Flores de Bach: Un apoyo para el alma en tiempos de crisis



Juan José Hervás (www.ailim.es)

15/04/2020

“La enfermedad es en esencia el resultado de un conflicto entre el alma y la mente, y nunca podrá ser erradicada sin un esfuerzo espiritual y mental”. Edward Bach

Edward Bach descubrió en los años 30 una forma de conciliar el tratamiento de las causas profundas del malestar del ser humano con las fuerzas curativas implícitas en la Naturaleza, al tiempo que una herramienta poderosa para entender el mapa emocional que se despliega en la vida y evolucionar desde ese autoconocimiento. En los tiempos de crisis, las Flores de Bach se convierten en valiosas aliadas para que el alma no se pierda en la oscuridad de las emociones convulsas.



Haciendo un poco de historia

Imagen de Wolfgang Claussen en Pixabay
El Dr. Bach fue un médico galés que, descontento con el enfoque sobre la salud y la enfermedad de la medicina convencional de su época, dedicó su vida a la búsqueda de un sistema terapéutico novedoso, basado en las fuerzas curativas de la propia Naturaleza, con el fin de que su sencillez, claridad y accesibilidad permitiera a cualquier persona su utilización para encontrar las raíces profundas de sus conflictos internos y, con ellas, la solución a sus problemas de salud.
 
Entre 1930 y 1934, Edward Bach elaboró 38 esencias florales, más un remedio adicional que combina cinco de dichas esencias para situaciones de emergencia y, con ello, nos dejó un maravilloso legado de autoconocimiento para nuestro equilibrio y evolución, que se expande, generación tras generación, por los cinco continentes y cuyo valor ha sido reconocido incluso por la Organización Mundial de la Salud.

Remedios para las fuentes de malestar humano

Bach clasificó sus remedios en siete grupos que comprendían lo que él entendía como las fuentes principales del malestar humano:
Temor Incertidumbre Falta de interés en las circunstancias presentes Soledad Susceptibilidad a las influencias e ideas ajenas Desaliento o desesperación y Excesiva preocupación por el bienestar de los demás.
 
Cada uno de esos grandes grupos reúne una serie de esencias, destinadas a la toma de conciencia y sanación de una circunstancia particular que afecta al individuo.
 
La descripción del uso de los remedios florales fue publicada por Bach en unos libritos de fácil entendimiento para todos: Cúrese usted mismo y Los Doce Curadores y otros remedios, que se agruparon bajo el título: “La Curación por las Flores”. También podemos documentarnos más extensamente en la amplia bibliografía que ha sido publicada con posterioridad a Bach y que recoge las sucesivas investigaciones y casuística respecto a la terapia floral. Con ello es fácil establecer los paralelismos respecto de nuestros síntomas, estado mental-emocional y la personalidad que hemos ido desarrollando a lo largo de nuestra historia y así encontrar los remedios florales que más nos identifican. Además, hay cuestionarios que se pueden descargar por Internet para hacer una autoevaluación de estado.

¿Y qué esencias florales necesito yo?

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Cuando uno lee las descripciones de las esencias es habitual afirmar: ¡Pero si yo las necesito todas! Y esto no es del todo desacertado ya que, en un momento u otro, es frecuente que el ser humano pase por esos estados que representan las flores. Sin embargo, no es conveniente aunar más de 6 ó 7 remedios en cada formulación para no difuminar los efectos importantes y la toma de consciencia entre tantos estímulos diferentes.
 
Después de uno o dos meses tomando las esencias, se puede volver a evaluar cuáles son los cambios, qué nuevos emergentes han aparecido y, como consecuencia, qué remedios debo mantener, cuáles suprimir y qué otros incorporar en la siguiente fórmula. De esta forma iremos descubriendo, capa a capa, como una cebolla, el conflicto central que en origen generó esa forma de reaccionar en desequilibrio con la vida.
 
Puede ser que, en algún momento, estemos bloqueados o no sepamos identificar exactamente lo que nos pasa o la gravedad de los síntomas nos haga estar muy confusos y desesperados. Ese sería un buen momento para dejarnos asesorar y acompañar por un terapeuta floral profesional.

¿Realmente funcionan?

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Aunque las Flores de Bach muestran resultados generalmente sorprendentes ante cualquier problema, es posible que, si la persona es muy mental, controladora, poco receptiva o está muy intoxicada por el uso de medicamentos, no perciba resultados inmediatos; si fuera así, es preciso perseverar y mantener el tratamiento un tiempo prolongado o usar algunas esencias catalizadoras primero, para liberar el bloqueo y abrir la mente a estas nuevas frecuencias. Con tiempo y paciencia irán produciéndose cambios.
 
No obstante, en ocasiones, será preciso complementar con otras terapéuticas y, por supuesto, no abandonar la medicación, especialmente en casos de riesgo. De cualquier modo, es el médico quien tiene la función de ajustar o rescindir los medicamentos que haya recetado al paciente, según perciba que es posible hacerlo si se han producido mejorías en el estado de salud de la persona.
 
Los preparados florales son totalmente inocuos y combinables con cualquier medicamento, farmacológico o natural, y, prácticamente, pueden ser un valioso auxiliar que mejora otras terapias. Son utilizables en cualquier edad y estado de la vida, incluso en recién nacidos, niños o embarazadas. También se pueden aplicar con buenos resultados en plantas y animales.

¿Cómo se preparan y cuál es su posología?

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Las fórmulas se preparan en frascos goteros traslúcidos de 30 cc con, aproximadamente, un tercio de brandy artesanal de calidad y dos tercios de agua mineral, a los que se añaden dos o tres gotitas de cada una de las esencias que se vayan a tomar. La mezcla se agita durante unos segundos y se le puede imprimir una intención curativa depositando el frasco en las manos y focalizándose en él unos segundos más.
 
