Del homo-sapiens al homo-cordis

¿Estamos asistiendo al nacimiento de un nuevo paradigma?



Maria Pinar Merino Martin

16/06/2019

Los últimos descubrimientos en cardio-neurología nos hacen considerar al corazón desde una nueva dimensión, ha pasado de ser un motor que impulsaba la sangre en nuestro cuerpo, o el centro de la expresión superficial y romántica de emociones a convertirse en el reloj biológico más potente pero además con implicaciones a nivel energético, emocional y mental.



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Hagamos un repaso somero de la evolución de la Consciencia del ser humano desde que hizo su aparición sobre el planeta. Evolución que ha venido marcada por su desarrollo cerebral.
 
Supervivencia física. En el primer estadio el ser humano se enfrenta al reto de la supervivencia, de la superación de las duras condiciones de vida y la adaptación al entorno. Todos sus esfuerzos tenían un único propósito: sobrevivir. Con la aparición del neocórtex surge la inteligencia racional como herramienta fundamental para gestionar su parte instintiva (inconsciente) y su parte emocional (subconsciente). Aparece la inteligencia de contenidos. La información pasa a ocupar un lugar destacado, es poder, da capacidad y el ser humano se enfoca en acumular conocimiento. Las áreas correspondientes a la memoria se potencian y se prima el desarrollo de las ciencias, la producción, el trabajo, la industrialización… la etapa mecanicista con preponderancia del hemisferio cerebral izquierdo. La inteligencia virtual comienza a surgir con fuerza en la segunda mitad del siglo XX. Surgen distintas inteligencias que ayudan al ser humano a conseguir una percepción más global de sí mismo y del mundo. Comienza a hablarse de la faceta relacional del ser humano y de la necesidad de explorar no solamente el mundo que le rodea sino su propio mundo interior.
La inteligencia virtual se desarrolla en paralelo a los avances tecnológicos. El ser humano aprende a manejarse con el pensamiento divergente, a abrir su mente a nuevos enfoques, a descubrir que no sólo hay una solución al problema planteado, sino que se adquiere una visión múltiple que abre una puerta de inmensas posibilidades, por primera vez el cerebro se plantea una idea: “Todo es posible”. Ese pensamiento le ayuda a romper los límites físicos y comienza a explorar en dimensiones más sutiles como el mundo de las energías, de las emociones, de los pensamientos, de los sueños, de las realidades paralelas, las teorías del doble, etc.
El pensamiento Integral. La migración de modelos puramente mentales a modelos biológicos se plantea como una realidad en continuo cambio: todo está vivo y en permanente transformación. La inteligencia ya no se circunscribe al cerebro, sino que se encuentra en todo el cuerpo e incluso en una conciencia externa a él. El pensamiento integral es una forma de pensar que trasciende los límites comúnmente admitidos de nuestras conexiones neuronales.
La coherencia neurocardiovascular. Es la que se genera en lo que se ha dado en llamar “el pequeño cerebro del corazón”, produce salud, funcionamiento armónico de todos los sistemas físicos, estimula la creatividad, la eficiencia, la toma de decisiones sin estar mediatizadas por las memorias antiguas, etc. Se genera cuando la persona activa la estructura neurológica de su corazón mediante la atención y la respiración a través del corazón con sentimientos de amor y autoestima. Los pensamientos positivos generan trenes de ondas eléctricas en el cerebro de alta frecuencia. Patrick Drouot, un investigador francés, ha convertido esas señales eléctricas en longitudes de onda y ha creado un sonido que provoca la coherencia en la variabilidad cardiaca; es decir, ha recogido la melodía que emite el corazón. Utiliza ese código del corazón para trabajar con equipos de liderazgo, de alto rendimiento y deportistas de élite con resultados sorprendentes.

Las frecuencias cardiacas

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Nuestro corazón tiene dos niveles de funcionamiento que se plasman en la frecuencia cardiaca
 
Frecuencia cardiaca armónica: Genera coherencia a nivel psicofísico. Es armoniosa, de ondas amplias y regulares, y toma esa forma cuando la persona tiene emociones y pensamientos positivos, elevados y generosos. Frecuencia cardiaca caótica, desordenada: Se producen ondas incoherentes, irregulares, ondas en espina, etc. Surge con las emociones negativas, con el miedo, la ira o la desconfianza, el rencor y el estrés.
 
