La enseñanza del Yoga facilita las claves para la comprensión y la claridad en la mente del ser humano. El Yoga ocupa hoy en día, en nuestra sociedad, un lugar importante para la evolución y el desarrollo de la persona.
Bien es cierto que durante muchos siglos se consideró una enseñanza de carácter hermético, ya que su transmisión solo se llevaba a cabo de maestros a discípulos, para garantizar de esa manera la pureza de la enseñanza. Sin embargo, hoy en día gracias al altruismo y al trabajo de entrega y compromiso de algunos maestros notables de la historia, tales como, Ramakrishna, Vivekananda, Yogananda, Sivananda, Satyananda, y muchos más, cuya misión fue la de propagar las enseñanzas del yoga en el mundo, dejando su testimonio en vida y por escrito, nos han permitido acceder fácilmente a la sabiduría del Yoga en nuestro tiempo.
No es posible conocer verdaderamente el alcance de los beneficios del Yoga sin haberlo antes probado y experimentado. La experiencia es nuestro mejor maestro, no nos es posible conocer la verdad hasta experimentarla personalmente. Muchas personas se acercan a la práctica del Yoga quedándose únicamente en los Asanas (las posturas o ejercicios físicos), y abordan el Yoga como una disciplina puramente física. Otras personas que buscan más lo sutil, se acercan a la Meditación, como parte mental de la práctica de Yoga. Y son mas bien pocos los que integran ambas tendencias, físico y mental. Por supuesto, aún menos los que van más allá y conectan con el fondo espiritual de la práctica, a través de la escucha interna.
El Yoga difiere de otras disciplinas gracias a su generosidad, ya que la persona que se acerca a la práctica percibe de inmediato que el Yoga se adapta a ella, y no lo contrario, intentar adaptarse al Yoga. Por ello hay un Yoga para cada persona, cada cual debe de encontrar su propio Yoga, no existiendo limitaciones de ningún tipo, ni física, ni religiosa, ni de edad, pudiéndose practicar desde niños hasta avanzada edad. Así, nos adaptamos al Yoga que necesitamos según van pasando los años, en la juventud predomina el aspecto más físico, y con el paso de los años, va teniendo mayor peso el trabajo sutil con la mente. De la misma manera que nunca es tarde para iniciarse en esta milenaria práctica.
Recientemente algunos colegios de España han empezado a incorporar entre sus actividades extraescolares las clases de Yoga para niños. Un Yoga divertido, en forma de juego, en donde el niño potencia y desarrolla nuevas habilidades, no solamente motrices, sino también de orden intelectual, además de aprender técnicas de relajación, calma, atención y concentración, tan necesarias en la formación integral del niño, especialmente cuando vemos que existen cada vez más casos de niños afectados de trastornos por déficit de atención ó niños hiperactivos.
Para el estrés y la ansiedad
Otra aplicación práctica del Yoga en nuestra sociedad, cuya eficacia ha sido incluso demostrada con estudios clínicos, es el tratamiento de cuadros de estrés y/o ansiedad. Técnicas muy sistemáticas de purificación y reordenamiento de la mente, así como de gestión energética, permiten a la persona ser consciente de su situación y poder aplicar eficaces remedios para corregir los efectos y las causas del estrés. La meditación tiene una parte muy importante en todo este proceso de reeducación de la mente. Es conocido los avances y los trabajos con la meditación llevados a cabo por el El Dr. Jon Kabat en el hospital Universitario de Massachusetts, EEUU, en donde hace años puso en práctica su programa para la reducción del estrés, mediante el uso de Mindfulness o Meditación de la Atención Plena, de corriente budista, obteniendo muy buenos resultados.
Son muchos los campos de aplicación del Yoga, pero todos se resumen en uno, la búsqueda de la verdad suprema del ser humano, el conocimiento de uno mismo, del Ser. Algo que en todas las civilizaciones se ha dicho, como en la antigua Grecia, el propio Sócrates con su afirmación “Conócete a ti mismo”. O tal como reflexionó Nisargadatta, maestro de la India: “Conózcase a sí mismo, y todo lo demás vendrá por añadidura”.
YOGA significa unión, pero no cualquier unión, cuando los cimientos de esa unión de sustentan en los valores individuales de la persona, integridad, reconocimiento y respeto hacia uno mismo, y en la conexión con lo divino, el Ser, Dios, es entonces cuando a esa UNIÓN se la llama YOGA.
El concepto de Yoga como unidad fue acuñado hace más de 25 siglos, en tratados clásicos de la época de los Vedas, aunque fue el sabio Patanjali (200 d.C), quien escribió los Yoga Sutras, en donde reflejo los 8 pasos del camino hacia el encuentro con esa unión en un orden concreto, que el hombre de su época debería respetar, (el Sendero del Yoga), formado por: 1.- Aptitud Social (Yama); 2.- Aptitud Personal (Niyama); 3.- Ejercicio (Asana); 4.- Respiración (Pranayama); 4.- Desidentificación de los sentidos (Pratyahara); 5.- Concentración (Dharana); 7.- Meditación (Dhyana); 8.- Iluminación ó auto-realización (Samadhi).
