Como trabajo al servicio del Amor, o por lo menos estoy en ese intento (aunque no siempre lo consigo)... me pregunto que puedo aportar a la huelga si el hecho de que yo haga o no haga no va a ser demasiado visible para la estructura social actual. Me pregunto también qué podría dejar de hacer para que el canto de la justicia, de la solidaridad, de la construcción común se elevase por encima de los gritos de rebeldía, los insultos, las descalificaciones...
Buscando, buscando he ido haciendo una lista de lo que estoy dispuesta a dejar de hacer hoy, aquello contra lo que hago huelga en clara señal de protesta ante el verdadero tirano, el interior, el que mantiene mi alma prisionera y no deja que despliegue sus alas...
Hoy hago huelga de tristeza y desesperanza y de la añoranza por el sueño aquel que no llegó a ser...
Hoy hago huelga de apegos, dejo marchar lo que se fue hace tiempo y también lo que está muriendo en este instante...
Pongo en huelga mis máscaras y disfraces que se encargan de esconder lo que pienso, de disimular lo que siento.
Pongo en huelga mi auto-importancia, la idea de “no estar a la altura”, de no merecer... la necesidad imperiosa de que me amen a cualquier precio (al precio de renunciar a mi Esencia)
Hago huelga contra mi sentimiento de soledad que a veces todavía intenta engañarme diciéndome que no soy parte de Todos y del Todo...
Dejo caer el daño que me hicieron y su recuerdo, y el miedo que esto provocó en mi, las barreras que levantó, las fronteras que marcó, las corazas con las que me revistió...
Pongo en huelga el daño que hice, las armas que empuñé, y la culpa y el enfado conmigo misma, la condena y la vergüenza...
Hoy salgo a la calle:
Elevando bien alto la bandera de la conexión y el encuentro, del abrazo que te incluye, me incluye y Lo incluye, y que me reconfirma una y otra vez que jamás estaré sola porque en mi corazón habita el Amado y habitas tú...
Cantando el susurro del Amor acompañada por un soplo de viento, la alegría y el gozo, el éxtasis, la Presencia en el eterno ahora, la entrega...
Con la pancarta de la compasión para contigo y para conmigo y también para con “ellos”, los culpables de todo...
Proponiéndome como parte de la solución, dispuesta a remangarme y coger pico y pala o danza de paz y ordenador, lo que haga falta, para que reconstruyamos entre tod@s este Hogar Común...
Defiendo ante quien sea las condiciones laborales que impone este trabajo de Amor, este Oficio Divino que se teje con hilos de felicidad y belleza, de compromiso y de libertad de Ser... Me declaro trabajadora agradecida de este Sacro Oficio que siempre es digno y sorprendente, que se remunera al mil por cien porque quien paga es la Vida y siempre trae multiplicado lo que pones en Ella...
Y además, a partir de ahora declaro al Espíritu directora indiscutibles de esta empresa que soy yo misma, pongo no un despacho si no un Altar en mi Templo-Corazón... Y renuevo indefinidamente y sin condiciones mi contrato con El/ELLa: Hinéni, heme aquí... te seguiré a donde quiera que vayas...