El corazón y las emociones positivas en la salud



Maria Pinar Merino Martin

11/10/2024

Al hablar de inteligencia del corazón nos referimos a que el corazón no solo es un órgano físico, sino que también puede ser visto como un símbolo de intuición y emociones. De hecho, en muchas tradiciones culturales y espirituales de todo el planeta, el corazón representa la conexión con nuestros sentimientos más profundos, la empatía y la sabiduría interna. Fue a partir del florecimiento del racionalismo a ultranza cuando se orientó la brújula hacia el estudio del cerebro, como único órgano capaz de desarrollar la Consciencia e incluso la Conciencia.



Foto de Marek Studzinski en Unsplash
Sin embargo, los avances que se han llevado a cabo en los últimos 25 años en neurocardiología, demuestran que el corazón aporta una forma de inteligencia genuina, que a menudo se contrasta con la lógica racional. Hoy la ciencia sugiere que hay un conocimiento y una comprensión que pueden ser accesibles a través de la intuición y la experiencia emocional.
 
La inteligencia emocional, que incluye la capacidad de reconocer y gestionar nuestras propias emociones y las de los demás, puede estar relacionada con esta inteligencia intuitiva del corazón. Las decisiones que tomamos basadas en sentimientos y experiencias internas pueden ser tan válidas como aquellas basadas en el pensamiento lógico y analítico.
 
En este sentido, desarrollar y confiar en nuestra "inteligencia del corazón" puede ser fundamental para la toma de decisiones, las relaciones interpersonales y el bienestar emocional.
 
Este concepto también se encuentra presente en diversos enfoques de crecimiento personal, espiritualidad y terapias alternativas, donde se enfatiza la importancia de escuchar y seguir nuestro corazón en momentos de incertidumbre o crisis.

Los últimos descubrimientos

La neurocardiología es un campo de estudio que explora la interrelación entre el sistema nervioso y el sistema cardiovascular, destacando cómo el corazón y el cerebro se comunican mutuamente y cómo esta comunicación afecta a nuestra salud. A continuación, se presentan algunos descubrimientos clave en este campo: 
Cerebro del corazón: El corazón tiene un sistema nervioso intrínseco, a menudo denominado "cerebro del corazón", que consiste en una red de alrededor de 40.000 neuronas. Esta red permite que el corazón no solo responda a señales del cerebro, sino que también envíe información de vuelta al sistema nervioso central, influyendo en nuestras emociones y en nuestro estado de ánimo.
Además, el cerebro del corazón tiene la capacidad de aprender, recordar, tomar decisiones… exactamente como el cerebro de la cabeza.
Hoy se considera que el 65% de las células del cerebro no son células musculares sino neuronas. 
Interacción emocional y salud cardiovascular: Investigaciones han demostrado que las emociones y el estrés pueden tener un impacto significativo en la salud del corazón. El estrés emocional, por ejemplo, puede desencadenar arritmias y otros problemas cardíacos. La conexión entre el corazón y el cerebro sugiere que el bienestar emocional es crucial para la salud cardiovascular. 
Eje corazón-cerebro: Existe una comunicación bidireccional entre el corazón y el cerebro. Las señales del corazón pueden influir en la actividad cerebral y viceversa. Por ejemplo, el ritmo cardíaco puede afectar la forma en que percibimos el estrés y la ansiedad. Esta interrelación es fundamental en condiciones como la fibrilación auricular y otros trastornos cardiovasculares. La ciencia afirma que el corazón envía más información al cerebro que viceversa. 
El papel de la variabilidad de la frecuencia cardíaca (VFC): La VFC es un indicador de la capacidad del cuerpo para adaptarse al estrés y las demandas emocionales. Se ha encontrado que una VFC alta está asociada con una mejor salud mental y emocional, así como con un menor riesgo de enfermedades.
También se ha demostrado en laboratorio que las emociones positivas generan ondas coherentes que llegan a todos los órganos del cuerpo y que las emociones negativas, en cambio, producen ondas caóticas. 
Neuroplasticidad y rehabilitación cardíaca: La neurocardiología también ha explorado cómo la rehabilitación cardíaca puede beneficiar al sistema nervioso. Programas de ejercicios y técnicas de manejo del estrés no solo mejoran la salud del corazón, sino que pueden incluso modificar la estructura y función del cerebro, promoviendo la neuroplasticidad.  Investigación en dispositivos implantables: Algunos estudios están investigando la posibilidad de utilizar dispositivos implantables que no solo monitorean la actividad cardíaca, sino que también pueden influir en la actividad cerebral, abriendo nuevas vías para el tratamiento de trastornos como la depresión o la ansiedad en pacientes cardíacos.  Conexiones neurales: La investigación ha demostrado conexiones entre las áreas del cerebro que regulan las emociones y el control del sistema cardiovascular. El sistema límbico, que juega un papel crucial en la regulación de las emociones, está vinculado estrechamente con la función cardíaca. 
Estos descubrimientos tienen importantes implicaciones para la medicina, sugiriendo que un enfoque holístico que integre la salud mental y cardiovascular puede ser esencial para mejorar la calidad de vida y el bienestar general. La neuro cardiología sigue siendo un campo emergente, y a medida que se realicen más investigaciones, es probable que se descubran aún más vínculos entre el cerebro y el corazón.

