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Sabemos que la palabra hablada puede ser un arma o una rosa. Depende de cada cual la elección que haga al respecto; pero quizás pocos reparen en que la palabra tiene una causa primera: el pensamiento. Somos lo que pensamos, transformado por el verbo.
El libre albedrío otorga al ser humano la facultad de hacer estas dos cosas de manera consciente o inconsciente. Si aquieto mi respiración y la hago más profunda, rítmica y prolongada se aquietan al tiempo mi cuerpo y ánimo; si aquieto los ruidos de la mente y no le otorgo poder al pensamiento, puedo alcanzar la paz.
Ser impecable con el pensamiento es una decisión que beneficia tanto a quien la toma como a quienes le rodean. Pensar una cosa, decir otra; hacer distinto y emitir diferente de es sencillamente una locura. Sin embargo, en muchas ocasiones la cosa funciona así.
Veinte años atrás navegando por Internet buscando un manual sobre el arte de buen pensar, tuve la fortuna de encontrarme con la página del doctor en oftalmología, Iván Seperiza Pascuali (http://mundomejorchile.com/manual.htm).
Este doctor, con el que mantuve contacto y al que vengo siguiendo desde entonces, lleva publicados cerca de seiscientos escritos; relacionados de una u otra manera con la necesidad de un cambio respecto del automatismo que impregna la mayor parte de lo que pensamos.
He de admitir que algunos de los escritos del doctor Seperiza puedan resultar chocantes. No obstante, en lo fundamental aporta evidencias de la manera en la que el pensamiento influye en el estado de ánimo y salud, a la vez que aconseja la práctica de la constancia en el arte del buen pensar, desde el Repetita Iuvant o “las repeticiones son útiles”.
El ser humano, de acuerdo con Seperiza, tiene como promedio entre un setenta y un noventa y cinco por ciento de pensamientos basura; la mayor parte además repetitivos y muy molestos. Apenas el cinco por ciento de pensamientos restantes, afirma, pueden y deben utilizarse para reprogramar la mente y hacer del mundo un lugar mejor.
El libre albedrío otorga al ser humano la facultad de hacer estas dos cosas de manera consciente o inconsciente. Si aquieto mi respiración y la hago más profunda, rítmica y prolongada se aquietan al tiempo mi cuerpo y ánimo; si aquieto los ruidos de la mente y no le otorgo poder al pensamiento, puedo alcanzar la paz.
Ser impecable con el pensamiento es una decisión que beneficia tanto a quien la toma como a quienes le rodean. Pensar una cosa, decir otra; hacer distinto y emitir diferente de es sencillamente una locura. Sin embargo, en muchas ocasiones la cosa funciona así.
Veinte años atrás navegando por Internet buscando un manual sobre el arte de buen pensar, tuve la fortuna de encontrarme con la página del doctor en oftalmología, Iván Seperiza Pascuali (http://mundomejorchile.com/manual.htm).
Este doctor, con el que mantuve contacto y al que vengo siguiendo desde entonces, lleva publicados cerca de seiscientos escritos; relacionados de una u otra manera con la necesidad de un cambio respecto del automatismo que impregna la mayor parte de lo que pensamos.
He de admitir que algunos de los escritos del doctor Seperiza puedan resultar chocantes. No obstante, en lo fundamental aporta evidencias de la manera en la que el pensamiento influye en el estado de ánimo y salud, a la vez que aconseja la práctica de la constancia en el arte del buen pensar, desde el Repetita Iuvant o “las repeticiones son útiles”.
El ser humano, de acuerdo con Seperiza, tiene como promedio entre un setenta y un noventa y cinco por ciento de pensamientos basura; la mayor parte además repetitivos y muy molestos. Apenas el cinco por ciento de pensamientos restantes, afirma, pueden y deben utilizarse para reprogramar la mente y hacer del mundo un lugar mejor.
Consejos sobre el buen pensar
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De sus escritos y mi propia experiencia llego a la conclusión de que:
El buen pensar se nutre de buenos pensamientos. No es conveniente luchar contra los pensamientos que perturban, al tiempo que conviene evitar engordarlos. Evitar la palabra NO (la mente no entiende el NO) Disciplina y hábitos amigables con uno mismo Poner atención en cada instante a lo que se esté haciendo (Consciencia). Evitar culpabilizarse. La culpa es una creencia. Respeta la ley y actúa en conciencia. Practicar la generosidad con uno mismo y con los demás Apasionarse por la vida y hacerla asimétrica. Si actúas como ayer la respuesta va a ser igual a la de ayer. Para que la respuesta sea distinta, actúa distinto; de lo contrario se manifestará de manera simétrica y por tanto igual a la de días anteriores. El pensar lleva al sentir. Da igual que sea cierto o no lo que pienses; la cabeza no distingue lo real de lo imaginado. El corazón no miente; sin embargo, sí se perturba por lo pensado.
Parloteo mental
(Cinco frases tomadas de WIKIPEDIA. Me he tomado la libertad de hacer alguna adaptación)
Es muy conveniente evitar decirse a uno mismo cosas tales como:
Nadie me quiere (generalización excesiva) Sé van a reír o se ríen de mí (como si tuviésemos la facultad de leer o escuchar el pensamiento ajeno) Me va a ir mal (como si fuésemos capaces de adivinar el futuro) Soy un tonto, un imbécil (catastrofismo, generalización excesiva, etiquetado) Es muy conveniente evitar decirse a uno mismo cosas tales como:
Tengo un problema y no lo puedo resolver a pesar de que lo intento; no tiene solución (llegar a conclusiones de «todo o nada»)
Reflexiones
Pensamientos erróneos llevan a creencias erróneas
Cualquier creencia que produzca dolor o intranquilidad seguramente no es cierta y debe de ser revisada. ¿Cómo se sabe esto?: cuando ante una misma situación uno cree una cosa y otro cree otra; las dos son ciertas y no ciertas a un tiempo. Sabemos sin embargo que una buena acción jamás da por fruto moral un sufrimiento. Si plantas semillas de buenas acciones, eso va a ser lo que recojas.
