Hoy se sabe, por ejemplo, que nuestros ritmos cardíacos afectan a la capacidad del cerebro para procesar la información. El corazón tiene entre 40.000 y 60.000 neuronas sensoriales que intervienen en la transmisión de información ascendente al cerebro. Nuestro corazón tiene un sistema nervioso independiente, bien desarrollado con una red de transmisores, células de apoyo y proteínas. Es decir, entre el 60 y el 65% de las células cardiacas no son musculares sino neuronales.
Se comunica por impulsos nerviosos y es capaz de inhibir o activar determinadas partes del cerebro de la cabeza. Nos permite aprender, recordar y tomar decisiones de manera independiente al cerebro. El corazón tiene un sistema de neuronas que tienen capacidad de registrar memoria tanto a corto como a largo plazo, de esta manera nuestras experiencias emocionales pueden afectar a las señales que nuestro corazón envía al cerebro. Y se ha comprobado que el corazón envía más información al cerebro de la que el cerebro envía al corazón.
Funciona además como una verdadera glándula hormonal. Maneja información bioquímica (mediante hormonas y neurotransmisores), generando hormonas como la ANF (que inhibe la producción de cortisol responsable del estrés); genera, además oxitocina (la hormona del amor en la que estamos inmersos durante nuestra estancia en el vientre materno), también tiene sus propias reservas de adrenalina.
El campo electromagnético del corazón humano se puede medir a varios metros de distancia del cuerpo. Es un campo holográfico que se puede “interpretar” desde cualquier punto del campo, es decir, una pequeña muestra permite percibir toda la información contenida en el campo energético. Biofísicamente genera ondas de radio y de luz, cada pulsación emite 2,5 watios de energía eléctrica.
Se comunica por impulsos nerviosos y es capaz de inhibir o activar determinadas partes del cerebro de la cabeza. Nos permite aprender, recordar y tomar decisiones de manera independiente al cerebro. El corazón tiene un sistema de neuronas que tienen capacidad de registrar memoria tanto a corto como a largo plazo, de esta manera nuestras experiencias emocionales pueden afectar a las señales que nuestro corazón envía al cerebro. Y se ha comprobado que el corazón envía más información al cerebro de la que el cerebro envía al corazón.
Funciona además como una verdadera glándula hormonal. Maneja información bioquímica (mediante hormonas y neurotransmisores), generando hormonas como la ANF (que inhibe la producción de cortisol responsable del estrés); genera, además oxitocina (la hormona del amor en la que estamos inmersos durante nuestra estancia en el vientre materno), también tiene sus propias reservas de adrenalina.
El campo electromagnético del corazón humano se puede medir a varios metros de distancia del cuerpo. Es un campo holográfico que se puede “interpretar” desde cualquier punto del campo, es decir, una pequeña muestra permite percibir toda la información contenida en el campo energético. Biofísicamente genera ondas de radio y de luz, cada pulsación emite 2,5 watios de energía eléctrica.
Las ondas caóticas y las ondas coherentes
El ritmo del corazón y el campo que emite varía con las emociones que tiene la persona, puede producir ondas coherentes (cuando emitimos emociones positivas) u ondas caóticas (cuando emitimos emociones negativas). Los ritmos cardiacos ordenados (calma, gratitud, aprecio, paz, compasión) mejoran la función cerebral y facilitan los pensamientos. Los ritmos cardiacos desordenados (miedo, enojo, desconfianza, rabia, etc.) inhiben nuestra actividad cerebral y pensamientos.
Las emociones positivas aumentan la creatividad y la innovación ayudando a la persona a tomar buenas decisiones y a resolver problemas de forma más eficiente; además de múltiples beneficios fisiológicos en el cuerpo físico, ya que al emitir la señal más potente llega a células, órganos y sistemas favoreciendo la homeostasis. Algo de suma importancia es que estimula el sistema inmune con la producción de Linfocitos T, los verdaderos “soldados” de nuestro sistema de defensas. Es decir, podemos estimular nuestro sistema inmune centrándonos en pensamientos, emociones y sentimientos positivos.
