Suele ser en el periodo previo al despertar cuando suelo “recibir” informaciones relativas a los temas que me preocupan, como es el caso de la salud. En esta oportunidad sucedió entre dos sueños, a eso de las cuatro de la madrugada.
Me había levantado a beber un vaso de agua y vi en una de las repisas del cuarto de baño una cajita de Prednisona, medicamento a base de cortisona que había estado tomando cuando estuve ingresado en el hospital por un ataque rebelde de gota y que me había “reactivado” lo suficiente como para salir de allí con muy buen aspecto. Saqué el prospecto de la cajita y lo leí y, como consecuencia, llegué al convencimiento de que no volvería a tomar un medicamento como ése dados los efectos secundarios que podía producir.
Volví a la cama y cuando estaba entrando en un nuevo periodo de sueño, recibí la “visita” de mi amigo el médico que me asiste cuando se lo pido en mis terapias con pacientes. En el “sueño” vi como sostenía en mi mano izquierda una pastilla de Prednisona mientras apoyaba la mano derecha abierta sobre el chacra cuarto, el que está relacionado con la glándula timo. La voz de mi médico me dijo: “Esto se llama Transferencia energética o cuántica, no lo olvides”. Lo repetí mentalmente varias veces para que al día siguiente no se me olvidara y pudiera comentarlo en el curso sobre manejo de energías que iba a impartir días más tarde.
Pasados unos días, hice la prueba con una pastilla de ese medicamento pero no sentí nada especial. Lo repetí varios días y seguí sin sentir nada fuera de lo normal, así que pensé que el sueño sólo era eso, un sueño al que no había que darle demasiada importancia. No obstante, sabía por experiencia que esas informaciones que me llegan en momentos tan especiales, suelen tener visos de ser realidad, así que no me olvidé del asunto y seguí esperando más informaciones procedentes de mi amigo el médico.
Me había levantado a beber un vaso de agua y vi en una de las repisas del cuarto de baño una cajita de Prednisona, medicamento a base de cortisona que había estado tomando cuando estuve ingresado en el hospital por un ataque rebelde de gota y que me había “reactivado” lo suficiente como para salir de allí con muy buen aspecto. Saqué el prospecto de la cajita y lo leí y, como consecuencia, llegué al convencimiento de que no volvería a tomar un medicamento como ése dados los efectos secundarios que podía producir.
Volví a la cama y cuando estaba entrando en un nuevo periodo de sueño, recibí la “visita” de mi amigo el médico que me asiste cuando se lo pido en mis terapias con pacientes. En el “sueño” vi como sostenía en mi mano izquierda una pastilla de Prednisona mientras apoyaba la mano derecha abierta sobre el chacra cuarto, el que está relacionado con la glándula timo. La voz de mi médico me dijo: “Esto se llama Transferencia energética o cuántica, no lo olvides”. Lo repetí mentalmente varias veces para que al día siguiente no se me olvidara y pudiera comentarlo en el curso sobre manejo de energías que iba a impartir días más tarde.
Pasados unos días, hice la prueba con una pastilla de ese medicamento pero no sentí nada especial. Lo repetí varios días y seguí sin sentir nada fuera de lo normal, así que pensé que el sueño sólo era eso, un sueño al que no había que darle demasiada importancia. No obstante, sabía por experiencia que esas informaciones que me llegan en momentos tan especiales, suelen tener visos de ser realidad, así que no me olvidé del asunto y seguí esperando más informaciones procedentes de mi amigo el médico.
Nueva información
Días más tarde, estando relajado en la consulta de Juan Carlos Albendea, con quien estaba participando en una experiencia piloto con una máquina diseñada para reestructurar la normal frecuencia vibratoria de las células, me vino una nueva información: “La energía procedente de la pastilla es solo química, no biológica, por eso se crea un “vacío” en la transferencia que no produce los efectos deseados. Es como si la energía, que es inteligente, no se transmitiera porque no estuviera completa y, además, contuviera no sólo los principios activos positivos, sino también todos los efectos secundarios nocivos”. Recordé entonces la primera experiencia que tuve con los Médicos del Cielo cuando, al final del proceso de sanación, me hicieron extender varias veces la mano derecha donde se fueron depositando diferentes figuras geométricas de colores y, siguiendo las órdenes de los Médicos, fui integrándolas en el cuerpo de mi paciente. Según me dijeron entonces, esas figuras geométricas era el tipo de energía vital específico que necesitaba el paciente para su curación, algo que efectivamente sucedió. Entonces comprendí que para que el proceso de transferencia energética estuviera completo y pudiera cumplir su función sanadora, hacía falta la aportación de esa energía, a la que podemos llamar biológica o “vital”.
