Foto de Dani Costelo en Unsplash
Llevo bastantes años practicando la sanación utilizando cuarzos y sé que su función es variada en base a cómo se coloquen sobre el cuerpo del paciente. Ese tipo de terapia se denomina gemoterapia y su efectividad está fuera de toda duda, al fin y al cabo nuestro cuerpo físico y, por extensión, los otros cuerpos que nos componen como el astral y el mental, vibran en armonía con las vibraciones planetarias y el cuarzo, que forma parte del planeta, no es una excepción. De hecho, los relojes de cuarzo llevan esta piedra incrustada en su mecanismo porque emite 60 impulsos exactos por minuto.
Así pues, cuando oigo hablar de cirugía astral y veo que se trata de armonizar el campo etérico aplicando las manos y los cuarzos en la superficie del cuerpo, no puedo por menos que pensar que el término cirugía no está bien aplicado en estos casos. En el taller «Diagnóstico Intuitivo» realizamos un envío de energía a distancia a diferentes enfermos presentados por los alumnos pero yo no lo llamaría cirugía astral sino simplemente «envío de energía a distancia».
Para que se comprenda mejor que entiendo yo por «cirugía astral», pondré un ejemplo basado en una experiencia personal:
Me encontraba en Las Palmas de Gran Canaria en el mes de julio del año 2007 impartiendo un curso de Bioenergética y Diagnóstico Intuitivo. En la última sesión del curso practicábamos entre los alumnos, unas veces como terapeutas y otras como pacientes. Una de las alumnas me comentó que padecía de endometriosis y que lo estaba pasando realmente mal, entre otras cosas porque llevaba poco tiempo casada y no podía mantener relaciones sexuales con su marido ya que le resultaban muy dolorosas. He de aclarar que su marido estaba presente también en el curso y lo aclaro por lo que más adelante comentaré.
La alumna/paciente se tendió en la camilla y me dispuse a «sentir» con las manos lo que su cuerpo me decía. Al poco rato, «oí» en mi cabeza la voz de mi médico asesor que me decía: «utiliza el cuarzo». Yo le pregunté: «¿qué cuarzo?», a lo que me contestó: «detrás de ti». Y, efectivamente, detrás de mí, sobre el alfeizar de la ventana había unas cuantas piedras –no cristales- de cuarzo rosa, una de ellas cortada dejando un borde muy afilado. La tomé y le dije a la alumna que se desabrochara el pantalón dejando el vientre al aire. Mi médico me dijo: «corta». Así que, ni corto ni perezoso, pasé el filo del cuarzo sobre la piel del vientre a la altura del útero; cerré los ojos y con las manos fui separando las diferentes capas energéticas, entonces «vi» cómo estaba el interior del útero, pero no tanto su cuerpo físico como su estructura energética. Aquello me recordaba al chapapote, así que empecé a sacar con las manos ese conglomerado energético que no tenía estructura vitalizadora sino caótica. Por supuesto, la manipulación la realizaba a unos 10 cms. por encima de la piel. Llevaba «limpiando» un par de minutos cuando la joven empezó a quejarse, a gritar aparentemente de dolor. Los otros alumnos se alejaron asustados mientras mi médico me decía: «tú sigue», así que yo seguí hasta que aquello quedó limpio de malas energías. Al terminar, la joven se levantó aturdida y se sentó encogida en un rincón de la sala hasta que poco a poco se fue recuperando.
Era mi primera experiencia de cirugía utilizando un cuarzo como bisturí y no tenía ni idea de cómo resultaría pero yo confiaba totalmente en mi maestro. Un par de días más tarde me llamó el marido de la «paciente» para decirme que estaban muy contentos, porque después de mucho tiempo habían podido tener relaciones, lo cual para mí significó algo importante en mi trayectoria como terapeuta, ya que se abría ante mí un campo inexplorado que complementaba lo que sabía hasta ese momento. La experiencia, no obstante, quedó relegada al olvido durante un tiempo, ya que en esas fechas me dedicaba fundamentalmente a impartir cursos tanto de bioenergética como de regresiones y no tanto a las terapias propiamente dichas.
Así pues, cuando oigo hablar de cirugía astral y veo que se trata de armonizar el campo etérico aplicando las manos y los cuarzos en la superficie del cuerpo, no puedo por menos que pensar que el término cirugía no está bien aplicado en estos casos. En el taller «Diagnóstico Intuitivo» realizamos un envío de energía a distancia a diferentes enfermos presentados por los alumnos pero yo no lo llamaría cirugía astral sino simplemente «envío de energía a distancia».