Hasta hace poco tiempo se creía que las neuronas solamente se encontraban en nuestro cerebro. Sin embargo, las últimas investigaciones en neuro-cardiología y biología han demostrado que el corazón contiene su propio sistema nervioso, que cuenta con casi 40.000 neuronas, lo que supone el 60-65% de sus células, contando además con una densa red de neurotransmisores, proteínas y células de apoyo que le permiten funcionar como un cerebro independiente al de la cabeza. Y eso nos lleva a plantear una pregunta: ¿Es el corazón un órgano inteligente? ¿Podría influir el corazón en nuestra forma de pensar? ¿Podemos tomar decisiones basándonos en la información que nos llega del corazón?
 
El uso del cerebro del corazón produce coherencia biológica (armonización, equilibrio y funcionamiento correcto de todos los sistemas a nivel físico), genera una inteligencia superior, pues activa zonas del cerebro de la cabeza que potencian la creatividad, el estado de calma, la ausencia de estrés y generando una mejor respuesta a los estímulos que recibimos.
 
El amor del corazón, no es una emoción, es un ESTADO DE CONCIENCIA INTELIGENTE.
 
El cerebro del corazón activa en el cerebro de la cabeza centros superiores de percepción completamente nuevos que interpretan la realidad sin apoyarse en experiencias pasadas. Este nuevo circuito no pasa por las viejas memorias, su conocimiento es inmediato, instantáneo, y por ello, la persona tiene una percepción exacta de la realidad.
 
Así pues, el objetivo para alcanzar una vida más plena sería que la mente nos dijera qué hacer y después se supeditara al cerebro del corazón que nos diría cómo hacerlo. De esta manera activaríamos potencialidades que han sido ignoradas hasta estos momentos.
 
La Psicología Positiva es una rama de la Psicología que busca comprender –a través de la investigación científica- los procesos que subyacen en las cualidades y emociones positivas del ser humano. Deja a un lado las disfunciones y en cambio se centra en observar lo que sucede cuando la persona se encuentra inmersa en pensamientos, emociones y sentimientos positivos.

Potencialidades y frenos

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He aquí algunas de las cualidades y potencialidades que se generan en el corazón:
 
Generación y puesta en práctica de pensamientos y emociones positivas.
Apertura hacia el otro.
Escucha, atención, intención.
Paciencia.
Cooperación.
Confianza.
Aceptación de las diferencias.
Coraje, valor.
Tendencia a la unión.
 
Y he aquí también los frenos que impiden la expresión de todas nuestras potencialidades como seres humanos:
 
Miedos.
Deseos.
Apegos.
Ansia de Dominio o poder.
Soberbia.
Individualismo.
Egoísmo.

¿Como activar el circuito del Corazón?

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El circuito del corazón se ha dado en llamar el circuito superior de la conciencia, según la investigadora Annie Marquier. Ella, como directora del Instituto para el Desarrollo de la Persona, en Quebec (Canadá), aconseja una serie de actitudes y prácticas que favorecerían la aparición de esa inteligencia superior que reside en el corazón:
 
Dejar a la mente el papel de observador.
Convertirnos en testigo de nuestros pensamientos y emociones sin juzgarlos.
Escoger aquellas emociones que nos hacen sentir bien.
Confiar en nuestra intuición.
Reconocer que el origen de nuestras reacciones y emociones no está tanto en lo que sucede en el exterior como en nuestro interior. Cambiar la respuesta habitual (reacción) por una respuesta más serena y meditada que surja del corazón (acción)

Algunas prácticas sencillas aconsejables

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Hemos hablado en otros artículos sobre las potencialidades del corazón de la necesidad de recuperar, como un primer caso la conexión con nosotros mismos, con nuestro interior, el segundo paso sería recuperar la conexión con los demás, con los que nos rodean y el tercer paso sería recuperar la conexión con la naturaleza de la que formamos parte. 

El Camino hacia el Corazón ha sido anunciado por los Maestros de todas las tradiciones espirituales de nuestro planeta, haríamos bien en recordarlo pues son prácticas sencillas y asequibles:
 
Cultiva el silencio.
Conecta con la Naturaleza.
Vive periodos de soledad.
Medita, contempla, ora.
Busca la verdadera belleza.
Vive con sosiego y quietud.
Cuida tu entorno vibratorio. 
Recupera el sentido de lo sagrado. 
Recupera la inocencia al no juzgar. 
Reconoce las sincronicidades en tu vida.
Trabaja en grupo.
Coopera. 
Vive con sencillez. 
Escucha más y habla menos. 
Ten presente que tu Corazón tiene una inteligencia superior, escúchalo y pregúntale cuando no sepas que hacer.






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