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Proazimut: un modelo a seguir

Paradigma de la nueva empresa



María del Pinar Merino y Luis Arribas Mercado

22/06/2017



Cada día se hace más evidente la importancia que tiene en cualquier empresa la participación activa de todas las personas que la componen. La repercusión de las actitudes, motivación y profesionalidad está suficientemente probada. La automatización de muchas tareas no invalida en absoluto el factor humano, sino que lo pone más de manifiesto.
 
El futuro plantea una serie de desafíos en todos los órdenes de la vida y para poder superarlos es necesario que existan personas que se entiendan con los demás y eso es algo que no pueden realizar los ordenadores.
 
Las nuevas concepciones del mundo laboral definen a éste como una forma de vida donde los empleados pueden satisfacer sus necesidades físicas, emocionales, mentales y espirituales. El trabajo es una plataforma de autorrealización de las potencialidades personales para lograr una vida más plena.
 
Personas, valores y sostenibilidad
 
A finales de 2010 recibimos una propuesta del gerente de la empresa Proazimut: participar en un amplio programa de formación al que asistirían prácticamente la totalidad de los empleados: 214 personas distribuidas en distintas sedes sociales repartidas por diferentes provincias.
 
Desde comienzos de 2010 la dirección había empezado a introducir cambios estructurales en la organización que afectaron de manera significativa al Dpto. de Recursos Humanos, que pasó a denominarse Personas, Valores y Sostenibilidad (PVS). El cambio afectaba no sólo al funcionamiento, sino sobre todo a la filosofía empresarial que buscaba un nuevo modelo basado en las personas. Para ello se fijaban dos aspectos a consolidar: los valores y la sostenibilidad.
 
Se formaba así un triángulo en el que los tres vértices estaban interrelacionados y eran interdependientes: las personas, los valores y el Desarrollo Sostenible. La filosofía se inspiraba en La Carta de la Tierra.*
 
La empresa tenía una particularidad: ser Centro Especial de empleo. Por ello, su objetivo social es el fomento de la integración sociolaboral de personas con discapacidad y especialmente, el de personas con Trastorno Mental Grave.
 
Manteniendo sus objetivos fundacionales de solvencia económica se afrontaba una ambiciosa Misión como era “La creación de un entorno laboral emocionalmente saludable que fomente la Felicidad Interna Bruta (FIB) en cada uno de los empleados”.
 
Arranca la formación: “jornadas de personas y empresa”
 
En Noviembre de 2010 tuvo lugar el primer taller y la formación se prolongó hasta finales del año 2012.
 
Los talleres se realizaron fuera del entorno laboral y durante todo un fin de semana. Los participantes eran compensados con dos días libres.
En los talleres han participado personas de diferentes departamentos: informática, administración, restauración, limpieza, teleasistencia, etc.
 
En un primer análisis pudimos detectar que, en realidad, cada una de esas secciones parecía una empresa independiente pues se ubicaban en locales diferentes, los horarios y normas de funcionamiento estaban adaptadas a las diversas áreas que abarcaban, no había un conocimiento de lo que hacían los demás departamentos, las personas no tenían tampoco relación, la percepción general era que cada área era un compartimento estanco y aislado de los demás.
 
De acuerdo con la gerencia se planteó como un primer objetivo el encuentro, el conocimiento, la interacción e interrelación de todos creando las bases para que cada persona pudiera sentirse incluida, reconocida y aceptada dentro de su área de trabajo y también dentro del grupo empresarial. Para ello todos los talleres fueron mixtos participando personas de los diferentes departamentos.
 
En primer lugar se presentaron las nuevas líneas filosóficas de la empresa y los objetivos que se pretendían alcanzar con la formación, es decir, dotar a las personas con herramientas y habilidades sociales que les permitiesen mejorar sus relaciones interpersonales y su propio desarrollo personal.
 
Las dinámicas y ejercicios estaban dirigidos a brindar a los participantes un marco seguro y relajado que les permitiera generar apertura y confianza. Durante cada fin de semana se propició la reflexión, el autoconocimiento y la indagación buscando que los participantes llegaran a conocerse mejor a sí mismos y a los demás y pudieran tener una actitud a la vez empática y asertiva que les permitiera expresar francamente cómo se sentían y lo que habían aprendido.
 
Para favorecer una mejor comunicación y la participación de todos, se propusieron ejercicios en pequeños grupos, cuyos integrantes cambiaban en cada práctica. Se crearon escenarios donde se patentizaban algunos de los conflictos más habituales: desconfianzas, recelos, prejuicios, quejas, críticas, etc. Y en cada contexto el reto consistía en identificar las características personales que aportaba cada persona en ese pequeño grupo, se detectaban las comunes y las complementarias, y después se elegían por consenso aquellas que se consideraban más útiles para la organización. Características que después volcaban al gran grupo. Se trataba de identificar las propias habilidades o facultades y descubrir en qué medida cada persona es útil al grupo al que pertenece (departamento, empresa, familia, etc.)
 