Después hay que tener cuidado de no ponerlo cerca de fuentes de calor, luz directa y emisores de ondas electromagnéticas. Aunque la cantidad de alcohol en cada toma es inapreciable, es preciso tenerlo en cuenta en personas con especial sensibilidad o niños muy pequeños. En estos casos se puede sustituir el brandy por vinagre de manzana como conservante (aunque el sabor empeora y el preparado puede deteriorarse con mayor facilidad).
 
Se suele recomendar un mínimo de 4 tomas de 4 gotas bajo la lengua, distribuidas a lo largo del día, la primera de las cuales se realiza al despertar y la última justo antes de dormir. Se pueden tomar más veces si se necesitan, especialmente en los periodos de emergencia de crisis.

¿Qué flores puedo tomar en los momentos de crisis o emergencia?

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El Dr. Bach pensó en su sistema como un medio de aprendizaje y evolución que llevara a cada persona a conocerse a sí misma, encontrar las causas profundas que la afligen y generan la pérdida de la salud y poder atravesar las crisis curativas de manera más rápida y liviana, sin tanto sufrimiento. Y él sabía, por su especial sensibilidad, que la Naturaleza podía ser un maravilloso aliado en este empeño.
 
Además, deseaba que cada cual aprendiese a ser su propio médico y no dependiese de otros que le dijesen qué es lo que tenía que hacer, porque nadie mejor que uno mismo para escucharse, conocerse y atravesar dificultades.
 
Especialmente, en momentos de crisis, las Flores de Bach pueden convertirse en elementos clave para comprender la oportunidad que aquellas representan para preguntarse: “¿Qué estoy haciendo de forma equivocada en mi vida?” Después poder rectificar lo que sea necesario y dar el siguiente paso para la evolución de nuestro espíritu. Las esencias no modifican nada en sí mismas, sólo son una vía natural para acceder -en forma energética e intuitiva, como arquetipos que son- a la sabiduría profunda y divina que existe en nuestro interior y alinearnos con ella para realizar los cambios precisos, acordes con nuestro proyecto de vida.
 
Describiré a continuación aquellas que considero pueden ser más interesantes a tener en cuenta en momentos de mayor shock o convulsión, por situaciones que se producen en el exterior y que afectan, inevitablemente, a nuestro interior pues nos pillan desprevenidos al producirse de forma rápida e inesperada, dejándonos sin capacidad de reacción. Probablemente, varias se ajusten a lo que sientes.
 
Agrimony: si estoy viviendo la situación con ansiedad o entro en la negación o en la falta de responsabilidad, como si no pasara nada, porque me inquietan los conflictos.
Aspen: ante el temor irracional, la sensación de que algo malo e inexplicable puede pasar en cualquier momento.
Centaury: cuando no puedo poner límite a las emociones que me están asaltando y a las que me someto a personas o informaciones externas que me invaden y anulan.
Cherry Plum: ante el miedo a perder el control, estallar o hacer algo malo hacia otros.
Crab Apple: ante el miedo al contagio, el exceso de susceptibilidad, la necesidad de estar limpiando o desinfectando constantemente. También como excelente estimulante inmunológico o agente antimicrobiano.
Elm: si pierdo la confianza en mí mismo y mis posibilidades ante el desbordamiento por la excesiva demanda del exterior.
Gentian: si me he posicionado en una actitud pesimista, derrotista o me absorbe la tristeza.
Gorse: si entro en un estado de abatimiento o desesperanza.
Holly: si caigo en la irascibilidad, en el ataque exagerado al otro, en una rabia desbordante.
Impatiens: si pierdo la calma, la paciencia necesaria para sostener el tiempo que haya de durar el periodo de crisis.
Larch: si pierdo la autoestima y me siento incapaz o sin valor para afrontar la situación.
Mimulus: ante el miedo al futuro o las cosas conocidas que amenazan. También si estoy demasiado metido dentro de mí.
Mustard: si siento la sombra de la depresión o pierdo la ilusión por la vida.
Olive: cuando sobreviene el agotamiento, la pérdida de vitalidad o energía. También buena esencia para fortalecer el sistema inmunológico o para recuperarse en la convalecencia.
Pine: si hay autorreproche o culpabilización por lo que ocurre y me castigo por ello de alguna manera.
Red chestnut: si estoy muy preocupado por el bienestar de los seres queridos y les infundo, sin querer, negatividad o miedo.
Rock Rose: para el pánico, el shock, la paralización, no saber qué hacer ni cómo reaccionar.
Rock Water: cuando me estoy exigiendo mucho, una disciplina férrea y me siento mal si no la cumplo, lo cual redunda también en el autocastigo.
Scleranthus: alterno estados (ansiedad-depresión), estoy indeciso.
Star of Bethlehem: no termino de superar el primer impacto o se me ha actualizado otro antiguo y eso me bloquea, me incapacita para reaccionar y ponerme en acción en lo que pueda.
Walnut: no soy capaz de adaptarme al cambio que está suponiendo esta crisis y estoy muy influenciable por los demás en mis decisiones.
White Chestnut: estoy dando muchas vueltas a las cosas, no puedo estar en calma por mis pensamientos repetitivos.
Wild Rose: para poder encontrar soluciones creativas a mi estado, recuperar la motivación.
Willow: si echo los balones fuera, culpando a los demás de todo lo que ocurre, sin tomar responsabilidad, mostrando rencor.
 

Juan José Hervás Martín
Terapeuta y formador Centro Ailim. www.ailim.es






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