¿Qué dice la Convención sobre los Derechos del Niño?
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Es el tratado más ratificado de la historia y los 195 Estados que la han ratificado tienen que rendir cuentas sobre su cumplimiento al Comité de los Derechos del Niño, entre ellos España.
UNICEF resume al respecto; "No hay causa que merezca más alta prioridad que la protección y el desarrollo del niño, de quien dependen la supervivencia, la estabilidad y el progreso de todas las naciones y, de hecho, de la civilización humana".
Bien, pues en dicha convención hay muchos artículos que desdicen con mucho las medidas internacionales -planetarias- que se están tomando en cuestión de medidas de protección del menor. Por ejemplo:
El Art. 3 resume: “Interés superior del niño. Todas las medidas al respecto del niño/a deben estar basadas en la consideración e interés del mismo...”
O el Art. 15 que nos dice: “Libertad de asociación”. Todo niño/a tiene derecho a la libertad de asociación y de celebrar reuniones, siempre que ello no vaya en contra de los derechos de otros”.
¿Creemos de verdad que se ha tenido en cuenta la integridad del niño, al menos en estos dos artículos de los 55 de ese documento, que la defienden y la avalan.
UNICEF resume al respecto; "No hay causa que merezca más alta prioridad que la protección y el desarrollo del niño, de quien dependen la supervivencia, la estabilidad y el progreso de todas las naciones y, de hecho, de la civilización humana".
Bien, pues en dicha convención hay muchos artículos que desdicen con mucho las medidas internacionales -planetarias- que se están tomando en cuestión de medidas de protección del menor. Por ejemplo:
El Art. 3 resume: “Interés superior del niño. Todas las medidas al respecto del niño/a deben estar basadas en la consideración e interés del mismo...”
O el Art. 15 que nos dice: “Libertad de asociación”. Todo niño/a tiene derecho a la libertad de asociación y de celebrar reuniones, siempre que ello no vaya en contra de los derechos de otros”.
¿Creemos de verdad que se ha tenido en cuenta la integridad del niño, al menos en estos dos artículos de los 55 de ese documento, que la defienden y la avalan.
¿Qué está pasando en las escuelas?
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Como psicoterapeuta Infantil yo cuestiono la saludable progresión de la humanidad si empezamos a dividirnos, segregarnos, cogernos miedo unos a otros y no digo nada si dejamos de vernos.
Así, ahora me llegan más correos que nunca de familias desesperadas con la des-implicación de sus hijos e hijas que apenas rinden ya en su Tele-escuela. La realidad que viven es que ya no ven a sus profesores, no reciben enseñanza alguna, no interactúan con sus compañeros, pero se espera de ellos que pasen 18 horas pegados a una pantalla, con el consiguiente deterioro de la vista y del sistema nervioso, y se les exige además que no pierdan la estimulación por el estudio.
Los hogares se convierten en una pugna entre los miembros de la familia por colocarse ante el ordenador o el móvil de turno para subir al drive los resultados, o de lo contrario no te podrán evaluar. Pero… ¿evaluar qué?
Volviendo a la Convención de los Derechos del Niño, por no hablar de los Derechos Humanos. Fijémonos en lo que reza el artículo 29:
“Objetivos de la educación”: El Estado debe reconocer que la educación debe estar orientada a desarrollar la personalidad y las capacidades del niño, a fin de prepararlo para una vida adulta activa, inculcarle el respeto de los derechos humanos elementales y desarrollar su respeto por los valores culturales y nacionales propios y de civilizaciones distintas a la suya”.
¿Cómo se puede evaluar, entonces, sin respetar esos acuerdos establecidos en la escolarización infantil/juvenil? ¿Acaso no estarán evaluando si es efectiva la enseñanza on-line para el futuro? Es decir, para futuros inviernos donde este Retrovirus -modificado genéticamente con unos objetivos claros- aparezca de nuevo encerrándonos con la mordaza puesta en nuestros hogares creándonos de nuevo un hambre de piel, una necesidad humana del otro/a para no enloquecer.
Así, ahora me llegan más correos que nunca de familias desesperadas con la des-implicación de sus hijos e hijas que apenas rinden ya en su Tele-escuela. La realidad que viven es que ya no ven a sus profesores, no reciben enseñanza alguna, no interactúan con sus compañeros, pero se espera de ellos que pasen 18 horas pegados a una pantalla, con el consiguiente deterioro de la vista y del sistema nervioso, y se les exige además que no pierdan la estimulación por el estudio.
Los hogares se convierten en una pugna entre los miembros de la familia por colocarse ante el ordenador o el móvil de turno para subir al drive los resultados, o de lo contrario no te podrán evaluar. Pero… ¿evaluar qué?
Volviendo a la Convención de los Derechos del Niño, por no hablar de los Derechos Humanos. Fijémonos en lo que reza el artículo 29:
“Objetivos de la educación”: El Estado debe reconocer que la educación debe estar orientada a desarrollar la personalidad y las capacidades del niño, a fin de prepararlo para una vida adulta activa, inculcarle el respeto de los derechos humanos elementales y desarrollar su respeto por los valores culturales y nacionales propios y de civilizaciones distintas a la suya”.
¿Cómo se puede evaluar, entonces, sin respetar esos acuerdos establecidos en la escolarización infantil/juvenil? ¿Acaso no estarán evaluando si es efectiva la enseñanza on-line para el futuro? Es decir, para futuros inviernos donde este Retrovirus -modificado genéticamente con unos objetivos claros- aparezca de nuevo encerrándonos con la mordaza puesta en nuestros hogares creándonos de nuevo un hambre de piel, una necesidad humana del otro/a para no enloquecer.