Descubriendo los valores
 
Fue especialmente interesante la investigación que se llevó a cabo para elegir los Valores que enmarcaran la filosofía de la empresa.
 
A lo largo de los dos años de formación, en cada taller se recogieron la síntesis de los valores que cada grupo proponía… Cada persona, primero de forma individual, identificaba sus valores personales, los trabajaba en pequeño grupo, se seleccionaban por consenso los dos considerados fundamentales tanto para las personas como para la empresa y después se ponían en común…
De esta forma se iba creando un marco de referencia que iba tomando forma y consolidándose a medida que se concretaba la lista de los valores.
 
Resultó especialmente importante la toma de conciencia de que se estaban formando las raíces de un gran árbol que representaba los valores esenciales y que cada persona se sentía incluida en el proceso.
 
Aquí no se trataba de que la Gerencia de la organización generara un listado con los principios y valores que ellos consideraban, sino que el proceso se realizó a la inversa siendo los propios empleados de todas las categorías profesionales los que estaban construyendo un edificio realmente sólido, estaban construyendo SU edificio.
 
Y de esta forma se generaron este grupo de Valores en los cuales Proazimut sustenta su filosofía empresarial: Honestidad, Confianza, Respeto, Sinceridad, Generosidad, Tolerancia, Igualdad, Espiritualidad, Unión, Empatía y Humildad.
 
Al aceptar y fijar este marco ético, todas las personas de la empresa se comprometían a que cualquier decisión, política social, proyecto o medida que tomaran estaría filtrada y amparada por esos principios. Los Valores se convertían así en la vela que impulsaría el avance del barco empresarial.

La dirección también se forma
 
En Junio de 2012 se celebró la primera jornada dirigida en exclusiva a personas con niveles de responsabilidad o dirección dentro de la organización. Era un paso fundamental para conseguir el éxito del proyecto global que ya estaba consolidándose en el resto de la empresa.
 
Durante los talleres que se habían llevado a cabo se habían dado grandes pasos para crear vínculos entre todos los empleados dentro de la empresa, pero también para facilitarles la toma de conciencia que en sus relaciones exteriores -con clientes, proveedores, otras organizaciones, etc- tenían que ser exponentes de la filosofía empresarial.
 
El papel de los responsables y directivos es fundamental porque representan un punto de referencia para todos los demás.
 
El Departamento de P.V.S. a través del Área de Personas y Valores, asume la función de favorecer el proceso de integración de los Valores de la Organización, mediante distintas acciones (cursos, jornadas de reflexión, encuentros lúdicos, presentaciones de hacia dónde se dirige la empresa, etc.)
 
El taller se centró sobre: “La dirección estratégica facilitadora de un entorno laboral emocionalmente saludable” y durante él se trabajó sobre la toma de consciencia de las potencialidades y puntos a mejorar de los participantes. De esta forma, al detectar los puntos fuertes y los aspectos que necesitan mejorar comenzaba un plan de apoyo destinado al desarrollo de las habilidades personales necesarias para desempeñar las funciones laborales dentro del marco ético referenciado por los Valores asumidos por Proazimut.
 
Aunque en menor medida, también entre los directivos de los diferentes departamentos subyacía el sentimiento general de falta de fluidez en la información y en la comunicación entre las distintas áreas que componen la empresa por lo que fue necesario potenciar el sentimiento de equipo para garantizar una mayor eficacia. Las dinámicas y ejercicios sirvieron para la toma de conciencia de los efectos que puede tener –a nivel de empresa- el hecho de que cada cual funcione por su cuenta y de que no haya implicación en un proyecto común. Se crearon cauces de diálogo y encuentro para poder alcanzar una visión global mediante la reflexión y el darse cuenta de que las empresas no cambian per se, son las personas que conforman la empresa las únicas que realmente pueden cambiar, y con su cambio propiciar la transformación de la organización a la que pertenecen.
 
Siguiendo la máxima: “Actúa localmente pero piensa globalmente”, en las dinámicas se trabajaron algunos problemas reales detectados y se trataron desde una actitud proactiva donde se buscaba el bien común.
 
Y seguimos avanzando…
 
La empresa es una entidad viva, que se nutre de la aportación de cuantos están integrados en ella, y como tal debe estar configurada permanentemente en base a modelos biológicos, aquellos que están en constante transformación, dentro de sistemas abiertos donde la interrelación entre todos los elementos internos y externos es permanente. Es necesario dejar atrás los modelos mentales, prefijados y tendentes a la esclerotización de cualquier estructura; se han quedado ya obsoletos y las organizaciones, de cualquier tipo, del siglo XXI deben estar enfocadas en el sentido de garantizar el trabajo, el bienestar, el desarrollo integral de las personas.
 