Sin embargo, aunque cada uno de estos 8 pasos del sendero sigue siendo importante, el orden debería verse adaptado a nuestra actual cultura y forma de vida.
Otros senderos del Yoga se han descrito posteriormente, tal y como el maestro Vivekananda denominó Yoga Integral, conocidos como nuevas sendas hacia esa unión:
BHAKTI Yoga (Yoga de la Devoción/Amor)
KARMA Yoga (Yoga del Servicio)
GNANA Yoga (Yoga del Conocimiento)
RAJA Yoga (Yoga Mental)
HATHA Yoga (Yoga de la Fuerza)
Bien es cierto que durante muchos siglos se consideró una enseñanza de carácter hermético, ya que su transmisión solo se llevaba a cabo de maestros a discípulos, para garantizar de esa manera la pureza de la enseñanza. Sin embargo, hoy en día gracias al altruismo y al trabajo de entrega y compromiso de algunos maestros notables de la historia, tales como, Ramakrishna, Vivekananda, Yogananda, Sivananda, Satyananda, y muchos más, cuya misión fue la de propagar las enseñanzas del yoga en el mundo, dejando su testimonio en vida y por escrito, nos han permitido acceder fácilmente a la sabiduría del Yoga en nuestro tiempo.
No es posible conocer verdaderamente el alcance de los beneficios del Yoga sin haberlo antes probado y experimentado. La experiencia es nuestro mejor maestro, no nos es posible conocer la verdad hasta experimentarla personalmente. Muchas personas se acercan a la práctica del Yoga quedándose únicamente en los Asanas (las posturas o ejercicios físicos), y abordan el Yoga como una disciplina puramente física. Otras personas que buscan más lo sutil, se acercan a la Meditación, como parte mental de la práctica de Yoga. Y son mas bien pocos los que integran ambas tendencias, físico y mental. Por supuesto, aún menos los que van más allá y conectan con el fondo espiritual de la práctica, a través de la escucha interna.
El Yoga difiere de otras disciplinas gracias a su generosidad, ya que la persona que se acerca a la práctica percibe de inmediato que el Yoga se adapta a ella, y no lo contrario, intentar adaptarse al Yoga. Por ello hay un Yoga para cada persona, cada cual debe de encontrar su propio Yoga, no existiendo limitaciones de ningún tipo, ni física, ni religiosa, ni de edad, pudiéndose practicar desde niños hasta avanzada edad. Así, nos adaptamos al Yoga que necesitamos según van pasando los años, en la juventud predomina el aspecto más físico, y con el paso de los años, va teniendo mayor peso el trabajo sutil con la mente. De la misma manera que nunca es tarde para iniciarse en esta milenaria práctica.
Recientemente algunos colegios de España han empezado a incorporar entre sus actividades extraescolares las clases de Yoga para niños. Un Yoga divertido, en forma de juego, en donde el niño potencia y desarrolla nuevas habilidades, no solamente motrices, sino también de orden intelectual, además de aprender técnicas de relajación, calma, atención y concentración, tan necesarias en la formación integral del niño, especialmente cuando vemos que existen cada vez más casos de niños afectados de trastornos por déficit de atención ó niños hiperactivos.
Para el estrés y la ansiedad
Otra aplicación práctica del Yoga en nuestra sociedad, cuya eficacia ha sido incluso demostrada con estudios clínicos, es el tratamiento de cuadros de estrés y/o ansiedad. Técnicas muy sistemáticas de purificación y reordenamiento de la mente, así como de gestión energética, permiten a la persona ser consciente de su situación y poder aplicar eficaces remedios para corregir los efectos y las causas del estrés. La meditación tiene una parte muy importante en todo este proceso de reeducación de la mente. Es conocido los avances y los trabajos con la meditación llevados a cabo por el El Dr. Jon Kabat en el hospital Universitario de Massachusetts, EEUU, en donde hace años puso en práctica su programa para la reducción del estrés, mediante el uso de Mindfulness o Meditación de la Atención Plena, de corriente budista, obteniendo muy buenos resultados.
Son muchos los campos de aplicación del Yoga, pero todos se resumen en uno, la búsqueda de la verdad suprema del ser humano, el conocimiento de uno mismo, del Ser. Algo que en todas las civilizaciones se ha dicho, como en la antigua Grecia, el propio Sócrates con su afirmación “Conócete a ti mismo”. O tal como reflexionó Nisargadatta, maestro de la India: “Conózcase a sí mismo, y todo lo demás vendrá por añadidura”.
YOGA significa unión, pero no cualquier unión, cuando los cimientos de esa unión de sustentan en los valores individuales de la persona, integridad, reconocimiento y respeto hacia uno mismo, y en la conexión con lo divino, el Ser, Dios, es entonces cuando a esa UNIÓN se la llama YOGA.
