Las realidades complejas y su reflexión
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A lo largo de 500 años, y al hacer un recuento de las diferentes posiciones filosóficas, así como teóricas en las cuales se han basado las Ciencias Sociales, las Humanidades y cualquier área que aborde la conducta humana, se reconoce que hasta la fecha han dado respuesta al análisis y reflexión de lo que se conoce como fenómeno social; claro está, desde una mirada racional, de esencia positivista, con matices lógicos inductivos-deductivos. Sin embargo, una pregunta que nos podríamos formular es ¿las posiciones teóricas actuales, de igual manera nos permitirán reflexionar sobre las realidades complejas y entender a los sujetos evolucionados que las protagonizan?
Debemos reconocer el aporte que el mundo racional, ha generado en las distintas posiciones que analizan la personalidad y las conductas de los sujetos, miradas teóricas como las psicodinámicas (Freud, Erikson, Jung y Fromm), conductistas (Pávlov, Skinner y Watson), cognitivas (Piaget, Vygotsky, Bandura y Ausubel), humanístico-existenciales (Maslow, Rogers y Perls), evolutivas y etológicas (Darwin, Bowlby y Lorenz), ecológicas (Bronfenbrenner), y las inteligencias múltiples (Gardner). Que se ven desafiadas en un mundo más complejo, y que dan paso a la posibilidad de posiciones contemporáneas y de naturaleza distinta, como pueden ser las miradas irracionales, encaminada a reconocer la propia humanidad de las personas, desde su sentir, su pensar y actuar, todo en una integralidad, y en su propia versión de congruencia (Acevedo y Arteaga).
Hablar del mundo complejo en principio nos remite a reconocer que cada vez es más desafiante, el cual está interconectado con el todo, y ofrece imágenes que podemos denominar como la realidad social (imagen 1). Ahora bien. si partimos de que la mente es el resultado del tiempo y puede crear cualquier cosa, cualquier ilusión y tiene el poder de crear ideas, de protegerse con fantasías… Con la imaginación incluso la mente puede llegar a interpretar su propia versión de la realidad social, debido a que tiene la capacidad de acumular saberes, descartar y elegir lo que entienda como cualquier fenómeno social. En este caso nos podríamos preguntar ¿estaremos verdaderamente viviendo una realidad social, o solo estaremos viendo reflejos de algo más?
Debemos reconocer el aporte que el mundo racional, ha generado en las distintas posiciones que analizan la personalidad y las conductas de los sujetos, miradas teóricas como las psicodinámicas (Freud, Erikson, Jung y Fromm), conductistas (Pávlov, Skinner y Watson), cognitivas (Piaget, Vygotsky, Bandura y Ausubel), humanístico-existenciales (Maslow, Rogers y Perls), evolutivas y etológicas (Darwin, Bowlby y Lorenz), ecológicas (Bronfenbrenner), y las inteligencias múltiples (Gardner). Que se ven desafiadas en un mundo más complejo, y que dan paso a la posibilidad de posiciones contemporáneas y de naturaleza distinta, como pueden ser las miradas irracionales, encaminada a reconocer la propia humanidad de las personas, desde su sentir, su pensar y actuar, todo en una integralidad, y en su propia versión de congruencia (Acevedo y Arteaga).
Hablar del mundo complejo en principio nos remite a reconocer que cada vez es más desafiante, el cual está interconectado con el todo, y ofrece imágenes que podemos denominar como la realidad social (imagen 1). Ahora bien. si partimos de que la mente es el resultado del tiempo y puede crear cualquier cosa, cualquier ilusión y tiene el poder de crear ideas, de protegerse con fantasías… Con la imaginación incluso la mente puede llegar a interpretar su propia versión de la realidad social, debido a que tiene la capacidad de acumular saberes, descartar y elegir lo que entienda como cualquier fenómeno social. En este caso nos podríamos preguntar ¿estaremos verdaderamente viviendo una realidad social, o solo estaremos viendo reflejos de algo más?
Imagen 1. Realidad social
Tratando de dar respuesta a esa cuestión, podríamos sugerir dos dimensiones de comprensión de la realidad, en un primer plano, aquella que se puede entender desde un mundo racional, con bases, hechos, medios de verificación, de contraste, de reacciones, de experimentación, entre otros métodos de validación. Y en un segundo plano, aquella que se puede entender desde una dimensión enteramente irracional, una donde se reconoce todo aquello que la razón no alcanza a ver, ese mundo espiritual, holístico, existencial que basa sus lecturas desde la propia consciencia humana, desde la propia sabiduría del ser humano (imagen 2).
Imagen 2. Visiones de la realidad
Sin ánimo de debatir, y no porque no se quiera, sino porque reconozco que estos temas ya no son debatibles, hoy día, ambos planos ya se reconocen, y han afiliado a comunidades tanto científicas, por un lado, como espirituales por el otro. Se podría decir entonces, que ambas posiciones representan las dos caras de una misma moneda, por ello, cuando se trata de reflexionar sobre aquellas imágenes que hemos etiquetado como “realidad” es imprescindible que ampliemos nuestros campos de visión, y observemos que dicha “realidad” es como la “casa de los espejos de una feria”; donde solo estamos viendo reflejos de conductas que proyecta el sujeto, imágenes reflejadas en superficies deformes. Lo inquietante es que cada vez más se están presentando esas imágenes amorfas, grotescas de la naturaleza humana, o en palabras más racionales “se están acrecentando las problemáticas o necesidades sociales”. Estamos frente a un sujeto cada vez más evolucionado, con alcances impensables y que proyecta cada vez más reflejos, al cual solo lo podremos observar, si vamos más allá de la propia razón.