Está previsto desarrollar un programa de Coaching personal con objeto de mejorar las potencialidades descubiertas en los talleres y donde se trabajará para transformar las limitaciones en nuevas potencialidades para aportar un plus de calidad que beneficie tanto a la persona que participe en el proceso de Coaching, como a aquellas con las que se relacione.
 
Por otra parte se llevarán a cabo talleres breves de especialización en habilidades directivas en base a las necesidades que se detecten.
 
Los primeros frutos
 
El periodo de formación y puesta en marcha de los nuevos modelos ha sido una experiencia tremendamente gratificante para las personas que hemos estado involucradas.

La transformación que se operaba en los participantes en los talleres era muy evidente, tan sólo había que mirar cómo llegaban el viernes por la tarde a la primera sesión del curso y como salían el domingo a mediodía.
 
Cada uno llevaba consigo unas cuantas horas donde descubrieron dónde estaban y qué podían hacer y ¿por qué no? también un poquito de quiénes eran. La satisfacción que expresaban respondía al descubrimiento de tres necesidades básicas que habían cubierto en alguna medida:
 
  • Inclusión: Sentirse incluido dentro de un proyecto, una empresa, un grupo… mayor que uno mismo. El sentimiento de pertenencia, de formar parte de una entidad o contexto proporciona a la persona confianza en la vida.
  • Control: Es la necesidad de sentir que tenemos incidencia dentro de ese proyecto, de ese grupo. Es conocer las “reglas del juego” para poder participar. Se trata de dejar de ser un número sin identidad y darse cuenta de que eres una pieza decisiva y decisoria.
  • Afecto: Sentirse querido por lo que eres, aceptado, valorado, tenido en cuenta. No importa lo que tienes o lo que sabes, sino el reconocimiento y aceptación de tus capacidades, de tu aportación al grupo.
 
Han sido muchas las actividades que se han generado como continuación de los talleres realizados, todas ellas han surgido de la iniciativa de las personas que participaron. La convivencia, la comunicación, la participación en actividades extra-laborales… han sido facilitadas y auspiciadas por la empresa, pero han sido los empleados los que han tomado consciencia de que pasan 1/3 de su vida en el trabajo y que esa parte importante de su vida no puede estar disociada del resto.
 
Algunos ejemplos de esas actividades son: equipo de futbol, convivencias en el campo, almuerzos compartidos en la Feria de abril, etc.
 
La celebración de la típica fiesta de la comida empresarial que se celebró en 2011 fue un ejemplo de lo que se había conseguido en cuanto a la integración.
 
Ese año fue la primera vez que la práctica totalidad de los empleados de Proazimut participó en el evento, tan sólo faltaron unas 10 personas que no tuvieron más remedio que permanecer en sus puestos de guardia para garantizar los servicios comprometidos por la empresa a sus clientes. Hasta entonces cada sección había celebrado sus encuentros particulares.
 
Se reservó un gran restaurante a las afueras de Sevilla, se dispusieron las mesas redondas de tal manera que estuvieran presentes personas de distintos departamentos, cada uno llevaba colgada una identificación con su nombre y el área de trabajo.
 
Después de comer, el gerente dirigió unas palabras emocionadas a todos y se presentaron videos y fotografías que resumían lo que se había hecho en ese año. Se entregaron algunas condecoraciones y reconocimientos a los empleados más antiguos y también lo recaudado en un proyecto social para Brasil que había sido propuesto por uno de los técnicos. Y también hubo un conjunto de música en vivo y baile y alegría hasta bien entrada la tarde.
 
El ambiente era muy cordial y alegre, era muy hermoso ver cómo se ayudaban unos a otros para facilitar que todo el mundo se sintiera cómodo, a gusto. Los nombres habían adquirido cara y los ojos brillaban cuando reconocían y eran reconocidos.
 
Y estamos seguros de que habrá muchas más oportunidades de encuentro y crecimiento de este excelente grupo humano que se atreve a saltar las barreras y no identifica fronteras en cuanto a la relación personal. Auguramos a Proazimut un futuro prometedor amparado en sus valores y en una filosofía empresarial compartida por todos y cada uno de sus integrantes.
 

 
 
 
*La Carta de la Tierra es un compendio de 16 principios universales que fue generada por la UNESCO en el año 2000 y que se centra en cuatro áreas:
 
  • Respeto y cuidado de la Comunidad de la Vida
  • Integridad Ecológica
  • Justicia Social y Económica
  • Democracia y Cultura de Paz




              



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