Aceptar los cambios

En un mundo en constante cambio, la capacidad de adaptarse a ellos es fundamental para sobrevivir tanto psíquica como físicamente. Las nuevas tecnologías de hoy serán antiguas pasado mañana, algo que las nuevas generaciones de personas, que han surgido a partir del año 2000, lo tienen muy integrado, no así los “carrozas” que nacimos a mediados del siglo pasado, cuando no disponíamos ni de calculadoras.
 
Aceptar los cambios implica madurez, sabiduría, capacidad de reconocimiento de nuestras capacidades y limitaciones y, sobre todo, humildad para reconocer que la vida te va dando lo que necesitas en cada momento, sea esto algo positivo o no.
 
Algo tan corriente como un programa de ordenador como el que estoy utilizando en estos momentos, significó en su día una revolución sobre todo en el ámbito de la publicidad y la edición de libros y periódicos, por ejemplo. La linotipia, el fax, el teletipo, etc. han quedado obsoletos por algo tan aparentemente sencillo como el correo electrónico, los SMS o el WhatsApp. Los discos de vinilo se han quedado en las estanterías de los nostálgicos y hoy (no sé mañana) puedes meter cientos de canciones y hasta películas en un aparatito más pequeño que una caja de cerillas…

La verdad es que es una suerte haber vivido este cambio tan extraordinario, aunque también tiene sus peligros como la piratería de datos personales o las estafas que se producen diariamente a través de las redes sociales. Sin embargo, estoy convencido de que esas malas prácticas se verán superadas en no mucho tiempo., sobre todo cuando afecten a personajes importantes de nuestra sociedad, como políticos, banqueros, periodistas, etc.
 
Yo me considero un ser afortunado por haber vivido este gran cambio social que afecta a todos los órdenes, como la industria en todos los sectores, la navegación aérea, marítima y terrestre, la agricultura, la ganadería, la educación o el deporte. Todo está sometido al control de la informática y los que podemos ser testigos de este proceso evolutivo del ser humano, no dejamos de preguntarnos cómo ha sido posible este cambio tan repentino, porque ha sido repentino. En menos de 100 años hemos pasado de arar con bueyes a utilizar maquinaria que casi no necesita del agricultor; de arrancar coches con manivela a simplemente apretar un botón y una pantalla te dice si todo está bien. En 1957 se puso en órbita el primer satélite artificial y en 1969 el ser humano pisó por primera vez la Luna, de eso hace unos 50 años. Hoy tenemos el espacio plagado de artefactos a cual más sofisticado y sondas espaciales que están llegando más lejos de lo que hubiéramos podido imaginar hace tan solo 20 años ¿proceso evolutivo natural o intervención exterior?.

Hollywood ha estado desde los años 40 del siglo pasado produciendo películas sobre extraterrestres, unas buenas y otras horribles. De las buenas yo destacaría “Encuentros en la Tercera Fase” o “E.T.”. De las horribles mejor no hablar, porque da la impresión de que los americanos no quieren que se les quite la hegemonía de la relación que seguramente mantienen con otras civilizaciones ajenas a la Tierra y nos presentan a los extraterrestres como malos malísimos: “Independence day”, “Ultimatum a la Tierra”, “Mars attack”, etc. La realidad es que las películas sobre extraterrestres pretenden cambiar la visión que el ser humano de a pie tiene sobre una posible relación con otras entidades que nos puedan estar visitando desde tiempos inmemoriales. Sin llegar a tanto, la película “Hombres de negro” nos presenta lo que es muy posible que esté sucediendo en realidad, como es que los gobiernos de las grandes potencias tengan una relación estrecha con civilizaciones estelares y que, gracias a esa relación, hemos podido desarrollar, en tiempo sorprendentemente corto, toda una serie de avances tecnológicos que probablemente se necesitan para que un futuro encuentro con esas entidades no sea traumático y sea aceptado como algo natural.
 
Hace unos cuatro millones de años, un homínido descubrió que utilizando el hueso del fémur de un animal grande podía dejar de pasar hambre pues podía utilizarlo para cazar. Hace 12.000 años el ser humano descubrió el fuego simultáneamente en todo el planeta, sin que existiera comunicación entre los diferentes grupos diseminados por todo el orbe, es decir, que tuvieron que pasar 4 millones de años para que los hombres pasaran de ser simios y luego cazadores, recolectores y nómadas a agricultores, ganaderos y sedentarios, lo que dio origen a nuestra actual civilización. Y resulta que ahora, en menos de 100 años, estamos pensando en colonizar otros planetas. Aquí hay algo que no cuadra ¿no creéis?
 
Adaptarse a los cambios nos permite sobrevivir pero para que esa supervivencia sea positiva y progresiva es necesario que sepamos las reglas con las que estamos jugando y el conocimiento del papel que el ser humano juega en el entramado cósmico. Fuimos pitecántropos, neandertales, homo sapiens y mañana ¿qué seremos?.