Las vacaciones y el paréntesis en lo cotidiano…
Photo by chen zo on Unsplash
Consultando la definición del término “vacación” en el diccionario encontramos que viene a significar la suspensión o interrupción de los negocios, estudios o actividad laboral durante un tiempo.
Tradicionalmente ese paréntesis en nuestras actividades anuales comunes se realizaba en el verano, marcado por el hecho institucionalizado del calendario escolar, si bien hoy en día, en muchas ocasiones, las vacaciones se pueden hallar repartidas a lo largo de todo el año. No obstante, aún es cierto que el grueso de la población sigue descansando en verano –aunque sea parcialmente- tal vez motivado por el amodorramiento, inercia y apatía que se despierta en nosotros con la llegada del calor.
A veces aprovechamos para viajar, descubrir nuevos lugares, nuevas gentes. Otras disfrutamos de un merecido descanso tomando el sol en la playa o caminando en la montaña. En una parte del tiempo se puede optar por el goce de la lectura de nuestros libros pendientes arrinconados por la apretada agenda del ritmo cotidiano. Y en otra apoltronarnos en el sofá, enganchados a la contemplación de la “caja boba” o a una supersiesta.
Tradicionalmente ese paréntesis en nuestras actividades anuales comunes se realizaba en el verano, marcado por el hecho institucionalizado del calendario escolar, si bien hoy en día, en muchas ocasiones, las vacaciones se pueden hallar repartidas a lo largo de todo el año. No obstante, aún es cierto que el grueso de la población sigue descansando en verano –aunque sea parcialmente- tal vez motivado por el amodorramiento, inercia y apatía que se despierta en nosotros con la llegada del calor.
A veces aprovechamos para viajar, descubrir nuevos lugares, nuevas gentes. Otras disfrutamos de un merecido descanso tomando el sol en la playa o caminando en la montaña. En una parte del tiempo se puede optar por el goce de la lectura de nuestros libros pendientes arrinconados por la apretada agenda del ritmo cotidiano. Y en otra apoltronarnos en el sofá, enganchados a la contemplación de la “caja boba” o a una supersiesta.
… Y en el momento del regreso
Imagen de Free-Photos en Pixabay
Sin embargo, cuando la campana suena anunciando el momento de regresar a la realidad común, nuestros cuerpos, mentes y almas se resienten, como si estuvieran más cansados que antes de comenzar el periodo de descanso. En muchos casos la tristeza nos inunda y las consultas de los terapeutas se vuelven a llenar de seres humanos insatisfechos con el sentido de sus vidas.
Tal vez por ello cabría preguntarse si estamos aprovechando creativa y coherentemente la oportunidad que brinda este periodo en el que el tiempo parece ser propiedad exclusiva de cada uno de nosotros.
Tal vez por ello cabría preguntarse si estamos aprovechando creativa y coherentemente la oportunidad que brinda este periodo en el que el tiempo parece ser propiedad exclusiva de cada uno de nosotros.
Emprendiendo viajes internos
Photo by Aarón Blanco Tejedor on Unsplash
En los últimos tiempos un gusanillo se mueve dentro de cada uno y renacen buscadores que desean algo más: emprender viajes internos que, con la sabia ayuda de la naturaleza y el espíritu, ayuden a encontrar pistas que colaboren en el autoconocimiento, limpien las impurezas que enturbian la leyenda personal y ayuden a comprender por qué las “malas hierbas” se mezclaron con las semillas de buenos propósitos impidiendo que los deseos germinaran adecuadamente en el día a día. También reconocer los éxitos, los valores logrados y no dormirse en los laureles, preparando los cauces para un nuevo paso en este infinito camino de la vida.
Como ayuda a estos aventureros del espíritu surgen en estos días los programas de vacaciones conscientes, que suponen la instauración de un espacio de conexión con nuestra esencia interna y con la naturaleza, como fuente de paz, sabiduría y humanidad.
Dedicar unos días a esta empresa marcada por las actividades de desarrollo personal, los procesos grupales de bienestar holístico y el disfrute lúdico en un entorno saludable y natural, pueden suponer un comienzo de curso con auténticas energías renovadas en el presente y una visión clara hacia el cercano futuro.
Como ayuda a estos aventureros del espíritu surgen en estos días los programas de vacaciones conscientes, que suponen la instauración de un espacio de conexión con nuestra esencia interna y con la naturaleza, como fuente de paz, sabiduría y humanidad.
Dedicar unos días a esta empresa marcada por las actividades de desarrollo personal, los procesos grupales de bienestar holístico y el disfrute lúdico en un entorno saludable y natural, pueden suponer un comienzo de curso con auténticas energías renovadas en el presente y una visión clara hacia el cercano futuro.
Un nuevo sentido para las vacaciones
Photo by Simon Migaj on Unsplash
Se otorga, pues, un nuevo sentido al periodo vacacional, dándole cualidades de regeneración y reconexión hacia uno mismo, los demás y el medio natural. Descansar no tiene por qué significar “parar”. Recordemos que la vida es cambio, que supone movimiento y que todo lo que se detiene se estanca y tiende a pudrirse y morir.
Cada uno, así mismo, puede diseñar su propio programa de vacaciones conscientes. Basta con reflexionar sobre tu momento vital, sobre tus necesidades y anhelos, sobre el deseo de regresar a la directriz que marca tu propósito en la vida. Desde ese centro diseña las actividades que más te pueden ayudar a reconectarte a estas partes de ti mismo, leyendo sobre ellas, informándote con expertos o inventándolas tú mismo. Por último encuentra el lugar adecuado a esa energía que quieres recuperar y potenciar y distribuye el tiempo que necesitas en relación a tus posibilidades. El resultado final seguro que merece la pena.
Si haces un buen viaje estarás más sereno y sosegado. El niño maravilloso que llevas dentro, el que se admira con cada sencillo acontecimiento, para el que su mundo es completamente nuevo en cada momento, es un gran maestro zen que te agradecerá la dedicación. Volver a esa casa interna es el restablecimiento de lo natural, no en un sentido grandioso o espectacular, sino simplemente en el modo en que la vida debería ser.
Cada uno, así mismo, puede diseñar su propio programa de vacaciones conscientes. Basta con reflexionar sobre tu momento vital, sobre tus necesidades y anhelos, sobre el deseo de regresar a la directriz que marca tu propósito en la vida. Desde ese centro diseña las actividades que más te pueden ayudar a reconectarte a estas partes de ti mismo, leyendo sobre ellas, informándote con expertos o inventándolas tú mismo. Por último encuentra el lugar adecuado a esa energía que quieres recuperar y potenciar y distribuye el tiempo que necesitas en relación a tus posibilidades. El resultado final seguro que merece la pena.
Si haces un buen viaje estarás más sereno y sosegado. El niño maravilloso que llevas dentro, el que se admira con cada sencillo acontecimiento, para el que su mundo es completamente nuevo en cada momento, es un gran maestro zen que te agradecerá la dedicación. Volver a esa casa interna es el restablecimiento de lo natural, no en un sentido grandioso o espectacular, sino simplemente en el modo en que la vida debería ser.