Relación entre los teloneros y las emociones positivas

Foto de Darius Bashar en Unsplash
La relación entre los telómeros y las emociones positivas, especialmente en el contexto de la salud del corazón, es un área de investigación fascinante en la biología y la psicología. Los telómeros son estructuras en los extremos de los cromosomas que protegen la información genética y se acortan cada vez que una célula se divide. Este acortamiento está asociado con el envejecimiento celular y con la aparición de diversas enfermedades.
 
Por otro lado, se ha comprobado que las emociones positivas alargan los telómeros. Así las investigaciones demuestran como la alegría, la gratitud y el amor, pueden tener efectos significativos en la salud física y mental. Algunos estudios sugieren que experimentar emociones positivas puede contribuir a una mejor salud no solo cardiovascular sino general y a un envejecimiento más saludable, lo que podría influir en la longevidad de los telómeros. 
Efecto del Estrés: El estrés crónico se ha relacionado con el acortamiento de los telómeros. Las emociones positivas pueden ayudar a mitigar el estrés, lo que, a su vez, podría proteger la longitud de los telómeros.  Estilo de Vida Saludable: Las personas que cultivan emociones positivas suelen adoptar estilos de vida más saludables, lo que incluye mejores hábitos de alimentación, ejercicio regular y abstinencia de hábitos nocivos, todos los cuales pueden tener un impacto positivo en la longitud de los telómeros.  Inflamación: Se ha sugerido que las emociones positivas pueden reducir la inflamación en el cuerpo. La inflamación crónica está relacionada con el acortamiento de los telómeros y con numerosas enfermedades.  Interacción Social: Las emociones positivas a menudo están relacionadas con interacciones sociales saludables y conexiones interpersonales, que también se han asociado con una mejor salud física y mental.  Mecanismos Psicológicos: Existe evidencia de que las actitudes y las emociones positivas pueden influir en las respuestas biológicas del cuerpo, como la producción de hormonas y neurotransmisores que afectan la salud general. 
Aunque las investigaciones siguen desarrollándose, hoy se puede afirmar que hay una relación potencial entre las emociones positivas y la salud, longitud y longevidad de los telómeros, lo que podría tener implicaciones significativas para la salud de la persona y el envejecimiento en general. Mantener una actitud positiva, poner el foco en el corazón, gestionar los desafíos que nos presenta la vida activando el cerebro del corazón y potenciar la Inteligencia del Corazón sin las interferencias de la mente condicionada por las memorias guardadas en el cerebro de la cabeza nos permitirá gestionar el estrés de modo más beneficioso… eso influiría en la longitud de los telómeros y, por ende, en la salud del cuerpo físico a largo plazo.






Artículo leído 55 veces

Otros artículos de esta misma sección