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En este momento en el que escribo esta reflexión se cumplen justamente siete años desde que asistí, por primera vez, a un curso de Bioenergética y Sanación que ha supuesto mucho más que lo que aprendí sobre ello, pues fue el punto de partida de mi particular "despertar" de conciencia: las palabras que escuchaba sobre esta materia resonaban en mí con tanta fuerza y convicción, que sentí vibrar en mí los acordes que durante muchos años había buscado sin encontrar la partitura, esos que daban un sentido mayor a mi vida, el faro que me serviría de guía para descubrir el motivo de mi existencia, la puerta que me abría el acceso a conectar con mi programa de vida.
Hasta entonces, la vida me había proporcionado muchas satisfacciones y me sentía afortunada y agradecida por ello, por lo que soy y por todo lo que había conseguido hasta ese momento: una familia de procedencia estructurada y unida, estudios y una profesión con una remuneración económica estable y aceptable, un compañero y unas hijas extraordinarias con las que compartir etapas y seguir evolucionando… Cada logro enriquecía mi vida, cada experiencia una lección, las más difíciles, las más valiosas… Sin embargo, en algún rincón dentro de mí había un vacío difícil de explicar que, a medida que mis hijas iban creciendo, ganando autonomía y soltando dependencias, mi vacío también crecía, generando un sinsabor que me provocaba desconcierto y me llevaba a las eternas preguntas sobre la existencia y mi papel en ella... He caminado por terrenos inciertos buscando no sabía qué hasta que lo encontré: mi programa de vida.
Hasta entonces, la vida me había proporcionado muchas satisfacciones y me sentía afortunada y agradecida por ello, por lo que soy y por todo lo que había conseguido hasta ese momento: una familia de procedencia estructurada y unida, estudios y una profesión con una remuneración económica estable y aceptable, un compañero y unas hijas extraordinarias con las que compartir etapas y seguir evolucionando… Cada logro enriquecía mi vida, cada experiencia una lección, las más difíciles, las más valiosas… Sin embargo, en algún rincón dentro de mí había un vacío difícil de explicar que, a medida que mis hijas iban creciendo, ganando autonomía y soltando dependencias, mi vacío también crecía, generando un sinsabor que me provocaba desconcierto y me llevaba a las eternas preguntas sobre la existencia y mi papel en ella... He caminado por terrenos inciertos buscando no sabía qué hasta que lo encontré: mi programa de vida.
Descubrir la razón de la existencia
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Creo que quien ha logrado descubrir el suyo comprenderá de qué hablo, en mi caso llegó a través de este curso y en aquel momento, probablemente en el momento y con las personas adecuadas, y me atrevería a afirmar que en respuesta a mi búsqueda, como si de una obra de teatro se tratase en el que descorrer el telón daba paso a un nuevo acto: un escenario con nuevos personajes que han ido apareciendo en escena con un objetivo en el entramado mágico de facilitar el mío, mostrándome en muchos casos una nueva visión, otros planteamientos sobre la enfermedad y una nueva filosofía de vida con la que gestionar la mía de forma saludable e integral a través de información que era desconocida para mí y que, sin embargo, algo dentro de mi ser me decía que era importante, muy valiosa, real y que necesitaba conocerla con mayor profundidad.
Y para ello necesitaba realizar un trabajo previo o, más bien, en paralelo: había de reflexionar y revisar mi biografía, mis creencias, mis valores y capacidades así como mis debilidades, aquellos puntos en los que tenía que trabajar y fortalecer, y que cuando estuviera preparada me llevaría a desarrollar lo anterior. Ahora sé cuán generosa es la vida al proporcionarme el camino para reconocerlo y las herramientas que me ayudasen a desarrollar lo anterior, a superar mis miedos y los obstáculos que encontraba a mi paso, y a gestionar de una forma más saludable mis emociones.
Y para ello necesitaba realizar un trabajo previo o, más bien, en paralelo: había de reflexionar y revisar mi biografía, mis creencias, mis valores y capacidades así como mis debilidades, aquellos puntos en los que tenía que trabajar y fortalecer, y que cuando estuviera preparada me llevaría a desarrollar lo anterior. Ahora sé cuán generosa es la vida al proporcionarme el camino para reconocerlo y las herramientas que me ayudasen a desarrollar lo anterior, a superar mis miedos y los obstáculos que encontraba a mi paso, y a gestionar de una forma más saludable mis emociones.
Un viaje a través del “Camino del Corazón”
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De manera que entrar por esa puerta fue el punto de partida que me permitió, sin ser consciente en aquel momento, acceder a otro espacio donde contaría con verdaderos maestros de cuya fuente necesitaba “beber” e impregnarme de su sabiduría, con una filosofía de vida que compartía desde el primer momento, estoy hablando del "Camino del Corazón", un entorno mágico, a modo de escuela con una filosofía de vida, que transmitir como preciadas perlas de sabiduría de las que tenía tanto que aprender...
Durante estos últimos siete años he experimentado una transformación personal muy positiva, una especie de renacimiento que da un sentido mayor a mi vida y ha supuesto el reencuentro y la reconciliación conmigo misma a través del Camino del Corazón y sus poderosas lecciones de vida, que me han convertido en mejor persona y me están ayudando a sacar lo mejor de mí misma día a día y a vivir y relacionarme con mayor y mejor motivación, entusiasmo, curiosidad, alegría. Siento el impulso de seguir adelante y trasladar lo que compartimos y practicamos durante los cursos con el Grupo de Caminantes a mi vida real, con las personas que forman parte de ella, para seguir creciendo junto a ellas e ir expandiendo mis descubrimientos y contagiando mi filosofía de vida.