Cómo se hace
El procedimiento consistiría en colocar el medicamento sobre la mano izquierda o derecha y colocar la otra encima, visualizando cómo se va depositando la energía vital en forma de figuras geométricas con diferentes formas y colores sobre el medicamento al tiempo que se repite tres veces la frase o mantram antes descrito.
Además, parece ser que para que el proceso se realice adecuadamente es necesario repetir varias veces una frase, una especie de mantram, que tendría la facultad de relacionar mente y energía para que ésta no se disperse y cumpla bien su función. La frase sería la siguiente: “Acepto y bendigo la energía sanadora que este medicamento me proporciona. Sé que no pueden dañarme ninguno de los elementos nocivos que contiene, ya que la energía vital que asimismo estoy recibiendo me protege. Mi cuerpo agradece esta energía sanadora y doy gracias al Universo por ello”.
Probablemente, este procedimiento necesite también de una cierta dosis de fe, es decir, que la mente racional no interfiera. No se trataría de un efecto placebo o nocebo, sobre todo teniendo en cuenta las investigaciones que sobre física cuántica se vienen haciendo en las últimas décadas. Si aceptamos que disciplinas como el Reiki o la Kinesiología tienen efectos demostradamente positivos, tendremos que asumir que esta terapia, a la que podemos llamar “Transferencia Cuántica”, tiene visos de ser una realidad. El tiempo nos dirá si estas afirmaciones son realmente ciertas.
Por mi parte, sigo practicando esta técnica con diferentes tipos de medicamentos, no solo con la Prednisona, también con estatinas para el control del colesterol y por los análisis de sangre que me hago regularmente parece que la cosa funciona. Por supuesto, hoy por hoy no recomiendo esta técnica como sustitutiva de la terapia que se esté siguiendo para según qué tipo de enfermedades, al menos mientras esté en fase de experimentación, pero se puede practicar con medicamentos más “inofensivos”, como los analgésicos, por ejemplo, que además tienen la ventaja de poder comprobar sus efectos rápidamente.
Espero que la ciencia tome en consideración las investigaciones que sobre este tema están siguiendo investigadores como el Premio Nobel Luc Montagnier. Recomiendo ver el documental “La memoria del agua”, gracias a él se puede entender mejor el tema de la transferencia cuántica de medicamentos.
Además, parece ser que para que el proceso se realice adecuadamente es necesario repetir varias veces una frase, una especie de mantram, que tendría la facultad de relacionar mente y energía para que ésta no se disperse y cumpla bien su función. La frase sería la siguiente: “Acepto y bendigo la energía sanadora que este medicamento me proporciona. Sé que no pueden dañarme ninguno de los elementos nocivos que contiene, ya que la energía vital que asimismo estoy recibiendo me protege. Mi cuerpo agradece esta energía sanadora y doy gracias al Universo por ello”.
Probablemente, este procedimiento necesite también de una cierta dosis de fe, es decir, que la mente racional no interfiera. No se trataría de un efecto placebo o nocebo, sobre todo teniendo en cuenta las investigaciones que sobre física cuántica se vienen haciendo en las últimas décadas. Si aceptamos que disciplinas como el Reiki o la Kinesiología tienen efectos demostradamente positivos, tendremos que asumir que esta terapia, a la que podemos llamar “Transferencia Cuántica”, tiene visos de ser una realidad. El tiempo nos dirá si estas afirmaciones son realmente ciertas.
Por mi parte, sigo practicando esta técnica con diferentes tipos de medicamentos, no solo con la Prednisona, también con estatinas para el control del colesterol y por los análisis de sangre que me hago regularmente parece que la cosa funciona. Por supuesto, hoy por hoy no recomiendo esta técnica como sustitutiva de la terapia que se esté siguiendo para según qué tipo de enfermedades, al menos mientras esté en fase de experimentación, pero se puede practicar con medicamentos más “inofensivos”, como los analgésicos, por ejemplo, que además tienen la ventaja de poder comprobar sus efectos rápidamente.
Espero que la ciencia tome en consideración las investigaciones que sobre este tema están siguiendo investigadores como el Premio Nobel Luc Montagnier. Recomiendo ver el documental “La memoria del agua”, gracias a él se puede entender mejor el tema de la transferencia cuántica de medicamentos.