A medida que los países vuelven a abrirse después del confinamiento, casi general, que ha tenido a millones de personas aisladas en sus hogares, las personas se preguntan cuál será la nueva normalidad. A través de la información que nos brindan los medios de comunicación, asistimos cada día a la creciente inquietud social, muchas personas se niegan a cumplir con la reapertura y rechazan las restricciones, como el distanciamiento social o el uso obligatorio de las mascarillas en cualquier contexto. Se producen manifestaciones de protesta que abarcan a todo el planeta.
Hay muchos niveles de conciencia y la percepción de la realidad que estamos viviendo también es diferente en cada uno. Interpretamos la realidad, no como un colectivo, sino como individuos con estructuras mentales diferentes en función de las creencias, la educación, la situación económica, la salud, etc. pero, si lo deseamos, nuestros corazones pueden encontrar armonía entre sí apoyándose mutuamente en un destino compartido.
Es en el corazón donde accedemos a las cualidades centrales del amor, la compasión, el cuidado, la bondad, el perdón y el aprecio que nos elevan por encima de la separación, el juicio, la crítica y la culpa. El obligado “retiro espiritual” al que hemos estado siendo sometidos, nos ha permitido a muchas personas iniciar un viaje hacia el interior para buscar las respuestas que externamente no nos satisfacían.
En ese reencuentro con el interior muchas personas han experimentado la fortaleza que les proporciona el generar pensamientos, emociones y sentimientos positivos y han podido reconocer-se que ésa es su verdadera esencia, que eso es lo que realmente somos y no desean volver a la normalidad anterior.
Al demostrar intencionalmente estas cualidades del corazón en nuestras vidas, a medida que salimos del aislamiento, tenemos una oportunidad única de continuar despertando el cuidado y el deseo natural y compasivo de nuestro corazón para crear el futuro juntos en armonía. Sí, se necesita un poco de energía para practicar, pero no tanto como para recuperar el estrés y los problemas de salud que se derivan de no incluir las cualidades y la orientación de nuestro corazón en nuestras interrelaciones personales y en la elección de nuestras decisiones.
Muchas personas están convencidas de que, si volvemos a la anterior “normalidad”, entonces volveremos en muy poco tiempo a crear las condiciones insalubres que nos han llevado a la actual crisis. No desean volver a una sociedad competitiva que pone el dinero y los beneficios por encima de las personas; no desean unas relaciones basadas en el interés o en el afán de poder; no desean vivir alejados de la naturaleza y, sobre todo, no desean las consecuencias que ese modelo (ya obsoleto) trae a sus vidas: aislamiento, separación, enfermedad, dolor, pobreza, enfermedad, frustración… y, sobre todo, estrés. Esa lacra de nuestro tiempo que ha dominado todos los procesos y se ha colado en todos los ámbitos sociales y que afecta al ser humano ya desde la infancia.
Hay movimientos sociales y personas individuales que creen que es posible crear algo nuevo juntos, un nuevo modelo más respetuoso con la vida, mejorando las relaciones con los demás, con la naturaleza y con todos los seres vivos. Ellos son conscientes de los retos que presentarán esos cambios, pero saben que pueden afrontarlos para tomar las decisiones más adecuadas y convenientes para todos si se apoyan en la sabiduría de su corazón, si recuperan la consciencia que en su día tuvieron los seres humanos y vuelven a sentirse como parte de la gran familia de la humanidad y habitando la casa común que es el planeta Tierra.
Las investigaciones que llevan a cabo los científicos del Proyecto de Coherencia Global, que recogen datos de catorce grandes ordenadores y sensores repartidos por todo el planeta, indican que los campos energéticos de la Tierra resuenan y amplifican la energía colectiva que emiten los seres humanos y especialmente la que generan desde el corazón.
Manejar nuestras energías mentales y emocionales, movernos con consciencia de que estamos todos interrelacionados y somos interdependientes, y poner más compasión y amabilidad en todo cuanto hagamos, este momento ayudará a continuar la activación de un mayor campo energético proveniente de la energía del corazón en toda la humanidad, un propósito clave del cambio. Juntos podemos aprovechar esta oportunidad obvia y sin precedentes para co-crear nuevos paradigmas que se apliquen como una nueva normalidad, un mundo en el que es de sentido común, el bien común y la cooperación serán los puntos cardinales.
Hay muchos niveles de conciencia y la percepción de la realidad que estamos viviendo también es diferente en cada uno. Interpretamos la realidad, no como un colectivo, sino como individuos con estructuras mentales diferentes en función de las creencias, la educación, la situación económica, la salud, etc. pero, si lo deseamos, nuestros corazones pueden encontrar armonía entre sí apoyándose mutuamente en un destino compartido.
Es en el corazón donde accedemos a las cualidades centrales del amor, la compasión, el cuidado, la bondad, el perdón y el aprecio que nos elevan por encima de la separación, el juicio, la crítica y la culpa. El obligado “retiro espiritual” al que hemos estado siendo sometidos, nos ha permitido a muchas personas iniciar un viaje hacia el interior para buscar las respuestas que externamente no nos satisfacían.
En ese reencuentro con el interior muchas personas han experimentado la fortaleza que les proporciona el generar pensamientos, emociones y sentimientos positivos y han podido reconocer-se que ésa es su verdadera esencia, que eso es lo que realmente somos y no desean volver a la normalidad anterior.