Durante estos últimos siete años he experimentado una transformación personal muy positiva, una especie de renacimiento que da un sentido mayor a mi vida y ha supuesto el reencuentro y la reconciliación conmigo misma a través del Camino del Corazón y sus poderosas lecciones de vida, que me han convertido en mejor persona y me están ayudando a sacar lo mejor de mí misma día a día y a vivir y relacionarme con mayor y mejor motivación, entusiasmo, curiosidad, alegría. Siento el impulso de seguir adelante y trasladar lo que compartimos y practicamos durante los cursos con el Grupo de Caminantes a mi vida real, con las personas que forman parte de ella, para seguir creciendo junto a ellas e ir expandiendo mis descubrimientos y contagiando mi filosofía de vida.
La salud y la enfermedad, un faro para seguir la búsqueda
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Paralelamente, de la mano de Luis Arribas he empezado a conocer el mundo de las energías a través de sus cursos y de su libro “Tras las huellas de la enfermedad”, que han sido el faro que ha puesto luz en la dirección donde encontrar referencias esenciales que respondían a mis inquietudes, sin ser consciente durante un tiempo de que esta búsqueda tenía que ver con mi programa de vida. Y ha sido a partir de entonces que los "hilos invisibles" me han ido llevando despacito a conocer más, a profundizar y adentrarme en esta materia maravillosa, partiendo de una máxima que me impactó, la definición de enfermedad que recogía Luis basándose en su propia investigación y en el planteamiento del doctor Hamer que le llevó a sentar las bases de la NMG (Nueva Medicina Germánica), como: "La enfermedad es un programa inteligente de la Naturaleza que tiende a decirle al individuo que la padece que algo en su vida no funciona", podríamos considerar la enfermedad como un mensaje del alma, una señal indicadora de la necesidad de hacer algún cambio, y a partir de aquí investigar, conocer mejor el lenguaje del cuerpo y dónde nos lleva la relación entre nuestra biología y nuestra biografía, traducirla para encontrar las pistas que nos lleven a recuperar la salud.
Es fundamental comprender el papel fundamental que juegan nuestra psique y el modo en que gestionamos a nivel emocional las situaciones y cómo resolvemos los conflictos que vivimos, así como reconocer que somos nosotros los únicos responsables que podemos tomar cartas en el asunto y que, dependiendo de nuestra actitud en dicha tarea, el resultado nos conducirá a la salud o a la enfermedad. Para mí es muy revelador y me facilita información fantástica para aplicarme "mi propia medicina" en primer lugar y, a continuación, hacerla extensiva a mi familia y personas de mi entorno.
Es fundamental comprender el papel fundamental que juegan nuestra psique y el modo en que gestionamos a nivel emocional las situaciones y cómo resolvemos los conflictos que vivimos, así como reconocer que somos nosotros los únicos responsables que podemos tomar cartas en el asunto y que, dependiendo de nuestra actitud en dicha tarea, el resultado nos conducirá a la salud o a la enfermedad. Para mí es muy revelador y me facilita información fantástica para aplicarme "mi propia medicina" en primer lugar y, a continuación, hacerla extensiva a mi familia y personas de mi entorno.
Caer para volvernos a levantar
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Si bien es cierto que a veces resulta inevitable no "caer" en procesos que activan la enfermedad, es fantástico contar con herramientas que nos ayudan a recuperar el equilibrio, a conocernos mejor y a contar con otros parámetros a la hora de tratarnos, como el hecho de compartir con alguien cercano, que sabemos nos escuchará con intención de ponerse en nuestro lugar, para ayudarnos a bajar el nivel de intensidad y tal vez relativizar el hecho en un contexto más amplio, por ejemplo lo que nos ha ocurrido y cómo nos sentimos con ello.
Es necesario saber que nuestro cuerpo no se limita al cuerpo físico sino que interactúa con nuestra energía, con nuestras emociones y pensamientos y nuestra propia esencia, y que cuando aparecen síntomas de enfermedad física no es sino un reflejo material en nuestro plano más denso del desequilibrio de nuestro ser a nivel integral, lo que generalmente supone una falta de armonía entre lo que pensamos, sentimos y cómo actuamos y gestionamos en nuestro día a día las situaciones que la vida nos presenta, desequilibrio cuya causa se genera, por tanto, en un plano más sutil que el cuerpo físico.
Es necesario saber que nuestro cuerpo no se limita al cuerpo físico sino que interactúa con nuestra energía, con nuestras emociones y pensamientos y nuestra propia esencia, y que cuando aparecen síntomas de enfermedad física no es sino un reflejo material en nuestro plano más denso del desequilibrio de nuestro ser a nivel integral, lo que generalmente supone una falta de armonía entre lo que pensamos, sentimos y cómo actuamos y gestionamos en nuestro día a día las situaciones que la vida nos presenta, desequilibrio cuya causa se genera, por tanto, en un plano más sutil que el cuerpo físico.
Compartir las experiencias como paso a conocernos mejor
Photo by Priscilla Du Preez on Unsplash
Sobre esta materia hay mucho escrito, y creo que es necesario seguir compartiendo experiencias de personas que, tomando consciencia de la causa que les ha llevado a enfermar, han logrado revertir ese estado y recuperar la salud, en la mayoría de los casos acompañados de terapeutas que les han ayudado en su proceso, experiencias que, a su vez, sirven de referencia a otras a esa toma de conciencia o, cuanto menos, a plantearse que se puede gestionar la salud y la enfermedad de un modo diferente, sin fármacos ni tratamientos químicos alopáticos y dañinos en la mayoría de los casos, sino por el contrario más saludables, sutiles y eficaces, que aplicar y dar a conocer.