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Haciendo el Camino, los caminantes, después de cruzar un río, llegan a un poblado, donde sus habitantes parece que celebran un ritual para pedir ayuda al Universo. Están asustados.
Ser de Luz lo percibe, sintiendo cómo vibran con el miedo; un miedo relativo a la supervivencia y el abandono, bien conocido por Innana.
En la conversación de Ser de Luz con una joven del poblado, ésta le comentó que la gente tenía miedo porque la peste se estaba extendiendo con rapidez y temían ser invadidos por ella.
Ser de Luz propuso a los caminantes pasar allí la noche y realizar con sus compañeros, y en presencia de los habitantes del pueblo que se integraran al grupo la POSADA DE LOS TEMORES OCULTOS.
De esa manera, el miedo reposó. Y entraron todos en el Pabellón de la Luz, incluyendo a los poblados vecinos que sufrían física y sicológicamente. Todos tomaron conciencia de sus recursos internos, haciendo un cambio de la mente al corazón y colocando al corazón como guía de sus pensamientos, sentimientos y acciones.
La experiencia del Pabellón de la Luz fue reproducida por aquellos pobladores posteriormente.
Después de varios años, no ha habido conocimiento de que la peste llegara a Soldevilla.
La energía, muy potente, generada en Soldevilla y alrededores por aquel grupo de caminantes y de pobladores, le llegó a un Explorador Esencial que venía explorando desde atrás, con resultados desiguales.
Tenía madera de buscador, pero en ocasiones buscaba entre baratijas y oropeles y en lugares de poca luz, desconcertado y desnortado, hasta que un día, dibujando una sonrisa, se compró una lupa para poder apreciar y percibir lo sublime de las pequeñas cosas de cada día, y la aplicó a su interior como queriendo explorar lo esencial, descubriendo que la luz no estaba en los tubos de neón, sino en el interior del corazón, viendo allí una llama siempre encendida capaz de irradiar al exterior.
Se hizo un entusiasta de la vida, proyectando optimismo a la gente con quien convivía y con quien se encontraba, como con Marisa, quien iba a dejar su comercio para jubilarse y le dijo al Explorador que se pasase muchas veces por allí antes de cerrar el establecimiento, para compartir, desde el corazón, la serenidad, el optimismo y las ganas de vivir, porque le dijo Marisa: “me queda lo mejor”.
Es la misma energía del corazón, generada por los caminantes, la que facilita a Explorador del Alma el paso del camino de la mente al Camino del Corazón, y que él ayuda a traspasar a la gente que quiere volver a este Camino después de estar exhaustos de escuchar a la mente callar al corazón; después de esconder sus sombras, inventar excusas y contar cuentos como si las consecuencias de su inexperiencia fueran algo negativo , y que, por tanto, no se debiera mirar y reconocer.
En una ocasión, haciendo el Camino, y teniendo que pasar la noche en el campo, a la hora de la cena, uno de los caminantes le pide a Explorador del Alma que desvele dónde está la comida para cenar. Él le contesta, reproduciendo una expresión recibida en su día por él: “Pide lo que necesites, abre tu corazón y todo llegará volando”. Ante esta respuesta, alguien le dice que a ver si se cree que la comida cae del cielo.
Pero ¿y si no cae porque no lo crees posible? ¿Y si os digo que, pidiendo, confiando y abriendo el corazón, un halcón del castillo del corazón oirá vuestro latido y nos traerá la cena?
Al pedir aclaración sobre qué es eso de abrir el corazón, Explorador del Alma enseña la respiración del corazón, les invita a sentir su latido y descubrir el lugar donde todo se encuentra en orden.
Todos reconocen sus sombras, piden a su corazón ayuda para iluminarles, y tras unos minutos de conexión interna, se levanta un viento suave que acerca el sonido de Flip el Halcón quien llega con la cena: una brocheta para cada uno, que comienzan a calentar al fuego, todos en silencio y Explorador del Alma expectante, pues sabe que al terminar la comida el palo se convierte en estandarte, el estandarte de la sabiduría del corazón.
Esa transformación que produce la energía del corazón, rompiendo la rutina y aceptando y recibiendo con serenidad e incluso con alegría exultante las circunstancias menos agradables, la expresa Transmisora de Emociones, quien conocía el comportamiento de los agentes meteorológicos de la naturaleza, a través de la orientación y la fuerza del viento, avisando a sus amigos para no verse sorprendidos por sus inclemencias. Siempre les avisaba para que no les pillara de sorpresa, no recuerda cuándo fue la primera vez que lo hizo, pero ellos contaban con ella.
Un día cambió el aire o no se asomó a la ventana… no salió preparada…ni avisó a sus amigos. Hubo una gran tormenta y se caló entera. Recibió llamadas reprochándole que no les había avisado y todos se habían empapado de agua y se asustaron con los truenos y relámpagos.
