden suponer oportunidades de crecimiento para todos los implicados.
- La tolerancia, el respeto a las ideas de los demás y la cordialidad como base de la relación son fundamentales.
- Buscar siempre que haya comunicación en lugar de discusión. Crear un clima en el que uno se sienta comprendido y el otro también.
- Intentar mantener una comunicación abierta que permita hablar de las necesidades mutuas, sin procrastinar (aplazar los problemas) o mirar para otro lado ignorándolos, ayuda a mantener sana la relación.
- Periódicamente, observa tu grado de satisfacción o insatisfacción, tu estado interno y analiza de dónde puede venir para ponerle remedio cuanto antes si no es lo que tú deseas.
Con estas pequeñas sugerencias y alguna más que tú puedas ir añadiendo, te sentirás capaz de gestionar tus emociones, tus expectativas, tus estados de ánimo, tus necesidades, tus carencias, etc., y descubrirás la riqueza inigualable de sentirte vinculado a los demás, formando parte de diferentes grupos naturales que -si actuamos con una consciencia ampliada- veremos que la familia, los amigos, los compañeros de trabajo y todas nuestras relaciones, son verdaderos laboratorios sociales que nos permiten conocernos mejor, aceptar mejor los cambios, sentirnos pertenecientes a un entorno mayor que uno mismo… y, poco a poco, esas relaciones interpersonales dejarán de ser fuente de conflicto para convertirse en una experiencia gratificante y rica como ninguna otra.
Todos buscamos lo mismo: ser felices. ¿Por qué no ayudarnos unos a otros a conseguirlo? Tal vez la tarea en la que estamos inmersos nos parezca ingente, tal vez uno solo no pueda, pero… ¿y con la ayuda de otros?