Renuncia al sufrimiento; al dolor no puedes
El dolor es inevitable y tiene una labor preventiva. El sufrimiento es una decisión: la de permanecer en el dolor, aun cuando este ya no se manifieste.
Piensa amablemente
Se puede y se debe de aprender a pensar amablemente. El subconsciente, para nuestra fortuna, se moldea desde el consciente. Las repeticiones son útiles, pese a que en la enseñanza primera de nuestras vidas el profesor pueda haber sido tan o más ignorante que nosotros. Pensar amablemente implica, no obstante, la responsabilidad de asumir la certeza de saberme el único responsable de cuanto siento. Podrían quitarme la vida física y no hacerlo no obstante con la capacidad de experimentar pensamientos, emociones, sentimientos, que seguirían siendo patrimonio de la voluntad ultima.
¿Debe por tanto uno aceptar todo cuanto le venga sin rechistar? Cada cual puede aceptar lo que entienda o sienta que debe de aceptar. ¿Esto implica que cuando venga el golpe no vayamos a apartarnos? Al contrario. La responsabilidad no debe de estar reñida con la sensatez. Se debe de asumir aquello que uno sienta desde lo más profundo de la conciencia; pero si se ve venir el golpe, lo más sensato es evitarlo y no repetir la experiencia.
Si apenas llegásemos a evitar el uno por ciento de los pensamientos basura que nos piensan o pensamos, aportaríamos una paz de valor incalculable al mundo.
Tal vez la mayor contribución en estos tiempos del Covid sea hacer apenas ruido con lo aquello que pensamos.
Cualquier creencia que produzca dolor o intranquilidad seguramente no es cierta y debe de ser revisada. ¿Cómo se sabe esto?: cuando ante una misma situación uno cree una cosa y otro cree otra; las dos son ciertas y no ciertas a un tiempo. Sabemos sin embargo que una buena acción jamás da por fruto moral un sufrimiento. Si plantas semillas de buenas acciones, eso va a ser lo que recojas.
Renuncia al sufrimiento; al dolor no puedes
El dolor es inevitable y tiene una labor preventiva. El sufrimiento es una decisión: la de permanecer en el dolor, aun cuando este ya no se manifieste.
Piensa amablemente
Se puede y se debe de aprender a pensar amablemente. El subconsciente, para nuestra fortuna, se moldea desde el consciente. Las repeticiones son útiles, pese a que en la enseñanza primera de nuestras vidas el profesor pueda haber sido tan o más ignorante que nosotros. Pensar amablemente implica, no obstante, la responsabilidad de asumir la certeza de saberme el único responsable de cuanto siento. Podrían quitarme la vida física y no hacerlo no obstante con la capacidad de experimentar pensamientos, emociones, sentimientos, que seguirían siendo patrimonio de la voluntad ultima.
¿Debe por tanto uno aceptar todo cuanto le venga sin rechistar? Cada cual puede aceptar lo que entienda o sienta que debe de aceptar. ¿Esto implica que cuando venga el golpe no vayamos a apartarnos? Al contrario. La responsabilidad no debe de estar reñida con la sensatez. Se debe de asumir aquello que uno sienta desde lo más profundo de la conciencia; pero si se ve venir el golpe, lo más sensato es evitarlo y no repetir la experiencia.
Si apenas llegásemos a evitar el uno por ciento de los pensamientos basura que nos piensan o pensamos, aportaríamos una paz de valor incalculable al mundo.
Tal vez la mayor contribución en estos tiempos del Covid sea hacer apenas ruido con lo aquello que pensamos.
Sugerencias para un mejor pensar
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Cuando estés nervioso saliva abundantemente, piensa en un limón. La salivación relaja. También prueba a bostezar a mandíbula batiente, incluso sin ganas. Enfría el cerebro y tranquiliza. Ríete a carcajada limpia, aunque no tengas ganas. Camina, abraza, acaricia un árbol. Canta, baila; habla con tu mejor amigo/a. Descálzate y toca tierra unos instantes. Materia (mater, madre que acoge y transmuta). Repite este mantra: me amo, me acepto y me libero.
Alimentación Consciente
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La alimentación influye en la salud y en lo que pensamos. Por ello:
Come en relax y armonía
Evita beber durante la comida; si lo haces y puedes bebe agua. Deja el vino o la cerveza para otras ocasiones.
Mastica despacio.
Si puedes haz además esto de manera consciente:
Respira consciente
Medita consciente
Sonríe consciente
Lee consciente
Habla consciente
Contribuye a tu bien y al de los demás consciente.
Un abrazo, buen día.
Come en relax y armonía
Evita beber durante la comida; si lo haces y puedes bebe agua. Deja el vino o la cerveza para otras ocasiones.
Mastica despacio.
Si puedes haz además esto de manera consciente:
Respira consciente
Medita consciente
Sonríe consciente
Lee consciente
Habla consciente
Contribuye a tu bien y al de los demás consciente.
Un abrazo, buen día.