Esa tarde llegó a casa exultante y asomada a la ventana vio cómo se escondía el sol el día siguiente, cerró los ojos y en silencio pidió más días como ese.
Ser de Luz lo percibe, sintiendo cómo vibran con el miedo; un miedo relativo a la supervivencia y el abandono, bien conocido por Innana.
En la conversación de Ser de Luz con una joven del poblado, ésta le comentó que la gente tenía miedo porque la peste se estaba extendiendo con rapidez y temían ser invadidos por ella.
Ser de Luz propuso a los caminantes pasar allí la noche y realizar con sus compañeros, y en presencia de los habitantes del pueblo que se integraran al grupo la POSADA DE LOS TEMORES OCULTOS.
De esa manera, el miedo reposó. Y entraron todos en el Pabellón de la Luz, incluyendo a los poblados vecinos que sufrían física y sicológicamente. Todos tomaron conciencia de sus recursos internos, haciendo un cambio de la mente al corazón y colocando al corazón como guía de sus pensamientos, sentimientos y acciones.
La experiencia del Pabellón de la Luz fue reproducida por aquellos pobladores posteriormente.
Después de varios años, no ha habido conocimiento de que la peste llegara a Soldevilla.
La energía, muy potente, generada en Soldevilla y alrededores por aquel grupo de caminantes y de pobladores, le llegó a un Explorador Esencial que venía explorando desde atrás, con resultados desiguales.
Tenía madera de buscador, pero en ocasiones buscaba entre baratijas y oropeles y en lugares de poca luz, desconcertado y desnortado, hasta que un día, dibujando una sonrisa, se compró una lupa para poder apreciar y percibir lo sublime de las pequeñas cosas de cada día, y la aplicó a su interior como queriendo explorar lo esencial, descubriendo que la luz no estaba en los tubos de neón, sino en el interior del corazón, viendo allí una llama siempre encendida capaz de irradiar al exterior.
Se hizo un entusiasta de la vida, proyectando optimismo a la gente con quien convivía y con quien se encontraba, como con Marisa, quien iba a dejar su comercio para jubilarse y le dijo al Explorador que se pasase muchas veces por allí antes de cerrar el establecimiento, para compartir, desde el corazón, la serenidad, el optimismo y las ganas de vivir, porque le dijo Marisa: “me queda lo mejor”.
Es la misma energía del corazón, generada por los caminantes, la que facilita a Explorador del Alma el paso del camino de la mente al Camino del Corazón, y que él ayuda a traspasar a la gente que quiere volver a este Camino después de estar exhaustos de escuchar a la mente callar al corazón; después de esconder sus sombras, inventar excusas y contar cuentos como si las consecuencias de su inexperiencia fueran algo negativo , y que, por tanto, no se debiera mirar y reconocer.
En una ocasión, haciendo el Camino, y teniendo que pasar la noche en el campo, a la hora de la cena, uno de los caminantes le pide a Explorador del Alma que desvele dónde está la comida para cenar. Él le contesta, reproduciendo una expresión recibida en su día por él: “Pide lo que necesites, abre tu corazón y todo llegará volando”. Ante esta respuesta, alguien le dice que a ver si se cree que la comida cae del cielo.
Pero ¿y si no cae porque no lo crees posible? ¿Y si os digo que, pidiendo, confiando y abriendo el corazón, un halcón del castillo del corazón oirá vuestro latido y nos traerá la cena?
Al pedir aclaración sobre qué es eso de abrir el corazón, Explorador del Alma enseña la respiración del corazón, les invita a sentir su latido y descubrir el lugar donde todo se encuentra en orden.
Todos reconocen sus sombras, piden a su corazón ayuda para iluminarles, y tras unos minutos de conexión interna, se levanta un viento suave que acerca el sonido de Flip el Halcón quien llega con la cena: una brocheta para cada uno, que comienzan a calentar al fuego, todos en silencio y Explorador del Alma expectante, pues sabe que al terminar la comida el palo se convierte en estandarte, el estandarte de la sabiduría del corazón.
Esa transformación que produce la energía del corazón, rompiendo la rutina y aceptando y recibiendo con serenidad e incluso con alegría exultante las circunstancias menos agradables, la expresa Transmisora de Emociones, quien conocía el comportamiento de los agentes meteorológicos de la naturaleza, a través de la orientación y la fuerza del viento, avisando a sus amigos para no verse sorprendidos por sus inclemencias. Siempre les avisaba para que no les pillara de sorpresa, no recuerda cuándo fue la primera vez que lo hizo, pero ellos contaban con ella.
Un día cambió el aire o no se asomó a la ventana… no salió preparada…ni avisó a sus amigos. Hubo una gran tormenta y se caló entera. Recibió llamadas reprochándole que no les había avisado y todos se habían empapado de agua y se asustaron con los truenos y relámpagos.
Esa tarde llegó a casa exultante y asomada a la ventana vio cómo se escondía el sol el día siguiente, cerró los ojos y en silencio pidió más días como ese.
