Los nuevos paradigmas



Maria Pinar Merino Martin

07/02/2022

Antes, cuando queríamos saber el significado de alguna palabra, buscábamos en los diccionarios y en las enciclopedias, ahora tecleamos la palabra en cualquier “buscador” de la red de Internet y al segundo tenemos un montón de referencias sobre nuestro interrogante.



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Claro que corres el riesgo de que una gran mayoría no tengan nada que ver con el concepto que tú buscas. Eso sucedió cuando tecleé “masa crítica”, término que se emplea de forma habitual en todos los círculos de crecimiento personal.
    
En física, la masa crítica es la cantidad mínima de materia necesaria para que se mantenga una reacción nuclear en cadena. Pero también encontré que era un club de amigos de paseos en bicicleta, organizado a nivel mundial y con representantes en cada provincia. También una revista de comics underground, una editorial, una empresa de exportación de cereales, una revista de ciencia y tecnología, una empresa de organización de mercado, una revista de arte digital, un departamento de una universidad... más de diez páginas que se referían al mismo tópico: “la masa crítica” aunque increíblemente dispares.
    
Evidentemente, no era eso lo que buscaba. Creo recordar que el origen de ese término lo encontramos en una de las ramas de la ciencia: la física. Y que se refiere a que cuando se alcanza un número determinado de elementos iguales, o se alcanzan unas circunstancias determinadas, se produce un cambio repentino y significativo en todo el conjunto.

Ejemplos de “masa crítica”

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El grado de ebullición del agua. Cuando colocamos en el fuego un recipiente con agua las moléculas están en reposo, sin embargo, en un momento determinado todas al unísono se movilizan formando burbujas y empezando a hervir como si hubieran estado esperando que se crearan las condiciones adecuadas para activarse.
    
Otro ejemplo significativo es el grado de congelación del agua. En algún reportaje documental se ha podido apreciar cómo la superficie de un lago a una temperatura muy baja está próxima al punto de congelación, cualquier pequeño movimiento produce al instante que toda la superficie del lago se congele.
    
También se relata la siguiente anécdota: un grupo de antropólogos se encontraba estudiando el comportamiento de algunas manadas de simios en una isla del Pacífico. Un día observaron que una de las hembras antes de comerse un boniato o una fruta lo lavaba en el río para quitarle la tierra y después se lo comía. Algunos miembros de la manada, por imitación, hicieron lo mismo y seguramente descubrirían que sin tierra el fruto sabía mejor. Así, al poco tiempo todos los individuos seguían el mismo comportamiento, incluso las crías que nacían lo traían incorporado, con lo cual se demostraba que había una clara transmisión genética. Sin embargo, la sorpresa fue que los científicos descubrieron al cabo de algunos años que, en todas las islas que conformaban ese atolón los simios actuaban igual, a pesar de que no habían tenido contacto alguno entre la manada que tuvo el primer impulso y las restantes, ni por supuesto eran descendientes de aquellos, ni nadie les había enseñado ese comportamiento.
    
La leyenda del centésimo mono nos cuenta que un mono fue capturado y le encerraron en una jaula, después metieron a otro, y a otro más. Aunque todos lo intentaban no podían salir. Cada vez iban metiendo más monos en la misma jaula hasta que cuando metieron al número cien los barrotes se rompieron y todos escaparon.

Los campos morfogenéticos o resonancia mórfica

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El concepto de “masa crítica” está íntimamente relacionado con las teorías acuñadas por Rupert Sheldrake, profesor de fisiología botánica en Cambridge. En sus investigaciones sobre la causalidad formativa demostró que las formas y los patrones no dependen tanto de las leyes físicas como de la repetición.
    
Al principio investigó únicamente con animales comprobando sorprendido que en un momento determinado se producía una difusión masiva de algunos patrones de comportamiento sin que mediara comunicación entre ello, ni tampoco existiera transmisión genética, sino que el fenómeno se producía cuando se alcanzaba el número suficiente de individuos que seguían ese mismo hábito. 
    
“Si se les enseña a unos ratones una habilidad en Manchester, entonces todos los animales de la misma raza en todo el mundo tenderán a aprender esa misma habilidad con mayor prontitud, pese a la ausencia de todo tipo de contacto o comunicación física conocida. Cuanto mayor es el número de ratones que aprende, más fácil les resulta la tarea a los sucesores” –enunciaba el profesor Sheldrake.
    
Animado por los resultados en sus experimentos con diferentes especies se planteó si la resonancia mórfica sería también aplicable a la humanidad.
    
