Descubrimientos de la ciencia sobre la inteligencia del cerebro del corazón



Maria Pinar Merino Martin

13/04/2025

Científicos del Instituto HeartMath, de la Universidad de Standford en Estados Unidos, y del Instituto para el Desarrollo de la Conciencia, o de la Universidad de Waterloo en Canadá, y también la Universidad de Oxford en Inglaterra, y otras instituciones de prestigio, llevan desde 2003 publicando el resultado de algunas de sus investigaciones en neurocardiología. Recogemos aquí algunos de sus descubrimientos



Foto de Stefano Bucciarelli en Unsplash
El cerebro del corazón: Las últimas investigaciones en cardio-neurología han confirmado que el corazón tiene un sistema nervioso con más de 40.000 neuronas. Se creyó durante mucho tiempo que estaba compuesto por una única fibra muscular, pero hoy se sabe que cerca del 65% de esas células son neuronas, que forman parte de una extensa red de neurotransmisores, proteínas y células de apoyo, lo que lo confirma como un sistema nervioso independiente y perfectamente desarrollado.
 
La inteligencia del corazón: Las estructuras neuronales del corazón son capaces de tomar decisiones, de aprender, de recordar, de percibir y de generar respuestas de forma independiente al cerebro. 
 
El cerebro y el corazón están conectados. La conexión se lleva a cabo en varios niveles: Neurológicamente: El corazón envía al cerebro información mediante la transmisión de impulsos nerviosos. Es el reloj biológico más potente del organismo, el único órgano con la facultad de activar o inhibir ciertas partes del cerebro según lo requieran las circunstancias. Según parece el corazón envía más información al cerebro que, al contrario, lo que afecta a nuestra percepción de la realidad y a nuestras reacciones. Bioquímicamente: El corazón se convierte en una glándula capaz de generar hormonas y neurotransmisores. Por ejemplo: oxitocina, que es popularmente conocida como hormona del amor o de la felicidad; pero también es capaz de inhibir la producción de cortisol u hormona del estrés. En el corazón se produce también ANF (Atriol Neuratic Factor), una hormona que afecta al sistema límbico y a todo el cerebro emocional, a las áreas de la memoria o el aprendizaje y que propicia el equilibrio general del cuerpo: la homeostasis. Biofísicamente: Merced a las ondas de presión. El ritmo cardiaco y sus variaciones envían información no sólo al cerebro sino al resto del cuerpo. Energéticamente: Se ha podido medir el campo electromagnético del corazón, descubriéndose que es el más potente de todos los órganos del cuerpo, unas 5.000 veces más intenso que el del cerebro. Ese campo magnético es sensible y varía en función del estado emocional de la persona, se extiende entre dos y cuatro metros alrededor de cada individuo lo que le configura como una herramienta de comunicación energética con otros seres humanos.

La coherencia o el caos

Así pues, según estas investigaciones se ha comprobado que la información llega en primer lugar al cerebro del corazón y éste la transmite al cerebro de la cabeza. También se ha podido corroborar que las ondas cerebrales se sincronizan con las variaciones del ritmo cardiaco.
 
La Variabilidad de la Frecuencia Cardiaca (VFC) mide las señales eléctricas que emite el corazón, los resultados son recogidos en unas gráficas. Así se han descubierto dos tipos de ondas:
 
Armónicas (coherentes): que se generan cuando la persona tiene emociones positivas (amor, compasión, confianza, apertura, solidaridad, respeto, generosidad, comunicación, alegría, etc.). Caóticas: generadas cuando la persona está presa de emociones negativas (rabia, enfado, miedo, resentimiento, envidia, frustración, agotamiento, nerviosismo, etc.).
 
Las ondas eléctricas suelen ser irregulares, pero cuando la altura de las curvas se repite regularmente la persona alcanza un estado de coherencia cardiaca que es transmitida como una señal al neocórtex, y éste lo envía al resto de los sistemas: nervioso central, simpático y parasimpático, hormonal, etc.
 
La coherencia cardiaca genera salud, estados de eficiencia y creatividad. Aprendiendo a generar emociones y pensamientos positivos se generan trenes de ondas eléctricas que Patrick Drouot ha convertido en longitudes de onda y ha creado sonidos que provocan la coherencia en la variabilidad de la frecuencia cardiaca, es la melodía que emite el corazón. Esta música está siendo utilizada en estudiantes, deportistas de élite, en formación, etc. y los resultados son muy positivos.
 