Para que se comprenda mejor que entiendo yo por «cirugía astral», pondré un ejemplo basado en una experiencia personal:
Me encontraba en Las Palmas de Gran Canaria en el mes de julio del año 2007 impartiendo un curso de Bioenergética y Diagnóstico Intuitivo. En la última sesión del curso practicábamos entre los alumnos, unas veces como terapeutas y otras como pacientes. Una de las alumnas me comentó que padecía de endometriosis y que lo estaba pasando realmente mal, entre otras cosas porque llevaba poco tiempo casada y no podía mantener relaciones sexuales con su marido ya que le resultaban muy dolorosas. He de aclarar que su marido estaba presente también en el curso y lo aclaro por lo que más adelante comentaré.
La alumna/paciente se tendió en la camilla y me dispuse a «sentir» con las manos lo que su cuerpo me decía. Al poco rato, «oí» en mi cabeza la voz de mi médico asesor que me decía: «utiliza el cuarzo». Yo le pregunté: «¿qué cuarzo?», a lo que me contestó: «detrás de ti». Y, efectivamente, detrás de mí, sobre el alfeizar de la ventana había unas cuantas piedras –no cristales- de cuarzo rosa, una de ellas cortada dejando un borde muy afilado. La tomé y le dije a la alumna que se desabrochara el pantalón dejando el vientre al aire. Mi médico me dijo: «corta». Así que, ni corto ni perezoso, pasé el filo del cuarzo sobre la piel del vientre a la altura del útero; cerré los ojos y con las manos fui separando las diferentes capas energéticas, entonces «vi» cómo estaba el interior del útero, pero no tanto su cuerpo físico como su estructura energética. Aquello me recordaba al chapapote, así que empecé a sacar con las manos ese conglomerado energético que no tenía estructura vitalizadora sino caótica. Por supuesto, la manipulación la realizaba a unos 10 cms. por encima de la piel. Llevaba «limpiando» un par de minutos cuando la joven empezó a quejarse, a gritar aparentemente de dolor. Los otros alumnos se alejaron asustados mientras mi médico me decía: «tú sigue», así que yo seguí hasta que aquello quedó limpio de malas energías. Al terminar, la joven se levantó aturdida y se sentó encogida en un rincón de la sala hasta que poco a poco se fue recuperando.
Era mi primera experiencia de cirugía utilizando un cuarzo como bisturí y no tenía ni idea de cómo resultaría pero yo confiaba totalmente en mi maestro. Un par de días más tarde me llamó el marido de la «paciente» para decirme que estaban muy contentos, porque después de mucho tiempo habían podido tener relaciones, lo cual para mí significó algo importante en mi trayectoria como terapeuta, ya que se abría ante mí un campo inexplorado que complementaba lo que sabía hasta ese momento. La experiencia, no obstante, quedó relegada al olvido durante un tiempo, ya que en esas fechas me dedicaba fundamentalmente a impartir cursos tanto de bioenergética como de regresiones y no tanto a las terapias propiamente dichas.
¿QUE HABÍA OCURRIDO?
El cuarzo había abierto el cuerpo etérico o astral dejando ver su interior. Lo realmente importante es que no lo vi con los ojos físicos sino con los ojos internos ¿por qué? pues porque yo estaba en sintonía con la paciente, lo que me permitía ver las diferentes dimensiones que componían su cuerpo, en especial el cuerpo etérico y, gracias a ello, podía observar cómo era su problema y de qué manera podía ayudarla. Ella tuvo sensaciones físicas desagradables porque en aquel momento, debido a mi inexperiencia en este tema, no tomé la precaución de «anestesiar» previamente la zona de intervención, algo que he tenido muy en cuenta a partir de ese momento. Aun así, el resultado fue excelente como se pudo comprobar días más tarde.
Cuando abrí el cuerpo etérico o astral con el bisturí de cuarzo, me encontré con las capas energéticas, por lo que tuve que ir separándolas como si se tratara de capas de tela suave, como de seda. Lo hice con las manos porque sentí que esa era la forma de hacerlo. Para cerrar el campo energético después de la intervención lo hice con las manos excepto la primera capa que la cerré «cosiéndola» con el bisturí de cuarzo como si estuviera soldándola con un bisturí láser.
