Photo by Lea Kobal on Unsplash
-Hola Esfinge.
-Buenas noches, Caminante.
-Necesito que tú, Esfinge, con tu sabiduría, con tus conocimientos de la historia, del alma humana, en fin, de la vida, me tranquilizaras...
-¿Sobre qué quieres que te tranquilice?, ¿qué te inquieta?
-Me preocupa hacia dónde va el ser humano. Me preocupa que la escala de valores en la que debería apoyarse no parece tenerse en cuenta. Me preocupa que los intereses económicos primen siempre sobre los verdaderamente humanos. Me preocupa que las guerras tengan siempre un trasfondo económico; que la salud se mida por la rentabilidad que se puede obtener de los enfermos; que la espiritualidad se venda en frascos; que el ser humano sólo tenga una visión de su futuro a dos centímetros de su nariz por el miedo que le han ido inyectando cada día, gota a gota, noticia a noticia...
-Está bien, está bien... tranquilízate. Afortunadamente llegará un día no muy lejano en que los mercaderes serán expulsados del templo; que los charlatanes no serán creídos, por muy apoyados que estén en organizaciones políticas, financieras o religiosas; que la naturaleza humana se impondrá nuevamente gracias a los niños que están naciendo entre vosotros, niños que llevan ya el germen de la nueva generación en su ADN; niños que están decididos a que no tengáis que repetir otra etapa de 25.000 años. Es en ese tema en el que debéis poner vuestras inquietudes, vuestras energías y desvelos, en los que están naciendo en todo el mundo con la mirada puesta en un futuro más lejano que el que perciben los miopes que dirigen los destinos de vuestra actual generación.
Y no es la primera vez que ocurre esto, ya ha habido cambios importantes, aunque no duraderos, a lo largo de vuestra historia reciente. Visto desde la distancia, la Revolución Francesa y las dos guerras mundiales que le siguieron no han sido sino aproximaciones a lo que será la revolución que se está gestando, una revolución donde el ser humano, la gente, será por fin quien tome las riendas de su futuro. No será sencillo, habrá dolor e incomprensión, lo mismo que cuando la oruga se convierte en mariposa, que sabe que algo está pasando y no sabe a ciencia cierta qué es, aunque intuye que su vida va a sufrir un cambio dramático a la vez que fantástico.
Entrar en la nueva generación, en la Nueva Era real, se está convirtiendo en el objetivo principal de todo lo que te preocupa.
-Buenas noches, Caminante.
-Necesito que tú, Esfinge, con tu sabiduría, con tus conocimientos de la historia, del alma humana, en fin, de la vida, me tranquilizaras...
-¿Sobre qué quieres que te tranquilice?, ¿qué te inquieta?
-Me preocupa hacia dónde va el ser humano. Me preocupa que la escala de valores en la que debería apoyarse no parece tenerse en cuenta. Me preocupa que los intereses económicos primen siempre sobre los verdaderamente humanos. Me preocupa que las guerras tengan siempre un trasfondo económico; que la salud se mida por la rentabilidad que se puede obtener de los enfermos; que la espiritualidad se venda en frascos; que el ser humano sólo tenga una visión de su futuro a dos centímetros de su nariz por el miedo que le han ido inyectando cada día, gota a gota, noticia a noticia...
-Está bien, está bien... tranquilízate. Afortunadamente llegará un día no muy lejano en que los mercaderes serán expulsados del templo; que los charlatanes no serán creídos, por muy apoyados que estén en organizaciones políticas, financieras o religiosas; que la naturaleza humana se impondrá nuevamente gracias a los niños que están naciendo entre vosotros, niños que llevan ya el germen de la nueva generación en su ADN; niños que están decididos a que no tengáis que repetir otra etapa de 25.000 años. Es en ese tema en el que debéis poner vuestras inquietudes, vuestras energías y desvelos, en los que están naciendo en todo el mundo con la mirada puesta en un futuro más lejano que el que perciben los miopes que dirigen los destinos de vuestra actual generación.
Y no es la primera vez que ocurre esto, ya ha habido cambios importantes, aunque no duraderos, a lo largo de vuestra historia reciente. Visto desde la distancia, la Revolución Francesa y las dos guerras mundiales que le siguieron no han sido sino aproximaciones a lo que será la revolución que se está gestando, una revolución donde el ser humano, la gente, será por fin quien tome las riendas de su futuro. No será sencillo, habrá dolor e incomprensión, lo mismo que cuando la oruga se convierte en mariposa, que sabe que algo está pasando y no sabe a ciencia cierta qué es, aunque intuye que su vida va a sufrir un cambio dramático a la vez que fantástico.
Entrar en la nueva generación, en la Nueva Era real, se está convirtiendo en el objetivo principal de todo lo que te preocupa.