Podríamos decir que el corazón genera un estado de conciencia inteligente, activa centros superiores de percepción, e interpreta la realidad sin apoyarse en la memoria.
Eso significa que nos podemos liberar de las cadenas a las que nos tiene sometidos la mente mediante la activación de las viejas memorias que actúan de forma a veces inconsciente. Cuando vivimos un hecho que tiene un “colorido emocional” similar a alguna experiencia pasada, nuestro cerebro emocional envía la información archivada a nuestro consciente para que éste tome una postura. Esa respuesta llega a gran velocidad y nuestra parte racional interpreta la realidad basándose en los datos de experiencias anteriores, lo que nos impide tener una percepción exacta de la situación.
 
En cambio, el cerebro del corazón no se apoya en experiencias pasadas y por lo tanto no interpreta la realidad, no la compara, no la enjuicia, no hace una valoración ni busca una finalidad, sino que se centra en el presente, en el aquí y el ahora, algo que los seres humanos buscamos a través de distintas técnicas tanto de Oriente como de Occidente. Podríamos decir que es un estado de percepción similar al de los niños, con apertura.
 
Actualmente la Psicología Positiva, es una rama de la psicología que se está desarrollando en los últimos años y que busca comprender, a través de la investigación científica, los procesos que subyacen en las cualidades y emociones positivas del ser humano, y está aportando datos interesantes que corroboran las nuevas teorías en cardio-neurología.

Cualidades del Corazón

El corazón es capaz de generar y poner en práctica pensamientos y emociones positivas, provoca estados de confianza y apertura hacia el otro, se puede aprender a escuchar desde el corazón lo que significa ausencia total de juicio o crítica, también a hablar desde el corazón buscando la cooperación, la tendencia a la unión. Desde el corazón resulta más fácil alinear nuestra atención (percepción externa) con la intención (percepción interna) para finalmente llegar a la acción (respuesta). La paciencia, el coraje, el valor, la ausencia de miedos, la facilidad para aceptar las diferencias, la flexibilidad, la aceptación de los cambios.

¿Cómo activar el cerebro del Corazón?

Foto de Darius Bashar en Unsplash
En primer lugar, dejando a la mente el papel de observador, convirtiéndonos en testigos de nuestros pensamientos y emociones sin juzgarlos. Después hemos de elegir pensamientos y emociones que nos hacen sentir bien y mantenernos en ellos todo el tiempo que nos sea posible, con consciencia. De ese modo es más fácil abrir la puerta a las “corazonadas” que no son sino la manifestación de la intuición, de la sabiduría interior.
 
La percepción del corazón nos permitirá darnos cuenta de que el origen de nuestras reacciones y emociones no está tanto en lo que sucede en el exterior como lo que se generar dentro de nosotros mediante las respuestas de una mente condicionada.
 
En un mundo de relaciones complejas como en el que vivimos es imposible mantener el control de todas las situaciones, no podemos a veces elegir lo que estamos viviendo pues hay más personas implicadas, cada una haciendo uso de su libre albedrío, pero sin embargo sí que podemos decidir de qué forma nos vamos a tomar lo que nos está sucediendo. Esa es realmente la capacidad de libertad que tenemos como seres humanos: Yo no puedo elegir a veces las circunstancias, pero si decido cómo me va a afectar lo que está sucediendo. Mi libertad de elección es dar mi propia respuesta personal.
 
Y también hay prácticas sencillas que nos pueden ayudar a mantener ese estado de coherencia cardiaca que es tan saludable para el ser integral (a nivel físico, energético, emocional, mental y espiritual), como por ejemplo: practicar el silencio, recobrar la conexión con la naturaleza, experimentar la soledad, meditar, orar, contemplar, apreciar, cuidar el entorno (personal y social) y en todos los órdenes, trabajar en grupo puesto que el pequeño grupo es un modelo del tejido embrionario donde se asentará la nueva sociedad, vivir con sencillez, con austeridad, con solidaridad, focalizando la atención en el “ser” no en el “tener”… y cuando no sepas que hacer puedes preguntar a tu corazón: “¿Cómo puedo gestionar mejor tal situación? ¿Cómo puedo superar este problema? ¿Cómo puedo salir con bien de estas circunstancias?
 
Escucha las respuestas a través de tu intuición, de tus corazonadas… serán sugerencias siempre de acción y toda acción produce cambio, transformación.






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