¿Qué dice de esto la Ciencia?
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"Hambre de piel: el fenómeno neurológico que explica por qué la falta de contacto físico en la pandemia de coronavirus también daña la salud".
Este es el titular de un foro internauta (Infobae) sobre últimas investigaciones en psico- neurología.
‘Hambre de piel’ es el término de uso común para lo que en la ciencia se conoce como privación del afecto, que está asociado a una serie de daños psicológicos e incluso físicos para la salud”, dijo Kory Floyd, profesor de comunicación en la Universidad de Arizona especializado en los vínculos entre el afecto táctil y el estrés, la depresión, la soledad y la ansiedad. “La gente que vive sola es más susceptible, y ahora sería razonable argumentar que casi todos somos más susceptibles que lo normal a la falta de tacto y otras formas de conducta afectiva”.
En psicoterapia cuando un paciente me dice que ha dejado de salir al exterior y está perdiendo el contacto visual, corporal con los suyos, cualquiera sabe que está en un estado depresivo de libro, es decir, que si nos deprimimos en esta segregación nuestro sistema inmunológico irá detrás.
Este es el titular de un foro internauta (Infobae) sobre últimas investigaciones en psico- neurología.
‘Hambre de piel’ es el término de uso común para lo que en la ciencia se conoce como privación del afecto, que está asociado a una serie de daños psicológicos e incluso físicos para la salud”, dijo Kory Floyd, profesor de comunicación en la Universidad de Arizona especializado en los vínculos entre el afecto táctil y el estrés, la depresión, la soledad y la ansiedad. “La gente que vive sola es más susceptible, y ahora sería razonable argumentar que casi todos somos más susceptibles que lo normal a la falta de tacto y otras formas de conducta afectiva”.
En psicoterapia cuando un paciente me dice que ha dejado de salir al exterior y está perdiendo el contacto visual, corporal con los suyos, cualquiera sabe que está en un estado depresivo de libro, es decir, que si nos deprimimos en esta segregación nuestro sistema inmunológico irá detrás.
En resumen
Photo by Senjuti Kundu on Unsplash
Con esta reflexión, que ahora compartimos, pretendemos hacer notar que, con independencia de que el covid-19 sea una amenaza para la vida humana, el daño colateral del MIEDO es casi peor consecuencia.
Que los seres humanos no estamos diseñados por la Madre Naturaleza para vivir en el miedo y menos aún aislados unos de otros.
Que los menores tienen todo el derecho a no querer mantener el ritmo que se les propone desde las escuelas, a pesar de las clases on-line, para hacernos creer que el sistema funciona y se puede instalar de ahora en adelante.
Este es el dilema del riesgo/beneficio, pues ¿qué priorizamos en la educación de las generaciones venideras? ¿Qué padre/madre puede permitir que su hijo/a se siente dentro de un cuadrado en el suelo o viva dentro de una caja en su pupitre durante horas sin contacto físico con nadie?
Evidentemente, los sistemas educativos deberían estar diseñados para el crecimiento integral de los alumnos, independientemente del nivel de estudios en los que se encuentre, algo que no parecen tener en cuenta los responsables de ello. Especialmente en los niños es importante no inculcar patrones de desconfianza, de aislamiento y de individualismo pues se ha comprobado a lo largo de la evolución que el contacto humano es fundamental para el desarrollo físico-psíquico y social.
Esperemos que corrijan las deficiencias que se puedan haber producido en este sentido para que no nos lamentemos después de los daños que se pudieran producir en las generaciones futuras. Es prioritario atender a las familias que se encuentran desprotegidas y sin medios tecnológicos para este nuevo modelo tele-escuela-trabajo y los responsables de las administraciones públicas deben dar respuesta urgente a estas necesidades.
Que los seres humanos no estamos diseñados por la Madre Naturaleza para vivir en el miedo y menos aún aislados unos de otros.
Que los menores tienen todo el derecho a no querer mantener el ritmo que se les propone desde las escuelas, a pesar de las clases on-line, para hacernos creer que el sistema funciona y se puede instalar de ahora en adelante.
Este es el dilema del riesgo/beneficio, pues ¿qué priorizamos en la educación de las generaciones venideras? ¿Qué padre/madre puede permitir que su hijo/a se siente dentro de un cuadrado en el suelo o viva dentro de una caja en su pupitre durante horas sin contacto físico con nadie?
Evidentemente, los sistemas educativos deberían estar diseñados para el crecimiento integral de los alumnos, independientemente del nivel de estudios en los que se encuentre, algo que no parecen tener en cuenta los responsables de ello. Especialmente en los niños es importante no inculcar patrones de desconfianza, de aislamiento y de individualismo pues se ha comprobado a lo largo de la evolución que el contacto humano es fundamental para el desarrollo físico-psíquico y social.
Esperemos que corrijan las deficiencias que se puedan haber producido en este sentido para que no nos lamentemos después de los daños que se pudieran producir en las generaciones futuras. Es prioritario atender a las familias que se encuentran desprotegidas y sin medios tecnológicos para este nuevo modelo tele-escuela-trabajo y los responsables de las administraciones públicas deben dar respuesta urgente a estas necesidades.
Luis Arribas de la Rubia
PSICOTERAPEUTA INFANTIL
PSICOTERAPEUTA INFANTIL