Cuando abrí el cuerpo etérico o astral con el bisturí de cuarzo, me encontré con las capas energéticas, por lo que tuve que ir separándolas como si se tratara de capas de tela suave, como de seda. Lo hice con las manos porque sentí que esa era la forma de hacerlo. Para cerrar el campo energético después de la intervención lo hice con las manos excepto la primera capa que la cerré «cosiéndola» con el bisturí de cuarzo como si estuviera soldándola con un bisturí láser.
EXPERIENCIAS POSTERIORES
Foto de Sharon McCutcheon en Unsplash
Después de ese episodio, no volví a tener otra oportunidad de practicar esta terapia hasta pasado más de un año, en que una amiga me informó de que le tendrían que operar de un mioma que le estaba dando guerra, pidiéndome algún remedio para evitarlo. Pensé en la gemoterapia, en el Reiki o en la isoterapia pero conectando con mi maestro seguí sus consejos y decidí que había que hacer una intervención similar a la de la mujer de Las Palmas.
En esa oportunidad mi maestro me fue informando de los pasos que tenía que dar y las razones para dar cada uno de ellos. A las dos semanas mi amiga se hizo una resonancia y la ginecóloga que la atendía le dijo que probablemente no tendría que operarse porque el mioma se había reducido mucho. Así fue como aprendí a «cortar» con el bisturí de cuarzo los hilos energéticos que vitalizaban el mioma. En otras intervenciones posteriores, no solo aprendí el tema de eliminar los canales de alimentación energética sino que también desarrollé la técnica de restaurar esos canales cuando un órgano se estaba quedando sin energía, por ejemplo en un caso de fibrosis pulmonar.
Otro de los aspectos que también he podido ir aprendiendo es a utilizar el bisturí de cuarzo como instrumento de drenaje, sobre todo cuando se trata de eliminar la carga energética que está bloqueada en un determinado órgano. Aplicando la punta del bisturí sobre el órgano, quiste o tumor, y concentrándote en el hecho de que el cuarzo puede funcionar como una jeringuilla, se puede ir extrayendo la energía bloqueada e ir eliminándola como si se descargase de una jeringuilla.
Tuve la oportunidad de practicar esta técnica recientemente en un caso de cáncer de próstata y, a falta de saber los resultados de las pruebas que le iban a practicar semanas más tarde, las sensaciones del paciente hacían abrigar la esperanza de que los resultados fueran muy positivos.
El contenido de este artículo forma parte del dossier que se entrega en el curso/taller de ME.DI.CA. (Manejo de Energías. Diagnóstico Intuitivo. Cirugía Astral).
Si deseas información sobre la convocatoria de los próximos cursos de distintas materias que impartimos, ponte en contacto con nosotros a través del correo: mariapinarmerino@gmail.com o luisarribasm@hotmail.com
En esa oportunidad mi maestro me fue informando de los pasos que tenía que dar y las razones para dar cada uno de ellos. A las dos semanas mi amiga se hizo una resonancia y la ginecóloga que la atendía le dijo que probablemente no tendría que operarse porque el mioma se había reducido mucho. Así fue como aprendí a «cortar» con el bisturí de cuarzo los hilos energéticos que vitalizaban el mioma. En otras intervenciones posteriores, no solo aprendí el tema de eliminar los canales de alimentación energética sino que también desarrollé la técnica de restaurar esos canales cuando un órgano se estaba quedando sin energía, por ejemplo en un caso de fibrosis pulmonar.
Otro de los aspectos que también he podido ir aprendiendo es a utilizar el bisturí de cuarzo como instrumento de drenaje, sobre todo cuando se trata de eliminar la carga energética que está bloqueada en un determinado órgano. Aplicando la punta del bisturí sobre el órgano, quiste o tumor, y concentrándote en el hecho de que el cuarzo puede funcionar como una jeringuilla, se puede ir extrayendo la energía bloqueada e ir eliminándola como si se descargase de una jeringuilla.
Tuve la oportunidad de practicar esta técnica recientemente en un caso de cáncer de próstata y, a falta de saber los resultados de las pruebas que le iban a practicar semanas más tarde, las sensaciones del paciente hacían abrigar la esperanza de que los resultados fueran muy positivos.
El contenido de este artículo forma parte del dossier que se entrega en el curso/taller de ME.DI.CA. (Manejo de Energías. Diagnóstico Intuitivo. Cirugía Astral).
Si deseas información sobre la convocatoria de los próximos cursos de distintas materias que impartimos, ponte en contacto con nosotros a través del correo: mariapinarmerino@gmail.com o luisarribasm@hotmail.com