Sabemos que el apego es un obstáculo que todos tendremos que superar algún día. Surge cuando no comprendemos el lado interno de la vida, cuando no estamos en contacto con la esencia de las cosas. Al carecer de ese contacto, nos habituamos a la forma externa y nos apegamos a ella.
En nuestra convivencia con los demás, es como si consideráramos sólo el cuerpo, el rostro, la personalidad de las personas, olvidándonos que en su verdadera esencia son almas, y que, como almas, están presentes en todas partes.
A muchos de nosotros nos gustaría ser más desapegados. Pero, ¿cómo hacerlo? ¿Cómo encontrar la esencia de las cosas y cómo impedir que seamos atrapados por las apariencias?
Tenemos muchos vicios de pensamiento y muchos hábitos de lenguaje, y llegamos a decir cosas que si las pensáramos mejor, veríamos que no corresponden a la realidad. Decimos por ejemplo: “Aquella especie de pájaros desapareció”; o: “Aquel hombre murió”.
Realmente es un engaño decir que las cosas acaban o mueren, ya que no es eso lo que de hecho sucede. En realidad, es la esencia de las cosas que transmigra, dejando una forma y tomando otra. Por lo tanto, nada acabó cuando una especie de pájaros deja de ser vista en el plano físico. Y nada acabó cuando se dice impropiamente que una persona murió. Dentro de las nuevas especies de pájaros permanece la esencia de las especies extintas; y dentro de las personas que están naciendo hoy se halla la esencia que habitaba cuerpos de otras épocas.
Nada se pierde, todo evoluciona. Estar consciente de esto es el primer paso para desapegarnos de las formas externas y concretas. En una segunda etapa, nos desapegaremos de cosas más sutiles, como por ejemplo, las afectivas.
En nuestra convivencia con los demás, es como si consideráramos sólo el cuerpo, el rostro, la personalidad de las personas, olvidándonos que en su verdadera esencia son almas, y que, como almas, están presentes en todas partes.
A muchos de nosotros nos gustaría ser más desapegados. Pero, ¿cómo hacerlo? ¿Cómo encontrar la esencia de las cosas y cómo impedir que seamos atrapados por las apariencias?
Tenemos muchos vicios de pensamiento y muchos hábitos de lenguaje, y llegamos a decir cosas que si las pensáramos mejor, veríamos que no corresponden a la realidad. Decimos por ejemplo: “Aquella especie de pájaros desapareció”; o: “Aquel hombre murió”.
Realmente es un engaño decir que las cosas acaban o mueren, ya que no es eso lo que de hecho sucede. En realidad, es la esencia de las cosas que transmigra, dejando una forma y tomando otra. Por lo tanto, nada acabó cuando una especie de pájaros deja de ser vista en el plano físico. Y nada acabó cuando se dice impropiamente que una persona murió. Dentro de las nuevas especies de pájaros permanece la esencia de las especies extintas; y dentro de las personas que están naciendo hoy se halla la esencia que habitaba cuerpos de otras épocas.
Nada se pierde, todo evoluciona. Estar consciente de esto es el primer paso para desapegarnos de las formas externas y concretas. En una segunda etapa, nos desapegaremos de cosas más sutiles, como por ejemplo, las afectivas.
Lo importante es el espíritu
La vida puede llevarnos a cambiar de actividad externa varias veces. Nuestra intención de servir y de mejorar, y no la forma externa de las actividades, es el hilo que las puede interconectar. Esto nos da además la impresión de coherencia y armonía, y no de percances y contrastes. Si consideramos los cambios como hechos incómodos, las transformaciones pueden parecernos drásticas. Sin embargo, no hay ninguna diferencia entre las distintas actividades cuando las realizamos con el mismo espíritu. Lo importante es el espíritu con el que se hacen las cosas y no tanto aquello que se hace.
En el universo conviven armoniosamente energías que construyen y energías que destruyen. Las primeras crean y alimentan formas. Las últimas posibilitan que la esencia abandone las formas que ya no le corresponden. Ambas energías son necesarias para que la vida prosiga su curso. ¿Cómo podría el espíritu que nos alienta realizar un trabajo de creciente calidad, si a cierta altura no surgiese otra forma a la que él pueda dar el aliento?
La cura de los apegos soluciona los más diversos problemas. Nos permite encontrar respuesta a muchas preguntas: ¿Cómo hallar la esencia de las cosas? ¿Cómo hago para desapegarme de una idea? ¿Cómo hago para desapegarme de mi actual manera de ser? ¿Cómo hago para liberarme de lo que me aprisiona? ¿Cómo hago para trascender mis defectos? ¿Cómo hago con esa enfermedad que los médicos no saben tratar? ¿Cómo hago para llenar el vacío que siento en mi vida? Sólo hay una respuesta para todas esas preguntas: ir al interior del corazón, para dentro del propio ser. Allá la consciencia del alma, que es universal, nos aguarda desde siempre.
Es en el corazón donde se curan los apegos, porque allí está la esencia de todo. Allí, nada nos falta.
De la Serie Síntesis de Charlas de Trigueirinho
Para más información: Matrimonio, Unión y Cura, Editorial Kier
La vida puede llevarnos a cambiar de actividad externa varias veces. Nuestra intención de servir y de mejorar, y no la forma externa de las actividades, es el hilo que las puede interconectar. Esto nos da además la impresión de coherencia y armonía, y no de percances y contrastes. Si consideramos los cambios como hechos incómodos, las transformaciones pueden parecernos drásticas. Sin embargo, no hay ninguna diferencia entre las distintas actividades cuando las realizamos con el mismo espíritu. Lo importante es el espíritu con el que se hacen las cosas y no tanto aquello que se hace.
En el universo conviven armoniosamente energías que construyen y energías que destruyen. Las primeras crean y alimentan formas. Las últimas posibilitan que la esencia abandone las formas que ya no le corresponden. Ambas energías son necesarias para que la vida prosiga su curso. ¿Cómo podría el espíritu que nos alienta realizar un trabajo de creciente calidad, si a cierta altura no surgiese otra forma a la que él pueda dar el aliento?
La cura de los apegos soluciona los más diversos problemas. Nos permite encontrar respuesta a muchas preguntas: ¿Cómo hallar la esencia de las cosas? ¿Cómo hago para desapegarme de una idea? ¿Cómo hago para desapegarme de mi actual manera de ser? ¿Cómo hago para liberarme de lo que me aprisiona? ¿Cómo hago para trascender mis defectos? ¿Cómo hago con esa enfermedad que los médicos no saben tratar? ¿Cómo hago para llenar el vacío que siento en mi vida? Sólo hay una respuesta para todas esas preguntas: ir al interior del corazón, para dentro del propio ser. Allá la consciencia del alma, que es universal, nos aguarda desde siempre.
Es en el corazón donde se curan los apegos, porque allí está la esencia de todo. Allí, nada nos falta.
De la Serie Síntesis de Charlas de Trigueirinho
Para más información: Matrimonio, Unión y Cura, Editorial Kier