Recuerdo perfectamente que fue la misma emoción que sacudió mi interior allá por el año 2011, cuando desperté con la noticia en la radio de que un terremoto devastador había provocado un tsunami y puesto en peligro nuclear al país. Muchos técnicos se sacrificaron para que el desastre nuclear no fuera mayor. Y a día de hoy, 5 de enero de 2024, el terremoto sucedido el 1 de enero de 2024 en la prefectura de Ishikawa ha dejado, al menos, 92 muertos y 242 desaparecidos, provocando en mí la misma emoción que entonces. En septiembre de 2023 pude visitar la ciudad de Kanazawa en la que tomé la foto de este artículo.
En medio de la majestuosidad de sus cerezos en flor y la modernidad de sus ciudades resplandecientes, Japón se erige como un faro de solidaridad, una nación cuyo pueblo ha tejido un tapiz de apoyo mutuo y resiliencia a lo largo de su rica historia. El 1 de enero de 2024, este compromiso se puso a prueba una vez más, esta vez frente a un poderoso terremoto. La respuesta del pueblo japonés no solo fue rápida y coordinada, sino también un recordatorio conmovedor de cómo la solidaridad se ha convertido en la columna vertebral de su sociedad.
La Agencia Meteorológica de Japón (JMA) cuenta con dos sistemas de alerta temprana de terremotos, que funcionan gracias a los más de 4.000 sismógrafos instalados por todo el país. Gracias a la alerta temprana, los ciudadanos disponen de varios segundos, o incluso minutos, para ponerse a salvo antes de que el sismo llegue a su ubicación mediante rutas de evacuación y zonas de concentración, a las que deben acudir los vecinos de cada barrio en caso de emergencia. Hay dos niveles de alerta. Las alertas al público general, que solo se emiten cuando un sismo va a ser mayor de 5 en la escala Shindo, y la alerta avanzada, si un temblor sobrepasa los 3 grados en la escala Shindo, o 3.5 en la escala Richter. Cuando estas alertas saltan, tanto centros de trabajo como viviendas actúan en consecuencia. En el caso de los transportes públicos, como los trenes o autobuses, estos tienen la orden de detener el vehículo y esperar a que pase el sismo.
Además, cada ciudadano sabe exactamente cuáles son los puntos en los que guarecerse en caso de terremoto, que suelen ser bajo mesas robustas o bajo los marcos de las puertas, que deben dejar abiertas para que no se atasquen.
La esencia de la solidaridad japonesa es evidente en la prontitud con la que responden a las emergencias. Organizaciones comunitarias y voluntarios se movilizan con una eficiencia notable, desafiando el caos para proporcionar ayuda a quienes más la necesitan, pues muchos hogares han quedado completamente destruidos o calcinados. Esta capacidad para unirse en tiempos de adversidad es una manifestación palpable del arraigado sentido de comunidad que define a Japón.
El concepto "gaman"
"Gaman" (我慢) es un término japonés que encapsula un concepto complejo de perseverancia, paciencia y resistencia en medio de dificultades o sufrimientos. Aunque no existe una traducción literal al español, la idea de "soportar con paciencia" se acerca a la esencia de "gaman".
Este concepto se ha arraigado profundamente en la cultura japonesa y ha influido en la forma en que las personas enfrentan los desafíos y las adversidades. Aquí hay algunas dimensiones clave de "gaman":
Resistencia ante la adversidad: "Gaman" implica la capacidad de resistir y soportar situaciones difíciles o dolorosas sin quejarse. Puede aplicarse a situaciones personales, desastres naturales, crisis económicas o cualquier otra forma de dificultad. Paciencia y perseverancia: El concepto sugiere no solo tolerar la adversidad, sino también tener paciencia y perseverancia en la búsqueda de una solución o en la espera de tiempos mejores. Es una actitud de enfrentar los desafíos con determinación y sin rendirse. Cultura de la superación personal: "Gaman" está vinculado a la cultura japonesa de la superación personal. En lugar de enfocarse en las quejas o en la búsqueda rápida de soluciones, se enfatiza la capacidad de soportar las dificultades con dignidad y sin perder la compostura. Colectivismo: La idea de "gaman" también se conecta con el colectivismo japonés, donde se valora la armonía del grupo sobre las necesidades individuales. En situaciones difíciles, se espera que las personas muestren "gaman" no solo por sí mismas, sino también por el bienestar de la comunidad. Ética del trabajo: En el ámbito laboral, "gaman" se relaciona con una ética del trabajo fuerte y la voluntad de superar desafíos laborales sin quejas excesivas.
En resumen, "gaman" encapsula la fortaleza de enfrentar las adversidades con paciencia, perseverancia y una actitud positiva. Este concepto ha sido fundamental en la resiliencia del pueblo japonés en momentos de crisis, como el terremoto y tsunami de 2011, donde la población demostró una asombrosa capacidad de "gaman" ante la devastación.
Este concepto resuena profundamente en esta solidaridad. No es simplemente resistir, sino perseverar con paciencia y determinación. Esta mentalidad impulsa no solo la recuperación inmediata, sino también la reconstrucción a largo plazo. En la cara de la adversidad, los japoneses no solo enfrentan el desafío presente, sino que también miran hacia el futuro con una resolución inquebrantable.
Unión y apoyo frente a los desafíos futuros
La tecnología y la innovación desempeñan un papel clave en esta solidaridad. Plataformas en línea, redes sociales y aplicaciones móviles son herramientas efectivas que se utilizan para coordinar esfuerzos de ayuda, compartir información vital y conectar a las personas en momentos de crisis. La adaptabilidad del pueblo japonés a las nuevas tecnologías refleja su compromiso constante con la solidaridad en un mundo cada vez más interconectado.
En un momento en que la división parece prevalecer en muchos lugares, la solidaridad japonesa brilla como un faro de inspiración. Su capacidad para unirse, apoyarse mutuamente y enfrentar desafíos con gracia y determinación es un testimonio de la fuerza de la resiliencia humana.
La solidaridad japonesa no es simplemente una respuesta a la tragedia; es un aspecto fundamental de su identidad. Su compromiso con la comunidad, la resiliencia y la compasión ofrece lecciones invaluables para el resto del mundo. En un momento en que la esperanza puede parecer frágil, la solidaridad del pueblo japonés nos recuerda que, incluso en los momentos más oscuros, la luz de la humanidad puede brillar más intensamente. Japón, con su solidaridad inquebrantable, nos muestra que en la unión de las personas reside la verdadera fuerza y esperanza para el futuro.
Desde la revista Conciencia Global mandamos todo nuestro cariño y nuestra luz para aquellas personas que se sientan perdidas, con nuestra más sincera solidaridad y apoyo a las personas y familias afectadas por esta tragedia.