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Eso implica no sólo la educación en asignaturas formales (las que se contemplan en el currículo), sino también actividades, dinámicas y propuestas tendentes a favorecer la interrelación personal y el trabajo en equipo.
La educación tiene dos vertientes:
La formativa, basada en proporcionar aprendizaje y conocimientos instrumentales en las distintas materias del programa. La educación tiene dos vertientes:
A lo largo de las últimas décadas se ha sobrevalorado la importancia del intelecto y en cambio se ha infravalorado el poder de las emociones de cara a una mayor inteligencia y creatividad.
La inteligencia emocional y el intelecto
Foto de Senjuti Kundu en Unsplash
Cuando somos pequeños los dos hemisferios cerebrales: el izquierdo, que se ocupa del razonamiento lógico y el derecho que se ocupa de nuestro mundo emocional están activos… mientras el niño aprende las letras y los números también juega, pinta, inventa… pero a medida que vamos creciendo todo lo que tiene que ver con la música, el arte o la expresión de las emociones o los sentimientos va perdiendo importancia hasta casi desaparecer. Se focaliza la atención en aprender lengua, matemáticas, ciencias (lo que se ha dado en llamar hard skills, en detrimento de las soft skills (habilidades de comunicación, creatividad, trabajo en equipo, integridad, adaptación, resiliencia, etc). Los dos hemisferios cerebrales se van “alejando” hasta llegar a desconectarse.
Hay un estudio que se hizo hace varios años: Se pasó un test de creatividad a niños de 5 años, el 90 por ciento lo superaron con éxito. Sin embargo, diez años después, cuando esos mismos niños tenían ya 15 años, solo superaron el test de creatividad el 2 por ciento de los alumnos.
Afortunadamente en los últimos años las escuelas se han abierto a la educación emocional y hoy los centros educativos prestan una mayor atención a enseñar a sus alumnos a identificar su estado emocional, a identificar como se siente la otra persona y así poder responder de una manera más adecuada, gestionando mejor tanto las emociones propias como las de los que nos rodean.
Hay un estudio que se hizo hace varios años: Se pasó un test de creatividad a niños de 5 años, el 90 por ciento lo superaron con éxito. Sin embargo, diez años después, cuando esos mismos niños tenían ya 15 años, solo superaron el test de creatividad el 2 por ciento de los alumnos.
Afortunadamente en los últimos años las escuelas se han abierto a la educación emocional y hoy los centros educativos prestan una mayor atención a enseñar a sus alumnos a identificar su estado emocional, a identificar como se siente la otra persona y así poder responder de una manera más adecuada, gestionando mejor tanto las emociones propias como las de los que nos rodean.
Desarrollar una buena comunicación
La comunicación es de vital importancia. El adquirir habilidades y técnicas de comunicación serían el hilo conductor y pieza clave de las relaciones.
Es fundamental la creación de actividades que favorezcan en primer lugar la comunicación consigo mismo/a (con su interior). Vivimos en un mundo de sobreestimulación y es importante enseñarles a buscar momentos de silencio, de soledad, de introspección para que puedan preguntarse: ¿Cómo estoy?, ¿qué necesito?, ¿estoy haciendo realmente lo que quiero hacer?
Después fortalecer la comunicación con los demás buscando la cooperación, el acuerdo, la concordia y evitando el juicio y la crítica. Favorecer el trabajo en equipo para establecer una auténtica comunicación entre las personas. Actualmente la tecnología aparentemente ha favorecido la comunicación, sin embargo, la comunicación que se establece en las redes sociales dista mucho de ser una verdadera comunicación presencial donde podemos observar el tono, el gesto, la mirada, las emociones que captamos en la otra persona, etc.
Y por último recuperar la comunicación con el entorno, con la naturaleza, ser conscientes de la interrelación tan tremenda que tenemos con ella. Disfrutar de la naturaleza y de todos los beneficios que nos aporta nos hará más conscientes del medio ambiente y más implicados en su cuidado.
Es fundamental la creación de actividades que favorezcan en primer lugar la comunicación consigo mismo/a (con su interior). Vivimos en un mundo de sobreestimulación y es importante enseñarles a buscar momentos de silencio, de soledad, de introspección para que puedan preguntarse: ¿Cómo estoy?, ¿qué necesito?, ¿estoy haciendo realmente lo que quiero hacer?
Después fortalecer la comunicación con los demás buscando la cooperación, el acuerdo, la concordia y evitando el juicio y la crítica. Favorecer el trabajo en equipo para establecer una auténtica comunicación entre las personas. Actualmente la tecnología aparentemente ha favorecido la comunicación, sin embargo, la comunicación que se establece en las redes sociales dista mucho de ser una verdadera comunicación presencial donde podemos observar el tono, el gesto, la mirada, las emociones que captamos en la otra persona, etc.
Y por último recuperar la comunicación con el entorno, con la naturaleza, ser conscientes de la interrelación tan tremenda que tenemos con ella. Disfrutar de la naturaleza y de todos los beneficios que nos aporta nos hará más conscientes del medio ambiente y más implicados en su cuidado.
Identificar los recursos que posee el alumno/a
Foto de Nathan Dumlao en Unsplash
También es importante proporcionar al alumno/a las herramientas para identificar sus potencialidades y la función que desea desempeñar en el grupo, pero también en el futuro cuando deje la escuela. Por ejemplo, el uso de Técnicas como la Programación Neurolingüística para conocer la importancia de los pensamientos, la forma de hablar, las creencias, etc. en la formación de la personalidad. Técnicas de meditación como el Mindfulness para ayudar a responder mejor a los desafíos que se le presentan.
El desarrollo permanente de la Inteligencia Emocional como una materia transversal a todas las asignaturas. De tal manera que el alumno/a pueda identificar sus emociones y sentimientos, pueda identificar también las emociones y sentimientos de los demás y aprenda a dar la mejor respuesta en cada situación.
Incorporar técnicas de visualización creativa, pensamiento positivo, concentración, introspección, etc. para conectar con su interior en distintos momentos del día y poder proyectar actuaciones futuras desde un mayor nivel de consciencia y una mejor gestión de su mundo emocional.
Basar los aprendizajes en la empatía, la asertividad y la autoconfianza y estar atento a las muestras de falta de autoestima, al estrés, a las situaciones de presión, que producen bloqueos y pueden derivar en conflictos más grandes.
El desarrollo permanente de la Inteligencia Emocional como una materia transversal a todas las asignaturas. De tal manera que el alumno/a pueda identificar sus emociones y sentimientos, pueda identificar también las emociones y sentimientos de los demás y aprenda a dar la mejor respuesta en cada situación.
Incorporar técnicas de visualización creativa, pensamiento positivo, concentración, introspección, etc. para conectar con su interior en distintos momentos del día y poder proyectar actuaciones futuras desde un mayor nivel de consciencia y una mejor gestión de su mundo emocional.
Basar los aprendizajes en la empatía, la asertividad y la autoconfianza y estar atento a las muestras de falta de autoestima, al estrés, a las situaciones de presión, que producen bloqueos y pueden derivar en conflictos más grandes.