Se trata de sincronizar la atención y el cuidado a nivel individual, pero enfocando la atención a nivel planetario, despertando la Consciencia Inteligente del Corazón. El objetivo es que, al activar de forma personal esa frecuencia cardiaca, se produzca una onda expansiva que resuene en los corazones del mayor número posible de seres humanos, unidos en un mismo propósito e intención.
A medida que las energías del cambio continúan avanzando, observamos que se amplifica la inestabilidad en la política global sacando a la luz las energías más negativas mientras que, por otra parte, hay un resurgir en los movimientos sociales que impulsan a las personas a luchar por políticas sociales y económicas más justas y que intentan que el mundo sea un lugar más sostenible y pacífico.
Ante este panorama es importante que nos mantengamos firmes en imaginar el mundo en que queremos vivir para ir construyéndolo, primero en el campo de las ideas para después poder verlo hecho realidad. Sabemos que somos nosotros, las personas, las que individual y colectivamente podemos crear nuestro futuro.
La creación comienza con el pensamiento, el deseo y la imaginación. De igual manera que deseamos una nueva casa, un trabajo, o unas relaciones, podemos ampliar nuestra mirada para alcanzar una visión más global. Los pensamientos, los deseos y la imaginación crean un patrón energético para todo lo que queremos, lo que deseamos, lo que anhelamos. Después, nuestra mente se enfoca en buscar estrategias, tomar medidas y dar pasos hacia nuestro objetivo; los pensamientos enfocados son los verdaderos ladrillos que hacen que las intenciones se manifiesten.
Así pues, cada luna llena tenemos la oportunidad de focalizarnos en un mundo donde reine la armonía, la justicia, la solidaridad, la hermandad, la tolerancia, la aceptación, el amor y todas las emociones y sentimientos positivos que es capaz de generar nuestro corazón. Y, en este sentido, el primer paso hacia ese mundo mejor es elevar nuestra vibración personal generando sentimientos de amor y bondad hacia los demás.
A medida que las energías del cambio continúan avanzando, observamos que se amplifica la inestabilidad en la política global sacando a la luz las energías más negativas mientras que, por otra parte, hay un resurgir en los movimientos sociales que impulsan a las personas a luchar por políticas sociales y económicas más justas y que intentan que el mundo sea un lugar más sostenible y pacífico.
Ante este panorama es importante que nos mantengamos firmes en imaginar el mundo en que queremos vivir para ir construyéndolo, primero en el campo de las ideas para después poder verlo hecho realidad. Sabemos que somos nosotros, las personas, las que individual y colectivamente podemos crear nuestro futuro.
La creación comienza con el pensamiento, el deseo y la imaginación. De igual manera que deseamos una nueva casa, un trabajo, o unas relaciones, podemos ampliar nuestra mirada para alcanzar una visión más global. Los pensamientos, los deseos y la imaginación crean un patrón energético para todo lo que queremos, lo que deseamos, lo que anhelamos. Después, nuestra mente se enfoca en buscar estrategias, tomar medidas y dar pasos hacia nuestro objetivo; los pensamientos enfocados son los verdaderos ladrillos que hacen que las intenciones se manifiesten.
Así pues, cada luna llena tenemos la oportunidad de focalizarnos en un mundo donde reine la armonía, la justicia, la solidaridad, la hermandad, la tolerancia, la aceptación, el amor y todas las emociones y sentimientos positivos que es capaz de generar nuestro corazón. Y, en este sentido, el primer paso hacia ese mundo mejor es elevar nuestra vibración personal generando sentimientos de amor y bondad hacia los demás.
La puesta en práctica
Photo by Darius Bashar on Unsplash
Para ello conectaremos con la energía de nuestro corazón y nos uniremos a los miles de seres que, repartidos por todo el planeta, están generando ese mismo sentimiento. Consiste en irradiar amor y aprecio hacia nuestros seres más cercanos e ir ampliando el círculo hasta englobar a toda la humanidad.
Practicaremos la Respiración con Conciencia desde el corazón. Una vez que nuestra atención esté enfocada en el respirar del corazón, nos centraremos en alguna persona que nos inspire amor, que nos haga sentir ese amor incondicional que nos ayude a sacar lo mejor de nosotros mismos, de esta manera aumentaremos nuestra vibración y generaremos ondas de coherencia. Gracias por sumarte a esta iniciativa y por difundirla entre tus contactos y en las redes sociales para que tenga un mayor alcance.
El Camino del Corazón, una experiencia mágica:
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