Al demostrar intencionalmente estas cualidades del corazón en nuestras vidas, a medida que salimos del aislamiento, tenemos una oportunidad única de continuar despertando el cuidado y el deseo natural y compasivo de nuestro corazón para crear el futuro juntos en armonía. Sí, se necesita un poco de energía para practicar, pero no tanto como para recuperar el estrés y los problemas de salud que se derivan de no incluir las cualidades y la orientación de nuestro corazón en nuestras interrelaciones personales y en la elección de nuestras decisiones.
Muchas personas están convencidas de que, si volvemos a la anterior “normalidad”, entonces volveremos en muy poco tiempo a crear las condiciones insalubres que nos han llevado a la actual crisis. No desean volver a una sociedad competitiva que pone el dinero y los beneficios por encima de las personas; no desean unas relaciones basadas en el interés o en el afán de poder; no desean vivir alejados de la naturaleza y, sobre todo, no desean las consecuencias que ese modelo (ya obsoleto) trae a sus vidas: aislamiento, separación, enfermedad, dolor, pobreza, enfermedad, frustración… y, sobre todo, estrés. Esa lacra de nuestro tiempo que ha dominado todos los procesos y se ha colado en todos los ámbitos sociales y que afecta al ser humano ya desde la infancia.
Hay movimientos sociales y personas individuales que creen que es posible crear algo nuevo juntos, un nuevo modelo más respetuoso con la vida, mejorando las relaciones con los demás, con la naturaleza y con todos los seres vivos. Ellos son conscientes de los retos que presentarán esos cambios, pero saben que pueden afrontarlos para tomar las decisiones más adecuadas y convenientes para todos si se apoyan en la sabiduría de su corazón, si recuperan la consciencia que en su día tuvieron los seres humanos y vuelven a sentirse como parte de la gran familia de la humanidad y habitando la casa común que es el planeta Tierra.
Las investigaciones que llevan a cabo los científicos del Proyecto de Coherencia Global, que recogen datos de catorce grandes ordenadores y sensores repartidos por todo el planeta, indican que los campos energéticos de la Tierra resuenan y amplifican la energía colectiva que emiten los seres humanos y especialmente la que generan desde el corazón.
Manejar nuestras energías mentales y emocionales, movernos con consciencia de que estamos todos interrelacionados y somos interdependientes, y poner más compasión y amabilidad en todo cuanto hagamos, este momento ayudará a continuar la activación de un mayor campo energético proveniente de la energía del corazón en toda la humanidad, un propósito clave del cambio. Juntos podemos aprovechar esta oportunidad obvia y sin precedentes para co-crear nuevos paradigmas que se apliquen como una nueva normalidad, un mundo en el que es de sentido común, el bien común y la cooperación serán los puntos cardinales.
Práctica: Enfoque de atención para irradiar amor y aprecio.
Imagen de autumnsgoddess0 en Pixabay
Focaliza tu atención en el corazón. Imagina que respiras a través de él. Para activar la energía de tu corazón evoca, durante unos minutos, la imagen de alguien cercano que te inspira amor, ternura, bondad, respeto… y cualquier otro sentimiento positivo. Siente que inspiras y espiras esas emociones bañándote en ellas por completo. Siente que tu corazón se conecta con otras personas en todo el planeta que también están enviando Amor, cuidado y compasión a aquellos que sufren de problemas de salud o financieros u otros desafíos personales y sociales extremos durante estos tiempos. Comprométete contigo mismo a estar atento para reemplazar las reacciones de juicio, separación, confrontación, etc. para reemplazarlas por aceptación, confianza, apertura, amabilidad, cooperación, paz… por el bien del conjunto. Ahora, imagínate a tus células respirando una energía común, creando sentimientos de una conexión más profunda con el espíritu de la naturaleza y de la Madre Tierra. Esto ayuda a fundamentar y equilibrar nuestras viejas energías mentales y emocionales, acallando el ruido de nuestra mente para alcanzar un discernimiento más claro y generar elecciones más efectivas. Termina imaginando que cientos, miles de personas en todo el mundo continúan despertando y recreando estos sentimientos cardíacos que muchos están experimentando, como el amor, la compasión, la amabilidad y la cooperación, y especialmente el deseo incondicional de servir. Y que esa energía envuelve al planeta y llega a todos los rincones. Hay suficientes personas despertando para evitar que las viejas actitudes y percepciones retrocedan hasta donde estaban antes del virus. Es nuestra responsabilidad individual y colectiva mantener este impulso cardíaco y dejar que se convierta en nuestra línea de base para crear y prosperar en un mundo de mayor paz, justicia y sostenibilidad. El amor puede crear tales cosas, pero tenemos que elegirlo como agente transformador de nuestra vida, en primer lugar y después como el primer paso hacia la transformación social y global que nuestro mundo necesita.
Puedes practicar este ejercicio de enfoque de atención en los siguientes días, durante apenas 5 minutos cada día para ayudar a elevar y mantener el entorno del campo de energía que te rodea, que abarca a tu familia, tus amigos, tus seres queridos y todo el planeta.
María Pinar Merino
Fuente: Instituto HeartMath
Puedes practicar este ejercicio de enfoque de atención en los siguientes días, durante apenas 5 minutos cada día para ayudar a elevar y mantener el entorno del campo de energía que te rodea, que abarca a tu familia, tus amigos, tus seres queridos y todo el planeta.
María Pinar Merino
Fuente: Instituto HeartMath