Los valores: La base de la educación



Maria Pinar Merino Martin

25/10/2021

La pedagogía es una ciencia que nos sirve de guía, de transmisión de conocimientos y que debe adaptarse a las necesidades presentes y futuras que surjan en todas las materias, por eso los sistemas educativos tienen que estar en continua innovación y aplicación de, por ejemplo: nuevas tecnologías digitales, métodos educativos experimentales para una mayor interiorización de contenidos por parte de los niños y niñas y un sinfín de planes y métodos acordes con la realidad que vivimos, pero sobre todo deben estar impregnados de unos valores universales y de una ética común.



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Ambos aspectos: el técnico y el emocional deben estar enfocados no solo a la mejor formación posible de los futuros profesionales sino también a la atención a las particularidades de cada niño/a, al desarrollo de sus capacidades innatas y adquiridas, a crear las condiciones necesarias para que cada uno tenga todas las oportunidades a su alcance para llegar a ser una persona plena y feliz… lo que traerá consigo las bases de una nueva sociedad donde primen la libertad, la justicia, la igualdad, la paz y el amor.   
 
Esos son los cinco valores universales básicos de los que se ramifican todos los demás principios y competencias. Las mesas de innovación pedagógica que funcionan en algunos centros educativos y en las concejalías de educación de algunos ayuntamientos, están constantemente generando nuevos contenidos y metodologías que serán impartidas por personas que han realizado en sí mismos los procesos de transformación que defienden, personas que se involucran en el desarrollo de las capacidades de cada individuo. El objetivo es lograr personas con valores, libres de conflictos, dentro de un ambiente favorable para el desarrollo de todas las capacidades.

Los valores y las inteligencias múltiples

Cada vez se está dando más importancia al desarrollo de las otras inteligencias, no sólo de la racional-lógica-matemática, como sucedía en el pasado, ahora se atiende al desarrollo de la inteligencia emocional, intrapersonal, interpersonal, visual/espacial, musical, lingüística/verbal, corporal/cinestésica, musical y naturalista, que componen la Teoría de las Inteligencias Múltiples de Howard Gardner.
 
Los valores universales no están enfocados a ningún tipo de fe o creencia religiosa, no son exclusivos de las personas adscritas a una determinada religión, sino que se abordan desde un marco plural y objetivo. De esta forma se respetan las distintas religiones con las que hay que convivir. Los valores, contrariamente a lo que antes se creía no están sujetos a ningún tipo de evangelización… un niño inmerso en la religión de sus padres puede llegar a no ser creyente en su edad adulta y al hacer esa renuncia puede desechar los valores aprendidos.
 
Es por eso que los valores no pueden referenciarse a un marco contextual sino en una materia común y transversal válida para todas las opciones personales. Dada la complejidad de nuestras sociedades compartir una ética común no es una opción sino una verdadera necesidad. La educación en valores debe ser tratada como una competencia más que nutrirá a la persona y ayudará en el crecimiento de la misma.

Metodología para aplicar valores

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Establecer una metodología y aplicarla como parte del proyecto anual de cada centro va a facilitar el desarrollo de los siguientes procesos:
 
Observación. Prevención de conflictos. Resolución de los conflictos. Interiorización de los valores.
 
Es a través del aprendizaje en la escuela donde podemos y debemos llevar a cabo esta tarea educativa, que debe ser apoyada por los valores que se viven en el entorno familiar. Si todo el proyecto educativo está amparado por los mismos valores será más fácil conseguir personas que se desenvuelvan en un marco de respeto y cooperación y que después llegarán a ser buenos profesionales.
 
Los valores, mediante su puesta en práctica en el aula, ayudarán a los niños a bajar de lo abstracto a lo concreto a través del aprendizaje, de tal manera que posteriormente serán capaces de llevarlos a cabo, cuando lleguen a la edad adulta, en la sociedad en la que conviven.

Una mirada a la filosofía

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El bullying o acoso escolar es un problema con el que conviven y deben luchar todos los colegios, indistintamente del tipo de institución (seglar, religiosa, escuelas públicas, privadas, etc.). Se define como la exposición que sufre un niño/a a daños físicos y psicológicos de forma intencionada y reiterada por parte de otro, o de un grupo en el ámbito escolar. El acosado se siente indefenso y puede desarrollar una serie de trastornos psicológicos que afectan a su salud y que pueden derivar en conductas autodestructivas.
 
Este tipo de conflictos desequilibra y altera a todos los agentes implicados y en ocasiones lleva a desenlaces fatales. Las víctimas desarrollan pensamientos equivocados como: “No hay salida”, “Me quito de en medio”, o la búsqueda compulsiva de la compasión del agresor para que cese en sus acciones.
 
Este tipo de conductas, tanto si hablamos del agresor como del agredido se erradicarían si tomáramos los valores como una competencia académica, para lo cual deberían aplicarse nuevas metodologías para tener un menor número de conflictos y para que los mismos se solucionaran de manera positiva.
 
Aumentando el conocimiento reduciremos aquello que nace de la ignorancia. La escritura y la lectura son competencias que se tratan con una metodología concreta en caso de dificultades en su aprendizaje, se ponen todos los medios necesarios para conseguir que todos lean y escriban correctamente. Eso nos lleva a tener una sociedad alfabetizada, obligamos a una educación hasta una edad determinada en la que consideramos que las competencias básicas están aprendidas.
 
En cambio, con los valores no tenemos ésta gran oportunidad. Tal vez un camino no muy transitado sería acercar una materia, la filosofía, a la educación de manera que impregnase todas las etapas educativas para poder llevar el aprendizaje de los valores y la ética a los educandos. Establecer un marco referencial para educar en valores que sea aplicado desde la etapa primaria.
 
Los filósofos griegos de la antigüedad ya planteaban que el pensamiento y la educación son algo imprescindible para la creación de personas integras y abordaban la ignorancia como algo “peligroso”. Ellos diferenciaban claramente la “formación” en distintas materias o competencias, de la “educación” que enseñaba mediante la reflexión dentro del marco de la filosofía a crear un marco desde el que elegir y tomar decisiones basadas en el bien común.
 
Contemplar estas dos vertientes: formativa y educacional se hace hoy imprescindible para alcanzar no solo la alfabetización sino la educación en valores y ética de personas capaces de crear lo que podríamos llamar una civilización con competencias para crear un mundo donde imperen la libertad, la paz, la igualdad, la justicia, la cooperación, el sentimiento de hermandad… en definitiva, personas autónomas que alcanzan su máximo nivel de desarrollo como seres integrales y se enfocan en crear un mundo mejor para todos.






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