En el desarrollo fetal, el corazón se forma y comienza a latir antes de que el cerebro comience a desarrollarse. Los latidos de la madre pueden sincronizarse con los latidos de su bebé no solo cuando éste se encuentra en su vientre sino después del nacimiento, aunque estén a unos metros de distancia.
Las emociones positivas aumentan la creatividad y la innovación ayudando a la persona a tomar buenas decisiones y a resolver problemas de forma más eficiente; además de múltiples beneficios fisiológicos en el cuerpo físico, ya que al emitir la señal más potente llega a células, órganos y sistemas favoreciendo la homeostasis. Algo de suma importancia es que estimula el sistema inmune con la producción de Linfocitos T, los verdaderos “soldados” de nuestro sistema de defensas. Es decir, podemos estimular nuestro sistema inmune centrándonos en pensamientos, emociones y sentimientos positivos.
En el desarrollo fetal, el corazón se forma y comienza a latir antes de que el cerebro comience a desarrollarse. Los latidos de la madre pueden sincronizarse con los latidos de su bebé no solo cuando éste se encuentra en su vientre sino después del nacimiento, aunque estén a unos metros de distancia.
El mejor órgano en la comunicación interpersonal
Las demás personas pueden captar la calidad de tus emociones a través de la energía electromagnética que irradias desde tu corazón. Se han medido intercambios de energía cardiaca entre personas separadas 1,5 m. Las personas que generan coherencia cardiaca alcanzan una coherencia psicofisiológica que les permite una comunicación más profunda y completa.
Las interacciones energéticas contribuyen a la atracción-repulsión magnética entre las personas. Eso afecta a las relaciones personales, pero también a los cambios sociales. Este tipo de comunicación que parte del corazón se da entre personas y también entre personas y animales. El sistema nervioso cardiaco actúa como una antena que conecta con el corazón de otros (empatía) aunque no haya comunicación verbal.
El campo electromagnético (e.m.) del corazón está directamente relacionado con la intuición sobre un evento futuro. Este mecanismo se dispara desde el corazón antes que la información llegue al cerebro, y lo hace por medio de un acoplamiento con el campo energético de información que trasciende los límites del espacio y del tiempo. Sería la base de nuestra conciencia con un todo, cada campo individual generaría un campo global que conectase a toda la humanidad.
Según la Organización mundial de la salud, el 75% de los adultos experimentan niveles moderados a altos de estrés.
Los siguientes porcentajes se basan en evaluaciones de más de 5.000 personas que siguen las técnicas para activar las potencialidades del corazón del Instituto HeartMath practicando la coherencia cardiaca
Tras practicar las técnicas para generar frecuencias cardiacas coherentes:
⦁ El 83% dijeron que se sentían más saludables
⦁ El 69% dijeron que tenían más energía y vitalidad
⦁ El 33% aseguraron dormir mejor.
Estos datos corresponden a las investigaciones llevadas a cabo por el Instituto de HeartMath Research Center, donde se están llevando a cabo experimentos para ayudar a explicar la conexión y la función del corazón basándose en nuestras experiencias emocionales.
La inteligencia superior
El amor del corazón es un estado de Conciencia Inteligente, crea un estado de Coherencia Biológica, crea armonía y se activa una INTELIGENCIA SUPERIOR.
Otras personas pueden captar tus emociones por la energía electromagnética que irradia tu corazón.
Cultiva las emociones del corazón: apertura al prójimo, escucha, paciencia, cooperación, aceptación, compasión, valor, confianza, tolerancia, empatía...
Debemos liberarnos de nuestra actitud de separación y de sus tres mecanismos primarios: LAS TRES P – PANICO (miedo) – PODER (ansia de dominación) – PLACER (deseo). Y reconocer que el verdadero origen de nuestras reacciones emocionales está en nuestro interior no en el exterior.
María Pinar Merino
Fuente: Estudios publicados por el Instituto HeartMath - California