El concepto de Yoga como unidad fue acuñado hace más de 25 siglos, en tratados clásicos de la época de los Vedas, aunque fue el sabio Patanjali (200 d.C), quien escribió los Yoga Sutras, en donde reflejo los 8 pasos del camino hacia el encuentro con esa unión en un orden concreto, que el hombre de su época debería respetar, (el Sendero del Yoga), formado por: 1.- Aptitud Social (Yama); 2.- Aptitud Personal (Niyama); 3.- Ejercicio (Asana); 4.- Respiración (Pranayama); 4.- Desidentificación de los sentidos (Pratyahara); 5.- Concentración (Dharana); 7.- Meditación (Dhyana); 8.- Iluminación ó auto-realización (Samadhi).
Sin embargo, aunque cada uno de estos 8 pasos del sendero sigue siendo importante, el orden debería verse adaptado a nuestra actual cultura y forma de vida.
Otros senderos del Yoga se han descrito posteriormente, tal y como el maestro Vivekananda denominó Yoga Integral, conocidos como nuevas sendas hacia esa unión:
BHAKTI Yoga (Yoga de la Devoción/Amor)
KARMA Yoga (Yoga del Servicio)
GNANA Yoga (Yoga del Conocimiento)
RAJA Yoga (Yoga Mental)
HATHA Yoga (Yoga de la Fuerza)
Unión tan deseada
Cualquiera de las vías propuestas por el Yoga conducirían al ser humano a esa Unión tan deseada por todas las civilizaciones de la historia. Si estudiáramos en profundidad cada uno de los senderos, o cada uno de los 8 pasos que transmitió Patanjali, nos daríamos cuenta de que no son propuestas teóricas y en desuso del pasado, sino que son prácticas, en continua evolución, dinámicas y útiles para nuestro presente.
Acercarse al Yoga y a sus principios, implica conectar con la naturaleza esencial de uno mismo, reconocer los valores, las virtudes y los potenciales que permitirán a la persona adquirir una mayor comprensión y claridad de sus circunstancias y hasta incluso, el propósito de su existencia.
Hoy en día el Yoga está por todas partes, en centros de Yoga, en centros de psicología, en gimnasios, etc. Una especie de moda ha hecho incursión en nuestra sociedad intentando aportar algo diferente. Muchos profesionales de la salud lo vienen recomendando, casi como un antídoto ante los problemas de salud. Los psicólogos comienzan a utilizar las herramientas y técnicas del Yoga para los tratamientos con pacientes, y los deportistas de élite para un mayor auto-control de sus capacidades y mejora de sus rendimientos.
El Yoga se extiende por Occidente, y nuevas variantes del mismo están siendo incorporadas, adaptándose a los gustos los nuevos practicantes, tales como el Yoga Dinámico, el Power Yoga, Bikram Yoga, Anusara Yoga, etc. Sin olvidarnos de los reconocidos Yoga Iyengar, Ashtanga Yoga, y sobre todo el Hatha Yoga, origen de todos ellos.
Los secretos bien guardados, que en un tiempo los grandes Yoguis experimentaron y transmitieron, hoy en día se conservan y han llegado hasta nosotros. Cabría pensar que una disciplina dormida para Occidente durante tantos siglos, ha despertado y llegado el momento de ser reconocida por su incalculable valor humano en el desarrollo integral de la persona.
Cualquiera de las vías propuestas por el Yoga conducirían al ser humano a esa Unión tan deseada por todas las civilizaciones de la historia. Si estudiáramos en profundidad cada uno de los senderos, o cada uno de los 8 pasos que transmitió Patanjali, nos daríamos cuenta de que no son propuestas teóricas y en desuso del pasado, sino que son prácticas, en continua evolución, dinámicas y útiles para nuestro presente.
Acercarse al Yoga y a sus principios, implica conectar con la naturaleza esencial de uno mismo, reconocer los valores, las virtudes y los potenciales que permitirán a la persona adquirir una mayor comprensión y claridad de sus circunstancias y hasta incluso, el propósito de su existencia.
Hoy en día el Yoga está por todas partes, en centros de Yoga, en centros de psicología, en gimnasios, etc. Una especie de moda ha hecho incursión en nuestra sociedad intentando aportar algo diferente. Muchos profesionales de la salud lo vienen recomendando, casi como un antídoto ante los problemas de salud. Los psicólogos comienzan a utilizar las herramientas y técnicas del Yoga para los tratamientos con pacientes, y los deportistas de élite para un mayor auto-control de sus capacidades y mejora de sus rendimientos.
El Yoga se extiende por Occidente, y nuevas variantes del mismo están siendo incorporadas, adaptándose a los gustos los nuevos practicantes, tales como el Yoga Dinámico, el Power Yoga, Bikram Yoga, Anusara Yoga, etc. Sin olvidarnos de los reconocidos Yoga Iyengar, Ashtanga Yoga, y sobre todo el Hatha Yoga, origen de todos ellos.
Los secretos bien guardados, que en un tiempo los grandes Yoguis experimentaron y transmitieron, hoy en día se conservan y han llegado hasta nosotros. Cabría pensar que una disciplina dormida para Occidente durante tantos siglos, ha despertado y llegado el momento de ser reconocida por su incalculable valor humano en el desarrollo integral de la persona.