Para ratificar sus intuiciones se planteó la siguiente hipótesis: “Si la resonancia mórfica fuese una realidad en la vida humana, los niños aprenderían con mayor facilidad unas palabras desconocidas de un idioma extranjero, aunque no significasen nada para ellos, siempre y cuando hubieran sido aprendidas de memoria por millones de personas en otros lugares del planeta”.
    
Así, se llevó a cabo el siguiente experimento: Se eligieron tres breves textos japoneses de similar estructura. La primera no tenía sentido, eran palabras sin relación. La segunda eran unos versos de un poema reciente y la tercera eran las palabras de una canción infantil tradicional cantada por generaciones y generaciones de niños japoneses. El experimento se realizó “a ciegas”, ni siquiera Sheldrake sabía cuál de los poemas era cuál.
    
Se eligieron unos colegiales ingleses que no tenían ningún conocimiento del idioma japonés y se descubrió por un amplísimo resultado que la rima que más habían aprendido y memorizado era la que había sido aprendida por millones de niños japoneses.
    
En nuestro mundo actual observamos fenómenos sociales como la aceleración de la tecnología, la informática, el progreso en general y cómo las nuevas generaciones tienen una mayor facilidad para incorporarse a esos ámbitos, como los niños que nacen parecen conocer de manera casi intuitiva lo que a sus padres les ha resultado difícil de aprender. De hecho, hoy día muchos niños pequeños no necesitan leer el manual de instrucciones para saber cómo funciona un determinado juguete o un aparato tecnológico.

Un nuevo paradigma de la Conciencia

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Así pues, se habla desde hace décadas del cambio de conciencia al que se enfrenta la humanidad de la Tierra, de los nuevos paradigmas que se imponen y del proceso de transformación constante que sufren todas las instituciones en las que se asientan los pilares de nuestra sociedad tanto occidental como oriental.
    
Esos procesos de cambio, las nuevas ideas, los intentos por descubrir nuevas formas de relación, de crear estructuras que estén más acordes con las necesidades actuales del ser humano del siglo XXI, anidan cada día en la mente de más personas. Personas que intentan llevar a la práctica sus nuevas concepciones basadas en la libertad, la justicia, la hermandad, la solidaridad, la cooperación, el equilibrio entre los derechos y las obligaciones, la paz, la tolerancia, el respeto a las diferencias, la aceptación de un mundo multicultural e interrelacionado donde las diferencias sirvan para enriquecer al conjunto, la apertura hacia dimensiones más sutiles del ser... Ideas que se empiezan a manifestar de forma contundente cuando algún suceso sale a la luz pública provocando respuestas masivas.
    
Internet está actuando como el substrato de esta red permitiendo la comunicación entre gentes y pueblos de cualquier lugar del mundo. Por eso asistimos a expresiones multitudinarias de desacuerdo ante las posturas y decisiones que unos pocos toman, unos pocos que se asientan en las instituciones verticales de poder de una Vieja Era que se resiste a desaparecer.
    
Millones de seres se conmueven ante sucesos que van contra sus principios y expresan su repulsa reclamando que los gobernantes, ya sean políticos o religiosos, a los que se les ha dado el poder cumplan su función como servidores del pueblo y pongan su energía en favorecer el bien común por encima del individual.

La ley de la coherencia

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Además, existe una ley en física: la de la coherencia, que nos habla de que cuando se introducen en un sistema caótico el número suficiente de elementos ordenados se produce un cambio en todo el conjunto que induce a la ordenación total.
    
Hoy ya son muchas las personas que han oído hablar de la “masa crítica” y se preguntan si nuestra humanidad estará todavía muy lejos de alcanzar ese número de individuos necesarios para que se produzca el cambio hacia esa sociedad armónica que anhelan.
    
Eso es algo que nadie puede responder, las personas que forman parte de ese movimiento, que están inmersas tanto en su filosofía como en su práctica de vida en ese objetivo de ampliación de consciencia no están “censadas”. Sin embargo, los mejores indicios nos los dan los movimientos sociales que se producen.
    
Es el momento de incorporarnos con nuestras ideas y con nuestras obras a ese grupo sin pensar en cuantos nos acompañan en la aventura... Seguramente nos sorprenderemos porque seremos más de los que pensamos.
    
Lo importante es sentir cada día el compromiso personal que nos permita decir: “Yo soy masa crítica, yo estoy ahí, con mi cuerpo, con mi mente, con mis emociones y con todo mi ser. Yo soy esa masa crítica, toda la masa crítica que mi Ser puede llegar a ser, el 100% que puede alcanzar. Yo estoy por el cambio y estoy dispuesto/a a ello.






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