Maletín de herramientas para un mundo mejor XIV

Por si dudas sobre qué proyecto personal puedes poner en marcha te proponemos aquí otros dos más, elige el que (o los que) resuenen en ti, ponlos en práctica y sorpréndete de los resultados.

Sé que a todos nos pasa que, en ocasiones, echamos en falta alguna característica personal que nos hubiera gustado tener tan arraigada que hubiera cambiado aquella situación a la que todavía hoy le damos vueltas, porque la habríamos resuelto de una forma tan natural y espontánea que, o bien ya hubiera caído en el olvido, o bien el recuerdo de ella nos resultara sereno e incluso agradable. Y si hemos de ser sinceros quizá reconozcamos que se trata de más de uno de esos dones o habilidades los que quisiéramos atesorar en nuestra forma de ser. Muy bien, esta propuesta va en ese sentido.
 
Lo primero es identificar bien esas capacidades internas que todavía no han aflorado en nuestro vivir diario. Igual echamos en falta tener paciencia, o sabemos que el empuje todavía anda muy dormido, que saber escuchar de verdad no es nuestro fuerte, que si fuéramos más extrovertidos nos iría mejor, que nuestra valentía se quedó dormida hace mucho tiempo, que la confianza y el optimismo brillan por su ausencia, etc…
 
Te proponemos que identifiques siete de esas potencialidades positivas ausentes, que anotes cada una de ellas en un papel y que, mezclándolas todas en una bolsa o recipiente, dejes que sea el azar el que determine cuál de ellas será la que vas a incorporar a tu vida durante al menos una semana. Todos sabemos que el azar es el medio del que se vale la Vida para que prestemos atención a algo o a alguien porque es el momento perfecto para ello. Así que sacar y vivir esa cualidad se va a convertir durante ese tiempo en algo tan importante para nosotros como el alimentarnos bien o descansar adecuadamente. Igual de importante.
 
Para afianzar tu atención sobre esa “tarea” puedes utilizar el viejo truco de cambiarte un anillo de dedo o llevar un colgante o una pulsera cuando habitualmente no los usas, ponerte el reloj al revés… Cualquier cosa en la que, por no habitual, repares varias veces al día y te refuerce en tu convencimiento de que estás realizando una tarea esencial y beneficiosa para ti y, con ello, para todos los que están en tu entorno y para el mundo entero.
 
(Esta propuesta está basada en el “Sólo por hoy” que practica María Pinar Merino con sus viajeros en cualquiera de los viajes que organiza alrededor del mundo).       
 
33) La locura de volver a ser niños.
 
Regresar a la infancia… ¡Cómo nos gustaría viajar en el tiempo, aunque sólo fuera por una vez y volver a estar allí de nuevo aun perdiendo todo lo que hemos ido aprendiendo con el paso de los años! ¿Quién no cambiaría conocimientos, avances y experiencias por volver a sentirnos tan libres y tan ligeros, tan abiertos a la vida como cuando todo estaba por hacer y por vivir?
 
Pero claro, nuestro tiempo lineal solo circula en una dirección ¿verdad? Sí, de momento no sabemos manejarlo de tal modo que pueda ser reversible, incluso es posible que, aun con los avances más asombrosos que nos quedan todavía por descubrir, no haya forma de poder practicarlo. Pero podemos hacer algo muy emocionante con respecto a eso. En realidad, aparte de estar cerca de algunas personas que ya se han marchado -y que en el fondo todos sabemos que volveremos a encontrar más adelante-, lo que en realidad echamos de menos, lo verdaderamente importante de aquella época era nuestra predisposición hacia la vida. Y eso sí que podemos recuperarlo.
 
Te propongo que hagas magia empezando por creer inocentemente en ella, creer que suceden cosas maravillosas e inexplicables y que tú vas a estar ahí para vivirlas. Y que te despiertes cada mañana con la mente en blanco y el corazón abierto, sin recordar siquiera cualquier posible contratiempo que te haya podido suceder el día anterior. Y que la expresión natural de tu cara sea una sonrisa serena dispuesta a transformarse en risas a la más mínima ocasión.
 
Que seas transparente porque, en realidad, no se te ocurra que haya otra forma de ser más que esa. Que abraces sin tener que buscar motivos; que hagas descubrimientos asombrosos al observar con unos ojos limpios todo lo que hay a tu alrededor; que cantes canciones aunque no sepas bien la letra porque eso es tan natural para ti como respirar; que juegues como si fuera la ocupación más importante del día; que bailes sin ningún tipo de pudor; que busques siempre la compañía de los que son como tú o de aquellos a los que quieres sin ningún tipo de doblez; que la imaginación sea tu compañera inseparable; que llores sin dejar ninguna lágrima dentro para más adelante; que vivas el día tan intensamente que cuando te metas en la cama ya estés dormida/o al apoyar tu cabeza en la almohada…
Volver a ser niños… Qué locura, ¿verdad?